GISEI ; HYUNG LINE X SUNOO

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El miedo de Sunoo era cada vez más grande, recordar aquel cuadro le causaba náuseas, aún seguía encerrado en la habitación y parecía que nadie lo escuchaba afuera, estaba cayendo poco a poco en la desesperación.

—¡Saquenme de aquí, por favor!—Gritaba mientras daba fuertes golpes a la puerta, intento destruirla dándole patadas pero está era casi indestructible, solo podía hacerle unos pequeños rasguños

Poco a poco comenzaba a surgir la claustrofobia, respiraba con rapidez. Su espalda nuevamente dió contra la madera y a lo lejos pudo visualizar aquel cuadro donde estaban los cinco. Con rabia, se acercó a otra de las mantas negras y quitó de esta.

El cuadro que allí se encontraba era aún más espeluznante que el anterior. En él, se encontraba pintada su madre, en sus brazos cargaba a un pequeño bebé de melena dorada, no era tan difícil asumir quien era aquel bebé en brazos de la mujer.

Sunoo le dió la vuelta a este cuadro y se dió cuenta que a diferencia del otro, este tenía una pequeña descripción, título y el autor de la obra.

“La salvadora”, llevaba por título la obra, “Kim Dahyun, aquella mujer que dará fruto a Kim Sunoo, portador del mal en su interior.”, aquella descripción hizo temblar a Sunoo del miedo, se alejó lentamente de esta obra de arte mientras el mantel negro resbaló de sus manos.

Todo le estaba cayendo muy mal, era información que no podía procesar de un momento a otro. Caminó de espaldas hasta que chocó contra una pared, vió que en esta yacía un cuadro colgado aunque un mantel lo cubriera, sin esperar algo peor, Sunoo quitó de este y reveló algo que, aunque quisiera entender, no podía.

En aquella obra de encontraba él nuevamente, con la diferencia de que en vez de estar rodeado por los entes, se encontraba rodeado de cuatro niños. Cómo si el aire estuviera de su lado, el cuadro cayó a sus pies y de espaldas, dejando leer el título y al igual que él anterior, una pequeña descripción.

“Enviados del mal”, ¿Por qué esos titulos eran los que adornaban aquellas obras de arte?, ¿Todo estaba acaso relacionado con el mal?; “Kim Sunoo y sus hijos, frutos de su relación con los entes malignos.”, al retroceder terminó por tropezar y caer al suelo.

No estaba entendiendo nada, ¿Hijos?, ¿Cómo podría tener hijos?, ¿Con quién tendría hijos?, ¿Qué era todo el misterio que rodeaba todo este lugar y a las criaturas con las que vivía?, ¿Quién era Yang Jungwon y por qué pintaba todas estas cosas?

Al tratar de levantarse, termino revelando por accidente otra pintura, está vez era de seis personas, a juzgar por los rostros de estás, pudo reconocer a cuatro.

“Los sacrificios”, el título de esta obra estaba escrito en rojo, como si fuera sangre que aún se mantenía fresca en el lienzo; “las almas de los inocentes son la comidilla del mal, seis jóvenes del orfanato que un día, murieron y despertaron con vida.”

Había mucha información que, aunque no lo deseara, Sunoo comenzó a llorar, por alguna extraña razón estaba sintiendo mucho más que miedo y terror por todo lo que ha visto hasta el momento.

Al parecer sus lágrimas fueron escuchadas, rápidamente la puerta fue abierta y dejó ver nuevamente a Sunghoon, quien se acercó lentamente a Sunoo y lo cargo en brazos. Salieron de la habitación y sin necesidad de que está fuera cerrada, la puerta por si sola actuó.

Con sus lágrimas corriendo, pudo visualizar nuevamente todos los cuadros que anteriormente sintió que lo seguían con la mirada, estos, a juzgar por la técnica, fueron obras pintadas por ese tal Yang Jungwon.

—Lo siento, pero debías ver algunas cosas para entender nuestra historia.—Sunghoon frenó en las escaleras del castillo

Sintió como una mano hizo presión en su rostro, y juzgar por la voz que le ordenó dormir se trataba de Jongseong. Dichas esas palabras, Sunoo cayó profundamente dormido, solo por él momento le dejarían descansar, luego, tendrían que darle una larga explicación de lo que vió.