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En un pueblo lejano llamado Hadong-gun, existía una leyenda, quienes no fueran del pueblo dirían que eso es solo ciencia ficción, criaturas así de perversas no podrían existir en entre ellos, ¿Cierto?

Hace miles de años atrás, una masacre invadió al pequeño pueblo, desesperado por ver a su gente morir, el alcalde en ese entonces quiso hablar con esas criaturas que arrasaron con su pueblo, llegando a un acuerdo con estas.

Cada cinco años, el pueblo les ofrecería un sacrificio de sangre pura, un o una joven de veinte años para que estos satisfacieran sus necesidades, independientemente de lo que hicieran con sus víctimas, a cambio, ellos dejarían al pueblo en tranquilo y les brindarían su alimento. Estos aceptaron, se trasladaron a las montañas para vigilar a los humanos y que estos, no cometieran un error que luego lamentarian.

Se volvió una tradición, cada joven de venite años temía ser el elegido para ser un sacrificio más. Esto, hacía preocupar por obvias razones a muchos adultos, quienes dejaron de tener bebés muy seguido para evitar la perdida de sus hijos.

Kim Dahyun no era una excepción a la preocupación, desde que se enteró que estaba embarazada sus lágrimas se deslizaron por sus mejillas, no eran de felicidad, eran de lastima, había condenado a un inocente a tener que ser sacrificado, ¿Por qué lo decía?, pues era muy simple, en el año en que dió a luz fue la única mujer en hacerlo, por ende, su hijo sería el único sacrificio cuando cumpliera veinte años en el futuro.

La idea la aterraba demasiado, está huyó un poco lejos del pueblo y se instaló en una cabaña vieja, la cual con el tiempo fue remodelando ella sola para que su pequeño creciera sano y seguro. Dar a luz, sola en un lugar frío la había hecho sentirse miserable, pero era mejor que nadie se enterara de su hijo.

Desde el momento en que tuvo a su bebé en brazos vió lo hermoso que era, tenía su piel palida al igual que ella, sus ojitos que lentamente se abrían para ver el mundo eran de color café intenso, sus cabellos eran dorados al igual que los del padre, el cual, nunca se quiso hacer cargo del niño.

Kim Sunoo, ese era el nombre perfecto para alguien tan hermoso. Y así, durante mucho tiempo, la mujer llevaba una vida tranquila, no le permitía a Sunoo salir más allá de los terrenos de la cabaña, aunque Sunoo quisiera jugar con más niños, su madre siempre lo mantenía oculto. Muchas veces se preguntaba si ella se sentía avergonzada de él al ser una mujer sin esposo, pero al contrario, su madre limpiaba las lágrimas de sus pequeñas mejillas rojitas y le repetía una y otra vez cuánto lo amaba.

La forma en que mantenía la cabaña era complicada, había decidido trabajar como costurera. Usualmente iba al pueblo a tomar sus pedidos y medidas, compraba sus materiales y bastante comida para mantenerse a si misma como a su hijo. Solía enseñarle en casa, el pequeño Sunoo aprendió muy bien a leer, escribir y hablar. Incluso, al igual que su madre, había tomado parte del trabajo de costura, ayudándola a hacer prendas de vestir, mantas y cortinas, aunque claro, nadie sabía de su existencia.

Pero, no todo estaba pintado de rosa, su madre había caído enferma y está no podía ir por medicinas al pueblo, Sunoo trataba desesperadamente de curar la enfermedad de su madre dándole tés y colocando pañuelos de agua fría en su frente, pero su madre tan solo empeoraba cada día que pasaba.

—Mamá... Por favor, tengo que ir al pueblo a comprar medicina.—Sunoo tomó la mano de su madre, está de incorporo en la cama pero cayó nuevamente rendida

—No tesoro... Es solo un resfriado... Mamá va a estar bien.—Dahyun nuevamente intento sentarse en la cama, su espalda dolía demasiado, su temperatura cada vez era más fuerte y no dejaba de toser

Sunoo sabía que eso no era un solo resfriado, su madre necesitaba unos medicamentos especiales y si está no podía ir, entonces moriría lentamente.

—No necesito una respuesta negativa, mamá, por favor, te vas a morir y si te vas, ¿Con quién me quedaré yo?—Las lágrimas comenzaron a hacer presencia en las mejillas de Sunoo

La mujer no quería exponer a su hijo, logró ocultarlo veinte años de su vida y jamás permitiría que lo usarán como una ofrenda para esos seres malignos.

Pero, tenía razón, era mucho mejor exponerlo solo un momento que dejarlo solo, si lo abandonaba a la deriva, ¿Qué sería de su pequeño?, solo sería encontrado y sería sacrificado.

—Amor... Toma esas monedas de la mesita de noche... Colócate un abrigo que te cubra por completo y por favor, evita hablar con los pobladores, solo pregunta donde queda la farmacia y ya, eso es todo.—Dahyun señaló la mesa de noche

Sunoo asintió y tomó todo lo que su madre le había ordenado, vistiendo el abrigo y junto a ello, un gorro que él mismo había hecho.

—Mi niño, cuídate, ¿Si?, solo debes seguir derecho hasta llegar a un camino, vas hacia la izquierda y en unos cuantos minutos estarás en el pueblo. Por favor, ten mucho cuidado, la gente de allá es peligrosa.—La mujer abrazó a su hijo, quien sonrió y dió un beso en la mejilla de su progenitora

—Lo prometo, tendré mucho cuidado.—Sunoo se despidió y cerró la puerta del dormitorio de su madre una vez estaba afuera

Sentía muchas emociones mezcladas, sentía felicidad, pues era la primera vez que iría al pueblo, también sentía vergüenza, nunca antes había interactuando con otras personas y no sabía que decir o que hacer, cuando leía algunos libros que su madre le traía se fijaba en las conversaciones que tenían los personajes, tal vez solo debería seguir esas conversaciones, también sentía pánico, pues no sabía que tipos de personas podría encontrarse, tal vez algunas serían amables con él, pero otras podrían ser malas y perversas.

Salió de su casa junto a una pequeña bolsa que él también hizo, tal vez le compraría algunas frutas a su madre para que se sintiera mejor, así que había llevado parte de su dinero ahorrado. Cuando llegó al camino, se dió vuelta a la izquierda y comenzó a caminar, no sabía que tan lejos era el pueblo pero trataría siempre de llegar lo más rápido posible, pues cada momento que se demorará significaba menos tiempo de vida de su enferma madre.

Camino por varios minutos, había quedado tan fascinado con el paisaje que quería comer algún otro día para poder retratarlo en su cuaderno de dibujos, no solo era un gran costurero como le decía su madre, también ers un buen dibujante así como un gran cocinero. Había aprendido a hacer muchas cosas desde pequeño, pues a pesar que jugaba y se divertía, también pasaba mucho tiempo solo con su madre. Se imaginaba lo que era salir a la calle y jugar con otros niños, tener amigos, reír, saludar a sus vecinos. Tal vez nunca comprendía del todo el porque su madre y él se aislaron mejor de los demás, pero no quería cuestionar las decisiones de su madre.

En el fondo, también quería conocer a su padre, nunca le hizo esa pregunta a Dahyun pues, su madre no parecía querer hablar sobre su padre, y tampoco es que le hiciera falta.

Se había perdido entre sus pensamientos y el bello paisaje cuando un arco de piedra lo recibió, junto a ello había un pequeño cartel que decía "bienvenidos a Hadong-gun", Sonrió y comenzó a dar brincos de alegría. Primero paso por unos árboles y unos minutos después, pudo visualizar las primeras casas, oh, y obviamente vió a más personas por ahí, sintiéndose fascinado por todo.

Su abrigo era suelto a su cuerpo, su gorro cubría toda su cabellera rubia y por su suerte, muy pocas personas recuerdan a Dahyun, solo la han visto muy poco y era casi raro verla seguido, bajaba solo dos veces al mes, una para hacer compras y pedidos, y otra para entregar sus encargos.

Un nuevo fanfic, un nuevo yo.

Quise hacer un hyung line x Sunoo ¿Por qué?, porque hay que experimentar y así.

Recuerden que ustedes son libres de corregirme algún error ortográfico.

GISEI ; HYUNG LINE X SUNOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora