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Sus ojos observan una habitación gigante que se extiende metros y metros tanto arriba como hacia adelante. Pero esto no es lo sorprendente, sino lo que se encuentra dentro de ella. Decenas de personas trabajan arduamente produciendo textiles que serán exportados a todas las zonas una vez estén listos, siendo los únicos productores de vestimenta de Mindrest. Lo impactante es que no solo hay adultos trabajando, sino montones de niños pequeños que ayudan a sus padres a intentar sobrevivir en el desastre que son las zonas en Gris. Algunos limpian, otros sostienen pedazos de tela, pero todos tienen una pinta espantosa. Sucios, con ropas viejas y agujeradas y zapatillas desechas o en muchos casos descalzos. Se mueven de aquí a allá con una mirada perdida en sus rostros y la cara sucia de sudor y tierra. Y sus padres no se encuentran en mejores condiciones. Muchos poseen ropas tan desgastadas que los colores ya no se identifican, y ni hablar la cantidad que se encuentra al borde del sofocamiento, pues las únicas ventanas que hay, bastante pequeñas, están en la parte superior del techo que está a unos 45 metros del suelo.
La habitación se divide en dos partes: el ala izquierda y el ala derecha. En cada una de ellas hay mesas distribuidas uniformemente llenas de máquinas de coser y distintos tipos de materiales. De cada mesa desprende una cinta trasportadora que lleva todo lo confeccionado a una cinta más grande que divide el lugar en dos. Allí, cada indumentaria es transportada hacia el final de la habitación y desaparece por el extremo derecho donde se supone que van a ser terminadas.
Sin embargo, a pesar del ruido que han hecho hasta ese momento, nadie les presta atención. Cada una de las personas que están allí sigue plenamente concentrada en sus labores, sin importar el imponente grupo de extraño que se alza al frente de sus rostros. ¿Por qué no se asustaron con el alboroto que hicieron?
El tintineo que producen los tacones al chocar contra el suelo indica la llegada de una mujer al lugar, aunque todavía no puedan verla. Segundos después de percatarse de aquel ruido, los muchachos ven aparecer por el extremo derecho del pasillo a una joven rubia con una bata blanca y un suéter marrón. Lleva el pelo recogido y posee unos gruesos lentes negros que le cubren gran parte del rostro. Al ver a los jóvenes, les sonríe.
—Bienvenidos a Whigsthen—les dice con un acento fuertemente marcado, ignorando por completo el escenario que tiene a sus espaldas—. Me alegro de que la misión haya sido un éxito. ¿Comandante?—le pregunta a Shanna.
—A su servicio—le responde esta.
—Hay alguien muy importante que desea verlos—le dice y luego le sonríe—. Por favor, síganme—coloca sus manos en su espalda baja y comienza a caminar, sin embargo, sus pies le juegan una mala pasada y tropieza hacia adelante.
A pesar de que todos en la habitación, incluyendo a Shanna, pensaban que iba a pasar de largo cayendo en la gigantesca habitación de enfrente, lo que en realidad sucede es que la mujer queda suspendida en el aire. No cae, en ningún momento toca el suelo, sino que queda como "apoyada" en la nada.
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© ERROR 39
Science FictionCuando una brillante científica decide poner en práctica sus investigaciones, el mundo que hoy conocemos, colapsa. Cualquier tiempo y espacio se mezcla, dando paso a lo imposible. ¿Qué ha pasado? ¿En dónde estás? ¿Quién eres? Doscientos años despué...