Tras años en Estados Unidos, el Duque de Lancaster regresa a Inglaterra para asumir su título y responsabilidades familiares tras la muerte de su padre. Su principal tarea: encontrar un marido adecuado para su hermana menor y reintegrarse a la alta...
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*Love story: Taylor Swift*
―¡Esto es inadmisible, Niall! ¿Cómo pudiste permitirme hablar de esa manera del duque?
―Te recuerdo que el molesto eras tú. Además, es divertido verte hablar mal de la gente, le das un toque peculiar.
―¿Peculiar? ¡Por Dios!
―Deja el dramatismo, ¿Sí? Al menos el duque no escuchó lo que le dijiste.
Oh, lo hizo, vaya que así era.
Ambos hombres caminaban a toda prisa hacia la salida del palacio para dirigirse al de Hampton court, lugar en el que se realizaría la primera fiesta de las debutantes. Hacía apenas un rato que la presentación había finalizado, pero como eran los invitados, las y los omegas fueron los primeros en abandonar el sitio.
Esto tenía molesto a Harry, porque habiendo visto por primera vez al hombre que tanto despreció, tuvo la intención de acercarse para hablar con él, pero luego de que la reina Charlotte se fuera y ellos le siguieran para dirigirse a la fiesta, no pudo encontrarlo entre el tumulto de tantos aromas.
Hizo el esfuerzo con su altura para intentar ubicarlo entre las personas, pero como no lo consiguió, no le quedó más opción que aguardar a la fiesta con la esperanza de que estaría junto a Debora. No sin antes quejarse con Niall, ya que al tener presente en su memoria su complexión y su aroma, recordó como le pasó por enfrente cuando llegó y habló de él. La había cagado.
Su justificación era que no sabía quién era, pero rogaba que el duque no lo hubiera escuchado.
―Esto es una ridiculez, ¿Por qué jamás puedo mantener las manos o la boca quieta?―se lamentó Harry, y abriendo los sirvientes la puerta principal, salieron del palacio.
―No te martirices más. Hablas como si fuese tan importante. Sí, eso afectará quizás aún más el dichoso trato que venías a arreglar, pero son negocios.
―¿Y quién está hablando de negocios?―objetó Harry, dándole una mirada de soslayo una vez se detuvieron frente a la enorme fila de carruajes―. Olvídate del trato, mejor concéntrate en ayudarme a alejar a todos los omegas de él.
―¿Disculpa?
―Lo que escuchaste. ¿No viste como todas esas madres pusieron su mirada sobre él? No puedo permitirlo. Ese alfa es mío.
―¿Acaso te estás escuchando? ¡Acabas de conocerlo! Primero lo odiabas, ¿Y ahora te lo quieres coger? ¡Para eso tienes a los demás Lores!
―Él es un duque, no te confundas―aclaró Harry sin siquiera mirarlo, sino que aguardó a qué el cochero les abriera la puerta de su carruaje una vez llegó el suyo―. Coger es un extra, porque ese alfa será mío para el final de esta temporada.
Sin duda, todo lo que Niall escuchaba que salía de la boca de su mejor amigo, era una reverenda locura. Jamás lo había oído hablar de esa manera, especialmente sabiendo lo mujeriego que era. Sí, sabía cuánto le encantaban los alfas, pero ¿Casarse? ¡Ese no era su Harry!
