«00: Las normas»

961 71 18
                                    

N/A: Este apartado es meramente introductorio, esto quiere decir que lo mejor se encuentra en el capítulo uno y demás, sin embargo, antes de que lo ignores, déjame decirte que aquí se explican ciertas cosas para que no te pierdas en el transcurso ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

N/A: Este apartado es meramente introductorio, esto quiere decir que lo mejor se encuentra en el capítulo uno y demás, sin embargo, antes de que lo ignores, déjame decirte que aquí se explican ciertas cosas para que no te pierdas en el transcurso de la novela. 

[×××]


"Algunas cosas nunca cambian, por más odio y rechazo que te generen, algunas cosas nunca cambian". Aquella frase da vueltas y vueltas por la mente de Brais mientras camina por el sendero de tierra que lo lleva al gran acto, acompañado de su hermano Aaron.

El sentimiento de cansancio que genera hacer algo que te disgusta es comparable con una gran mochila sobre tus hombros que solo notas cuando ya está muy pesada. Y estos jóvenes, a pesar de sus cortas vidas, pueden decir con certeza que sus mochilas están al borde de romperse. Sin embargo, nunca se han quejado. Está prohibido, ni siquiera en un ambiente de confianza como puede ser tu hogar. Solo la complicidad que se tienen entre ellos es testigo de las extrañas ocurrencias que pasan por sus mentes inevitablemente pensantes.

—El primer año sin mamá ni papá—rompe el silencio Aaron mientras patea una roca distraídamente hacia un costado del camino.

—Así es—le responde Brais para luego exhalar profundamente—. Y nuestro primer año como obreros oficiales.

Aaron asiente con lentitud, más no dice nada. Brais sabe el apego que siente por sus progenitores, por lo que le sonríe y lo empuja levemente intentando animarlo.

—Los resolveremos más adelante—le dice Brais en un intento de tranquilizarlo.

—Esperemos—murmura Aaron por lo bajo. Brais se queda callado porque sabe que tiene razón. Esperar es lo único que les queda.

Llegan al final del camino de tierra, dejando atrás su nuevo hogar. Se topan con una gran fila que lleva al control antes de la ceremonia en el cual se registra las huellas dactilares y se ubican a las personas en sus respectivos lugares. Pasan un par de minutos allí hasta que llega su turno y son derivados a la zona oeste del escenario escoltados por un Monaquiers armado. Los Monaquiers son guardias entrenados en la URBE que controlan cada zona con extremo rigor garantizando el cumplimiento de todas las normas. Los jóvenes los odian, pues son muchos aquellos que abusan de su poder.

Ambos muchachos se colocan en lugar que les ha sido asignado. Están a escasos metros del escenario, a diferencia de la prole que se encuentra casi al fondo. Mientras Aaron se entretiene hablando con el chico que está a su lado, Brais mira fijamente al jefe de las Fuerzas Especiales de Dringshots, Charles. Está arriba de la estructura metálica, frente a un podio, mientras arregla unos papeles. Al mismo tiempo, sus ayudantes caminan de aquí a allá revisando los últimos detalles. Brais desvía la mirada y observa a su alrededor, posando sus ojos en las gigantescas pantallas que transmiten el acto en vivo. Divisa de cerca el rostro de Charles, distraído y serio. Hay algo de ese hombre que nunca le va a cerrar, ya sea su mirada siniestra compuesta de unos afilados ojos azules o aquella perversa sonrisa que emite intentando generar confianza aunque solo transmita miedo.

© ERROR 39Donde viven las historias. Descúbrelo ahora