Siempre he creído que las expectativas pueden ser más engañosas que la realidad misma. Mientras otros ven en la preparatoria un paraíso de oportunidades y amistades eternas, yo la veo como un laberinto de desafíos donde la salida parece siempre estar a una esquina lejana. No es que no haya intentado encajar o disfrutar de la vida escolar; simplemente, mi experiencia ha sido diferente.
Mi nombre es Emma Thompson y, a mis diecisiete años, la preparatoria no ha sido ni un mundo genial ni fantástico. He luchado para encontrar mi lugar entre un grupo de compañeros que parecen tener una habilidad innata para complicarme la vida. En lugar de una multitud de amigos, me he convertido en una solitaria observadora. Mi única confidente, Bárbara, es como una hermana para mí, y eso es todo lo que realmente necesito.
Hoy, sin embargo, no es un día cualquiera.
Mientras me encontraba en medio de una de esas clases interminables, un dolor agudo y repentino en la cabeza me obligó a abandonar el aula en busca de alivio. Lo que comenzó como una molestia pasajera pronto se transformó en una serie de eventos que no pude anticipar.
Al salir del colegio, me encontré con una plaza antigua que se había convertido en mi refugio temporal. Allí, en ese rincón solitario, una sensación inquietante comenzó a atormentarme. Algo—o alguien— parecía observarme desde las sombras. Mi intuición, siempre tan aguda, me decía que no estaba sola. Y mientras intentaba ignorar el escalofrío en mi espalda, mi día estaba a punto de volverse mucho más complicado.
Eran las dos de la tarde. De pronto escuché el sonido de los pájaros al volar de un árbol, miré en esa dirección, pero ni rastros, sin embargo seguía sintiendo que allí estaba alguien observándome. Me asusté un poco puesto que se suponía que estaba sola allí, o al menos eso pensaba. Y seguía sintiendo esa sensación incómoda, así que me levanté para irme a casa.
Cuando llegué busqué la pastilla y me la tomé inmediatamente; espere diez minutos y me serví un vaso con yogur, procedí a recostarme en el sofá mientras miraba en la TV una serie de acción y terror llamada "El pasillo del mal", iba por una escena donde un grupo de amigos rebeldes se acercan al pasillo que tiene un cartel de advertencia y la cinta policíaca, y retaron a uno de ellos a que pasara por allí, cuando se acerca al final del pasillo las luces empezaron a apagarse y a encenderse, el chico asustado trato de correr, pero una mujer alta, huesuda y de rostro desfigurado, con las garras se lleva al chico; justo en esa parte me tocaron el hombro y me sobresalté.
Era mi hermano que había llegado de la universidad.
—¡Tonto, me asustaste! —Reclamé.
Carcajeó. —¿Qué haces aquí tan temprano?
—Me duele la cabeza, por eso me vine.
—Si pequeña asocial... ¿Crees que me voy a creer eso?
—¡Cállate, Damián! No me digas así... y hablo en serio, me duele mucho.
—Pero, es la verdad ¿o no? —El tono molesto en que lo decía me irritaba.
—Eres un idiota, eso ya lo sabes.
—Sí, yo también te amo, Emma. —Su tono sarcástico de siempre que me hacía molestar fácilmente.
Luego me fui a mi habitación, apagué la luz, cerré las cortinas, encendí el aire acondicionado y me acosté a dormir. Al despertarme eran ya las seis. ¡Sí que dormí profundamente...!
Tenía un mensaje de texto de Bárbara, mi única confidente, el cual decía:"Emma tenemos que reunirnos ahora mismo, pero que no sea en tu casa ni en la mía, responde".
Inmediatamente le contesté: "Claro, ¿sabes la plaza vieja que está cerca del instituto? Bien, allí te espero".
Fue el único lugar que se me ocurrió y sí, sé que la última vez que estuve allí no fue un un bonito ambiente, pero es el que me queda más cerca dado a que podría irme caminando y además estando con Bárbara no hay de qué preocuparse, ella es una chica segura que sabe defenderse, extrovertida, cariñosa, valiente y sobre todo buena amiga.
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Amor Impropium
RomanceEn medio de la oscuridad un hombre apuesto; y yo solo me reflejaba en sus enormes ojos grises... Es la tiranía de lo prohibido y lo imposible entre un ser inexistente y mi amor. ¿El Diecisiete solo es un número? No, también es el nombre de uno de lo...