«01: Primera salida 2/2»

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Continuación...

De repente, un par de aves salen volando de los árboles moviendo con brusquedad sus hojas. Con una rapidez extrema y una sincronización perfecta los reclutas dirigen sus armas a los animales. Nadie dispara, están muy lejos y en movimiento para generar tanto disturbio. Sin embargo, las observan tanto como pueden, esperando que sus cascos brinden la información necesaria de dicha especie.

«Nombre de la especie: Markins

Grado de contaminación: Bajo, especie casi no modificada genéticamente.

Grado de peligro: Bajo

Punto débil: Corazón

Diga en voz alta "Extender información" para tener un resumen más complejo de esta especie»

Las aves, de un color negro pardo y con una franja amarilla en el pecho y la cabeza, desaparecen por el inmenso cielo con la mirada fijas de los jóvenes en ellas. Una vez que ya no están, cada uno de ellos vuelve a colocarse en su posición predeterminada como un grupo de militares entrenados, aunque dentro de sus cascos el asombro adorne sus rostros.

«—Todo despejado, avancen», dice Shanna, dándose la vuelta y volviendo a caminar.

Los muchachos reanudan la marcha con eficacia, dirigiéndose al lugar que han elegido. Pasan unos diez minutos hasta que llegan, pero en el pequeño lapso que han estado andando no han podido dejar de admirarlo todo. Cada minúscula cosa parece única, sin punto de comparación con las que se encuentran en Mindrest, como si, por ejemplo, al comparar los árboles del exterior y los de Mindrest pudieran determinar con un simple vistazo cuál es cuál.

Shanna se abre camino entre las malezas y sale hacia una zona despejada. Los jóvenes la siguen con cautela y una distancia prudente, más permanecen bien pegados para protegerse. Terminan arriba de una vieja carretera resquebrajada por la vegetación, sin poder creer que allí realmente existió una civilización. Por su lado, Brais analiza las casas, una al lado de la otra y con diseños únicos e irrepetibles. El joven divisa extraños vehículos oxidados y varados en distintos lugares de la zona, todos viejos, rotos y oxidados. Estima que todo puede llegar a tener más o menos unos 230 años.

«—El gobierno limpió todo esto y los siguientes cinco kilómetros para facilitarnos el trabajo—dice Shanna—. Escúchenme con mucha atención. Deben registrar las casas y traer cualquier cosa que crean que la humanidad actual no recuerda o no conoce en absoluto. Jamás, pero jamás, se olviden de la bolsa aislante que debe cubrir los objetos, no podemos correr el riesgo de contaminarnos e ingresar algún tipo de virus a Mindrest. Las Águilas a partir del momento en que crucemos la línea que se encuentra allí—señala la gruesa cinta amarilla adherida al suelo, seguramente colocada por androides—. Dejarán de ver lo que hacemos en modo grupal, pero sí podrán ver individualmente su desempeño. Por esto les pido que no rompan ninguna ley o interfieran en algún tipo de proceso natural del lugar. No intenten engañarlos, lo ven todo. —Cada joven asiente—. Quiero al trío en la primera, segunda y tercera casa, Aguirres, Joel y Frank, en la cuarta, quinta y sexta, Brais, Aaron y Hudson en la séptima, octava y novena», Brais asiente y sale trotando hacia la casa asignada, escuchando aún la voz de Shanna en su casco.

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