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En solo dos días, el grupo tendría que regresar a sus casas. La proximidad de su partida comenzaba a pesarles, especialmente a Dylan, que seguía preocupado por el estado de Sara.

Durante las primeras horas del día, la atmósfera en la cabaña era una mezcla de relax y melancolía. Los chicos estaban ocupados organizando sus cosas y aprovechando el tiempo restante para disfrutar del entorno. Sin embargo, la preocupación por Sara era palpable entre ellos.

Sara, aunque parecía estar en mejor estado que antes, aún no había vuelto completamente a su rutina habitual. A menudo se la podía encontrar en un rincón del porche, mirando el paisaje, o en la sala, distraída pero claramente en sus pensamientos.

Dylan, preocupado por ella, se acercó para hablar con ella en privado.

- Hey, Saru, cómo te sientes hoy?- preguntó con un tono suave.

Sara levantó la vista, mostrando una sonrisa tenue- Estoy bien, gracias.

Dylan asintió, aún sin estar completamente convencido- Sabes que si necesitas hablar de algo o simplemente pasar tiempo con alguien, estoy aquí para ti.

Sara lo miró con agradecimiento y asintió lentamente- ya sé, Di. Gracias.

Mientras tanto, los otros chicos intentaban mantener el ánimo alto y distraer a Sara con planes para el último día. Helena organizó una última comida en la cabaña, y Quentin propuso una caminata corta por el bosque para disfrutar del paisaje.

- Vamos a hacer algo divertido antes de que nos vayamos- dijo Quentin, tratando de levantar el ánimo- Será nuestra última oportunidad para disfrutar de esto.

MuereJoven se unió a la conversación- Sí, y no podemos irnos sin hacer algo que todos disfrutemos.

Sara se mostró abierta a la idea de la caminata, y aunque no estaba completamente entusiasmada, participó en el plan con un espíritu de gratitud.

El grupo pasó la tarde explorando los senderos cercanos, y aunque la caminata fue breve, permitió a todos relajarse y disfrutar del tiempo juntos. La conversación fluyó con más facilidad, y la atmósfera se volvió más ligera.

A medida que el sol comenzaba a ponerse, el grupo regresó a la cabaña. Los chicos se reunieron en la sala, charlando sobre su experiencia y preparando sus maletas para el viaje de regreso.

Dylan, aún preocupado, se acercó a Sara nuevamente.

- Todo bien, Saro?- preguntó mientras ayudaba a recoger algunas cosas.

Sara le ofreció una sonrisa sincera- Sí, en serio. Estoy bien. Solo… estoy un poco nostálgica.

Dylan la miró con comprensión y le dio un abrazo cálido- ya sé, pero recuerda que estamos todos acá para vos. No estás sola.

Sara asintió, sintiendo una mezcla de gratitud y tristeza. Aunque la partida se acercaba, el apoyo de sus amigos le daba un sentimiento de esperanza y fortaleza para enfrentar lo que vendría.

El día se estaba acercando al final y la cabaña estaba llena de una mezcla de emociones. Los chicos estaban en pleno proceso de empacar sus cosas mientras el sol se iba ocultando detrás de las montañas. Aunque había una sensación de nostalgia en el aire, también había una fuerte sensación de camaradería y apoyo.

Sara se encontraba en la cocina, ayudando a preparar una última comida para el grupo. Aunque estaba intentando mantenerse ocupada, la idea de la despedida inminente la inquietaba. A pesar de los esfuerzos de sus amigos por hacerla sentir mejor, no podía evitar sentirse triste.

Dylan, notando su estado, se acercó a ella mientras estaban en la cocina. Con un gesto suave, le ofreció un abrazo reconfortante. Sara se dejó abrazar por un momento, agradeciendo el gesto más de lo que podía expresar con palabras.

- Todo va a estar bien, Sara. Estamos todos acá para vos, y eso no va a cambiar solo porque volvamos a nuestras casas- le dijo Dylan con sinceridad.

Sara le sonrió levemente, intentando disimular su tristeza- ya sé. Gracias. Eso realmente significa mucho para mí.

Después de la comida, el grupo decidió hacer algo especial para marcar el final de su tiempo juntos. Se sentaron en la sala, rodeados de luces tenues y música suave, compartiendo anécdotas y recuerdos mientras el ambiente se volvía más relajado.

Sara, a pesar de su melancolía, empezó a relajarse y disfrutar de la compañía de sus amigos. La calidez del ambiente y el cariño palpable en el aire la ayudaron a sentirse más cómoda.

Cuando llegó el momento de ir a dormir, Dylan y Sara se dirigieron a la habitación juntos. Aunque las luces estaban apagadas y el silencio envolvía la cabaña, el ambiente seguía siendo cálido y acogedor. Se acomodaron en la cama, sintiendo el consuelo de la cercanía del otro.

Dylan, notando la tristeza persistente en los ojos de Sara, la abrazó suavemente. Sin decir mucho, simplemente permitió que el silencio y el calor de su abrazo fueran un apoyo tácito. Sara, al sentirse segura y rodeada de afecto, se acurrucó contra él, agradecida por el consuelo que le ofrecía.

La noche avanzó lentamente, con los dos sumidos en una tranquilidad compartida. Aunque el fin de su estancia en la cabaña se acercaba, el tiempo que pasaron juntos había creado un lazo que iría más allá de la despedida.

Mientras el sueño comenzaba a reclamar a Sara, se aferró a la sensación de paz y a la presencia reconfortante de Dylan a su lado. Aunque el mañana traería consigo el regreso a la rutina, el recuerdo de estos momentos especiales se convertiría en una fuente de fuerza y consuelo para ella en los días venideros.

La mañana del regreso llegó con una mezcla de nostalgia y expectativa. Los chicos se despertaron temprano, listos para partir. La cabaña, que había sido su refugio durante estos días, ahora se sentía vacía y silenciosa.

Mientras empacaban, la atmósfera estaba cargada de sentimientos encontrados. Los chicos se movían rápidamente, asegurándose de que no dejaran nada atrás, mientras Sara y Dylan se preparaban para decir adiós a este capítulo de sus vidas.

- Parece que todo está en orden- dijo Quentin, revisando una última vez el equipaje.

- Sí, solo falta cargar esto en el coche- añadió Helena, mirando alrededor para asegurarse de que no se hubiera olvidado nada.

Sara observaba todo con una expresión melancólica. Aunque intentaba mantener una actitud positiva, el hecho de que todos se estuvieran yendo la entristecía. Dylan se acercó a ella, notando su estado.

- Vamos, todo estará bien- dijo Dylan, dándole una pequeña sonrisa para animarla- Estamos todos juntos en esto.

Finalmente, cargaron el último de los equipajes y se dirigieron al coche. Después de algunas últimas comprobaciones, todos se subieron al vehículo. Dylan estaba al volante, con Sara a su lado y los demás ocupando el resto del espacio.

- Listos para partir?- preguntó Dylan, mirando a los demás con una sonrisa.

- Listos- respondieron todos al unísono, tratando de animar el ambiente.

El coche comenzó a moverse lentamente, dejando atrás la cabaña. Sara miró por la ventana, observando cómo el paisaje cambiaba mientras se alejaban de su refugio temporal.

- Me alegra que hayamos pasado tiempo juntos- dijo Helena desde el asiento trasero- Aunque sea un poco triste que se termine, me siento bien por cómo han ido las cosas.

- Definitivamente- dijo MuereJoven- Esos días nos hicieron más fuertes como grupo.

- Sí, y no importa lo que venga- añadió Taichu- Siempre tendremos estos recuerdos.

El viaje fue tranquilo, con momentos de silencio y de conversación ligera. Cada uno de ellos reflexionaba sobre el tiempo que habían pasado juntos, valorando las experiencias y el crecimiento personal que habían experimentado.

Cuando finalmente llegaron a casa, el sol comenzaba a ponerse, marcando el final de su viaje. Aunque la rutina diaria los esperaba, el vínculo y el entendimiento que habían desarrollado durante su tiempo juntos en la cabaña se mantenían fuertes.

Sara y Dylan, junto con el resto del grupo, sabían que el tiempo compartido había sido valioso y que, aunque el viaje había terminado, la amistad y el apoyo seguirían siendo una constante en sus vidas.

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