Capítulo II

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A la mañana siguiente me levanté tarde, muy atrasada para ir al colegio. —Se suponía que debía estar a las ocho en punto, y ya han pasado dieciséis minutos... ¡Que sueño tan pesado!—Exclamé muy alterada.

Me di una ducha pensando en todo lo que me había ocurrido anoche y preguntándome ¿qué pasó con Bárbara que nunca llegó? Todo fue tan rápido y aún no lograba creer lo que me había ocurrido con el "Diecisiete".

Me cepillé los dientes, luego me puse una camiseta negra, con un suéter azul marino, un jean blanco rasgado en la parte de las rodillas y unas zapatillas deportivas negras. Está demás mencionar que amo los colores oscuros.

Bajé corriendo por las escaleras muy agitada, dirigiéndome a la cocina.

—Papá es tarde ¿por qué no me despertaste?

—Buenos días, hija. Sí dormí muy bien aunque me duele un poco la cabeza, pero todo estupendo. —Lo dijo con una media sonrisa y un tono sarcástico, mientras comía una tostada y miraba su teléfono.

—Lo siento, buenos días papá, es que voy atrasada ¿y Damian?

—Se fue temprano, me dijo que hoy pasaría por ti. Tu comida es esa. —Señaló.

Le di unos cuantos mordiscos al pan tostado y di tres sorbos de jugo de naranja, tomé mi mochila y le pregunté: —¿Puedes llevarme al colegio? necesito llegar ahora mismo. Si espero el transporte llegaré ya para la última hora —Sonó más como una orden que una pregunta.

—Está bien, Emma, recuerda que hoy es martes, tengo trabajo a partir de las tres de la tarde y volveré el próximo sábado, espero que todo siga normal como siempre en la casa. —Eso era obviamente una advertencia, igualmente mi hermano y yo no le damos dolores de cabeza a mi padre.

Llegamos al colegio. 

—Hasta luego pa', cuídate. —Le dije, y me fui a toda prisa a buscar un pase de entrada por llegar tarde y de allí me dirigí para la clase de Historia del mundo. Abrí la puerta y había un gran silencio, ya todos habían empezado el examen, miré a Bárbara y estaba sentada con Jósema, ella me miró y pasó su lápiz por su cuello de manera horizontal como una expresión de aniquilación.

Pasé y le entregué el pase a la profesora que me dijo —Llega muy tarde, señorita Thompson, tuve que colocar a su compañera de examen con otro compañero, será mejor que se apresure si desea terminar completó su examen, le quedan veinte minutos —lo dijo de lo más relajada sin darle importancia al asunto.

—Okay, lo haré sola. —Murmuré.

Me senté, saqué una hoja y copié las veinticinco preguntas. Yo de igual forma me había estudiado todo, ya que a veces Bárbara suele tener algunas lagunas mentales a la hora de los exámenes.

Mientras copiaba las preguntas no dejaba de pensar en el Diecisiete.

«¡Era un espectro! ¡Y yo estuve con él! ¡Y él me beso! ¿por qué cuando estuve con él me sentía segura? ¿Por qué sentía esas ganas de abrazarlo...?»

—Emma, Emma... —Me susurraron.

—¿Ah...? ¿Me hablas?

—No, le hablo a tu lápiz, —dándole ese tono de sarcasmo que solo a Bárbara le quedaba muy bien— ¿¡Qué rayos pasa contigo!? Necesito que me pases la respuesta quince.

—No estudiaste... —dije con decepción.

—¡Shss! haz silencio, no queremos que nos descubran en plena ayuda mutua.

—En realidad soy la única que está ayudando aquí. Así que no sería mutua. —Corregí.

—Como sea... dame la respuesta.

Amor ImpropiumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora