El festival de primavera

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*Eyes closed: Ed Sheeran*

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*Eyes closed: Ed Sheeran*

Si pudiera describir exactamente lo horrible que era el campo para él, Louis tendría tres palabras perfectas: personas, insectos y sol. La combinación más abominable que podía existir, pero ahí estaba. Con su traje más fresco y pomposo, acompañando a su hermana en una de las fiestas más esperadas del año.

El bendito festival de primavera de Hyde Park.

Cómo cada año para festejar el inicio de la temporada, el parlamento junto a la reina, organizan una festividad de una semana entera en la que con cientos de invitados selectos, actividades al área libre y picnics, se busca acercar a las debutantes a lo que será su próximo destino.

Cuando Debora le contó a Louis que debían ir al evento, él creyó que sería algo de un solo rato; no que sería una semana entera de estar rodeado de omegas y madres desesperadas que buscaban emparejarlo con el más mínimo pestañeo o movimiento de sus abanicos.

Y si antes no quería morirse, ahora sí.

El día anterior fue el primero en que Louis asistió a un evento como ese. Iba con expectativas altas para su hermana por lo hermosa que lucía con sus rizos hasta la cabeza, pero no contó con que solamente llegara y Debora la abandonará para irse con unas conocidas; cientos de omegas lo rodearon sin la posibilidad de huir.

Volteara a dónde lo hiciera, unos le impedían el paso y otras se reían hasta del más mínimo comentario que dijera. Y solo hasta que Debora se percató de ello, tuvo que jalar a Louis a la fuerza para poder rescatarlo y huir. Tras este incidente, Louis no se encontraba con ánimos de volver, pero a sabiendas de lo importante que sería, Debora lo jaló contra su voluntad al carruaje para llevarlo ahí, y ahora el reto era sacarlo.

―¡Suéltame, Debora! ¡Russ, ayúdame!

―¡Louis, por favor! No seas ridículo―se quejó Debora. Tomaba del brazo a su hermano en un intento desesperado por sacarlo, pero entre fuerzas de omegas, eran uno mismo―. Sé que ayer fue complicado, ¡Pero vamos!

―¿Complicado? ¡Esas mujeres no me sueltan! ¿Qué pueden verme como para desearme así?

Dicho esto, Debora lo soltó al tirar Louis hacia dentro, haciéndolo caer de culo en el suelo del carruaje.

―¿Te haces?―preguntó con obviedad.

Desde el suelo, Louis se quejó por el golpe y la observó. Estaba molesta y de brazos cruzados afuera, simplemente mirando a que se dignara a salir de su escondite. Se encontraban apenas en el paradero donde los carruajes eran dejados, ya que por petición de Louis, no deseaba que lo vieran llegar. Y afortunadamente tampoco ver esa escena.

―Sé que me equivoqué, pero por favor, ¿Podemos hacer esto más fácil para los dos?

Tomándose del asiento, Louis se impulsó y se levantó. Se sacudió el pantalón con su gesto ceñudo y Debora se apartó con los brazos cruzados, aguardando a que bajara.

El Duque de LancasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora