Vestigios del Pasado

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El aire era fresco en Flower Fruit Mountain, con una brisa suave que acariciaba las hojas de los árboles y traía consigo el dulce aroma de los melocotones maduros. Wukong se detuvo en uno de los caminos de tierra que se han formado debido a sus pisadas diarias, signo de la rutina tan cómoda que poseía. Miró hacia el horizonte, pero no era el paisaje lo que capturaba su atención. Era un aroma increíblemente familiar, uno que había impregnado cada rincón de su vida por siglos, en lo que alguna vez tuvo durante su juventud. Melocotones. Que fruta tan maravillosa, es su fruta favorita. Sin embargo, mientras muchos piensan que ha de ser por el sabor o por lo jugosos que eran, incluso esa suave textura sobre su lengua, que los amaba tanto. Que esas razones tan simples podrían ser suficiente motivo para que tenga ganas de incrustar sus dientes en uno casi a diario. No, su amor por los melocotones siempre había tenido una razón mucho más profunda. Algo más personal que nadie además de él sabía.

Sus dedos se cerraron en un puño mientras los recuerdos inundaban su mente. Un pasado lleno de risas, batallas compartidas, y noches de paz bajo el cielo estrellado. Un pasado en el que Macaque, con su mirada penetrante y su sonrisa socarrona, era su compañero inseparable. Wukong recordó cómo solían pasar tardes enteras juntos, desde que el sol salía hasta que la luna marcaba la hora de dormir.

La forma en que corrían en amistosos juegos, como siempre que lo abrazaba algo exquisito captaba la atención de su nariz. Aún recordaba la manera en que escondía su rostro en su cuello e inhalaba gratamente, avergonzando al hermoso mono en sus brazos.

Macaque. Él era único, pero Wukong jamás se cansaría de formular poemas al aire describiendo cada pequeño detalle en su cuerpo, en su ser, su alma. Cada pequeña cosa que logró apreciar, y cada pequeña cosa que aún le faltó por conocer. Desde que él apareció en su vida se sintió como el destino, como si el universo le hubiese entregado el más hermoso regalo en el cielo. Un mono igual a él, alguien con quien poder compartir la vida y disfrutar. Amarse mutuamente, quizá tener una familia.

Esperanzado de que sus palabras llegaran a las lindas 6 orejas de Liu'er.

Pero tiró toda oportunidad, fue su culpa y lo sabía. Macaque hizo mal en tentarlo de esa forma, pero quien sostuvo el arma en alto y amenazó su vida fue él, Sun Wukong. Rey que juró darle cielo, mar y tierra a quien proclamó amar. Aún lo hacía.

Su guerrero llegó misteriosamente a su vida, con unas feromonas que embriagó los sentidos de Wukong desde el primer momento en que lo conoció. El aroma a melocotones era tan único, tan adictivo, que Wukong lo asoció inmediatamente con la seguridad y la felicidad que solo su relación con Macaque podía darle. Jamás había olido nada igual, fue el primer instante en que sintió alegría, como si todo finalmente tuviese un color y forma, como si todo finalmente estuviese en la punta de sus dedos. Durante años, ese aroma había sido su refugio, un recordatorio constante de lo que significaba tener a alguien que te entendiera, te aceptara y te amara por lo que eras, con todas tus fallas y virtudes.

Pero esa era una época lejana, casi irreal ahora. Los vestigios de ese pasado feliz se desvanecieron el día que sus caminos se separaron. La ruptura tan dolorosa que apenas y pudo contener los temblores de su cuerpo, los gritos y llanto corriendo libres, lo peor siendo el hecho de que pudo haberlo evitado.
Macaque siempre había estado a su lado y él apenas pudo devolver el favor, apenas y lo consoló en sus brazos, apenas y le dio el amor que claramente se merecía. Si hubiese dicho 'te amo' más seguido, si tan solo hubiese lo hubiese abrazado más cada noche, si tan solo hubiese escuchado respecto a la guerra... haciendo cualquiera de esas pequeñas cosas hubiese hecho una diferencia, pero la falta de ellas fue la consecuencia de diferencias irreconciliables y del orgullo que ambos compartían. Las discusiones se convirtieron en enfrentamientos, los malentendidos en silencios incómodos. Y, finalmente, la distancia que se había abierto entre ellos se volvió insalvable cuando su bastón calló sobre su cráneo con un silencioso pero poderoso movimiento.

Peachy smellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora