Negociaciones

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The alibi: Dylan

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The alibi: Dylan

—Si utilizamos la ruta comercial de Devon a Londres, creo que se retrasaría un par de días más de lo normal. Los días han estado demasiado lluviosos; deberíamos buscar una ruta alterna—comentó Lord Horan. Zayn asintió.

—Por mí parte no puedo agregar mucho. El cargamento de telas fue llevado al puerto. En un par de semanas será distribuido a Southampton. Puedo decir entonces que la utilidad de la operación la veremos entonces a finales de año. Tendremos que hacer una junta con los contadores.

—Bueno eso es por parte de los puertos, ahora lo que interesa es la distribución por tierra. Veremos más ganancias ahí que en el mar. Es mucha más pérdida que ganancia—recalcó Lord Horan y Niall asintió, volteando a ver a Harry.

—¿Crees que sea conveniente pasar primero a Lancaster?—preguntó Niall, sacando a Harry de sus pensamientos.

—¿Disculpa?—espabiló y se sentó derecho en su asiento—. Este, sí, me parece bien.

El resto de miembros de la reunión se miraron desconcertados por un segundo, y Niall simplemente frunció el entrecejo.

—¿Estás escuchándonos?

—Claro que sí, solamente me quedé pensando en las rutas—mintió—. Podemos empezar por ahí.

—¿Está seguro? ¿No sé retrasaría más la entrega?—preguntó Lord Horan.

—Yo...—De verdad que no sabía de qué hablaban. Tuvo que mirar a Niall en un grito de auxilio y este bufó.

—Están preguntando si toman la ruta por Lancaster, ya que por las lluvias, la ruta comercial de Devon está demorando. ¿Cuál sería tu alternativa?

—Oh, ya—carraspeó. Sus mejillas se ruborizaron. Jamás le pasaba ese tipo de cosas—. Vayan por Lancaster. Al final de cuentas, es nuestro socio, creo que es conveniente iniciar con la distribución ahí. El abogado del duque Tomlinson lo verá y empezarán la distribución en los locales.

—Bueno, en ese caso, creo que deberíamos comenzar con el cargamento y dar como finalizada la reunión—dijo Lord Malik, poniéndose de pie y se ajustó el saco—. Buen día, caballeros.

Lord Horan le siguió a despedirse y acordaron continuar con la junta próximamente para discutir lo que seguiría a partir de la primera entrega de telas. Cuando se fueron, Harry se dejó caer en la silla y cerró sus ojos; Niall no se marchó, se mantuvo quieto al lado de su amigo, simplemente juzgandolo con la mirada y cruzado de brazos.

—¿Qué te sucede?—preguntó. Harry cerró sus ojos—. ¿Acaso prestaste atención a toda la reunión?

—Por favor, Niall, quiero descansar. Me duele la cabeza.

—¿Qué, corazoncito roto? ¿Otra vez no pudiste dormir?—cantareó, sentándose frente suyo en su escritorio.

—No sé para qué preguntas...

El Duque de LancasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora