III. La mujer de la puerta de al lado.

150 25 4
                                    

Nigel sabía que tenía una vecina sumamente encantadora, Beth. Ella no solo era bonita si no que llamó la atención por ser especialmente carismática, era la chica más perfecta que cualquiera pediría sacada de una película de romance.

Incluso con ella si había hablado como una persona normal, después del incidente del carrito de compras.

"Eso no se vio muy cortés." Beth río.

"Sí eso parece, no muchos suelen serlo con desconocidos."

"Bueno, todos somos vecinos deberíamos intentar hacer esa comunidad."

Beth se acercó a él con una sonrisa cómplice y fingió hablar bajo como si dijera algo muy secreto.

"Los vecinos dicen que es el tipo de chico que ni loco sabría como estar en un panal de abejas, no es ese tipo de persona."

"Pues en esta vida si no te adaptas te jodes." dijo divertido.

Beth pareció meditarlo también contenta de coincidir pero algo en ella sostenía lo contrario.

"No tanto así, es algo peculiar pero probablemente hay que conocer si hay algo detrás de esa cara dura hacia la gente, trabajo con niños, todo siempre viene de un problema."

La chica respiró contenta por su propia deducción y se despidieron.

Nigel nunca pensó tener un problema con alguien así hasta hoy. Cuando regresó del trabajo cansado, en especial por trabajar en domingo pensó en visitar a su nuevo "amigo", incluso si no hablaban podría proponer una película para pasar el rato en silencio y saber más sobre ese inquilino.

Cuando la vio entrar, a su departamento con toda confianza y ambos estaban muy sonrientes, sacó un cigarro aunque no estaba permitido fumar dentro de las instalaciones y se sentó en las escaleras.

Adam le había mentido, él no tenía ningún problema, menos si tenía a una chica y coqueteando tan tranquilamente, no pasabas a una chica a tu casa porque si. Estaba harto y no cualquiera le mentía y salía ileso, menos un rarito inadaptado que al parecer no lo era, solo un buen mentiroso para librarse de los problemas y quedar bien.

Cuando escucho una puerta abrirse y en efecto era la 2A. Esperó hasta que Beth salió de ahí, él ya había acabado su cigarro desde hace tiempo aplastandolo en la alfombra, luego le reclamarian por eso si se enteraban que fue el.

Antes de que Adam que estaba embobado mirando cómo se iba su anterior invitada tomó el marco de la puerta antes de que pudiera cerrar.

"Adam."

"Nigel."

Todavía no lo miraba a los ojos pero parecía feliz con su visita.

"Para ser un inadaptado raro como la mierda no pareces ser malo con las chicas."

"No soy malo con nadie." Un olfateo repentino.

"No es bueno fumar, no debes."

"No es como si fueras alguien para decir que carajos puedo hacer o no, me parece."

Adam pareció confundido y nervioso.

"Tampoco estás usando un buen lenguaje, ya te disculpaste por eso pero lo estás volviendo a hacer."

"¿Enserio eres así de idiota por naturaleza o lo estas haciendo a proposito por que sabes que estoy siendo muy comprensivo? Lo son con todos el primer día pero no más, se claro y te doy una última oportunidad. Solo estoy tratando de conocer gente en este edificio pero tú..."

Nigel se contuvo bastante mordiendo su labio inferior y pasó su mano por su cabello, antes de poder continuar Adam habló.


"No soy la mejor persona de todos aquí, tú tampoco debiste acercarte." y en lo poco que se conocía miró por primera vez el enojo de Adam.

Le cerró la puerta en la cara, Nigel solo pudo intentar respirar y irse a su departamento para olvidar todo el enojo que tenía y no volver a hablarle a ese puto rarito.

Pero como todo con ese chico era impredecible a las 11:00 de la noche alguien llamó a su puerta, iba a ignorarlo, nadie que no fuera un loco tocaría a esas horas y además no es como si tuviera alguien cercano que se preocupara por él y acudiría para pedirle ayuda.

"Nigel." estaba jodido, no iba a abrir.

"Nigel, soy Adam." por supuesto que sabía quien era.

Siguió tocando y Nigel solo trató de cubrirse con su almohada guardando toda la paciencia que podía tener hasta que finalmente se levantó de golpe abriendo y tomando al chico que estaba en su entrada violentamente por el suéter que traía.

Pudo sentir su respiración subir de golpe y él mismo tomó sus muñecas.

"Ponte un suéter, hace frío hoy."

"¿Por qué me pondría un suéter para dormir?"

"No, no para dormir, sígueme." Se soltó del agarre y de repente ya estaba caminando hacia las escaleras.

"No jodas, no te voy a seguir."

Adam regresó rápidamente.

"Solo sigueme."

"No puede ser, no puedes ser más..."

Antes de terminar de hablar una tela tapó su boca, era la mano con guantes de Adam.

"Guarda silencio, cállate." Nigel lo miró y este lo estaba mirando directo a los ojos en esa oscuridad, esos ojos azules eran verdaderamente claros, eran únicos y las pestañas largas le hacían resaltar esa mirada, Nigel no podía evitar mirarlos tanto con lo que la luz permitia, porque nunca lo veía directo a los ojos.


"Sígueme." Adam se fue y esta vez aunque trato de decirle que no, se siguió de largo, entró rápidamente por su chaqueta y una bufanda, esta temporada solía ser fría.

Después de seguir a Adam sin saber a dónde irían, sin saber si confiar mucho en especial por que era de noche llegaron a Central Park y finalmente parecía disminuir su velocidad.

"Es tarde como la mierda Adam."

"Estamos cerca."

Cuando llegaron a una de las muchas bancas de ahí Adam se sentó sin decir más.

"¿Qué hacemos aquí?"

Recibió un shusheo como respuesta que ya habían terminado con su paciencia hasta que el chico señaló algo entre los árboles, mapaches.

Mapaches en Central Park.

Space dogs. (corto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora