Capítulo XIV

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Tres largos y pesados días nos acompañaron. Las piernas me duelen al igual que la espalda y el cuello. Creo que la tensión de la situación me contracturó toda.

Si los cálculos no nos fallaron, nos quedan unas cuatro horas para alcanzar el bosque de pinos. La formación en forma de rombo no cambió desde que salimos. Flynn, Kayden, yo, Magnus y Simon, viajamos en la fila central, justo en ese orden. Por momentos me sentía un tesoro custodiado, es horrible.

Kayden y yo hablamos de vez en cuando. Es un tipo muy agradable, antes hubiera jurado que socializar no es su fuerte, pero una vez que se sintió cómodo pudimos conversar amablemente. Me cae bien.

Magnus está raro. Por momentos nos miraba con una cara que me daban ganas de empuñar una daga, pero no por mí sino por Kayden. Hablamos, pero poco y algo distantes. Me pregunto si tiene que ver con nuestro acercamiento en la playa. Con nuestra conversación antes de partir me convencí que no había confusiones entre nosotros, pero ahora no sé exactamente que bichos le picó.

Me muero por contarle sobre la voz. Explicarle que fue ella, quien sea, la que me llevó al mar aquella noche. Necesito contarle y no comprendo cuál es mi afán, pero si hay una sola persona con quien quiero compartir este secreto que me tiene tan consternada, es Magnus.

Tal vez se deba a que él pensó que quise atentar contra mi vida y la realidad es que tampoco me resistí los suficiente, pero en sí nunca fue mi objetivo realmente así que creo que ese puede ser el desencadenante a la necesidad de explicar. Creo que también merece saberlo después de haberse preocupado tanto por mi.

—El bosque está justo al frente, Alteza.—avisa la jinete que va a la cabeza y regresa a su puesto.

Clavo la vista en el frente y a lo lejos se puede divisar la tupida línea de picos que nos espera.

—Apresuremos el paso, de ese modo podremos buscar una zona para acampar antes de que anochezca. —ordeno.

—Estamos cerca Majestad, no es necesario exigirle más a los caballos con tan poca distancia. —contradice Kayden.

—Elizabeth tiene razón. —salta Magnus antes de que pueda decir algo. —Hemos mantenido un ritmo tranquilo, los caballos están bien, cuanto antes paremos mejor para todos.

El tono de irritación es más que obvio así que Kayden solo asiente con la cabeza y avisamos a los demás. En un pestañeo nos detenemos frente al bosque. Los grandes pinos le hacen honor a las historias. Son imponentes, majestuosos y ambiguos. Si mal no recuerdo es uno de los bosques más antiguos del continente.

Al entrar rompemos la formación y me adelanto junto con Magnus y los hermanos que no se separan de nosotros ni de broma. El aroma es exquisito y la brisa nos regala una calma melodía creada por los suaves movimientos de las ramas. No hay sendero, se nota que no es un lugar muy transitado.

—Escuchen. —me detengo para verlos a todos. —¿Saben si hay alguna zona del bosque que debamos evitar?

Entonces la misma mujer de antes se adelanta entre sus compañeros.

—Las colinas rocosas, Alteza. Allí suelen habitar las manadas, también osos. —explica con seguridad. —En la dirección que vamos podremos estar tranquilos, mientras no avanzamos hacia la derecha. —hace una seña con la cabeza.

—Entiendo, gracias. —contesto siguiendo las indicaciones.

He oído muchas historias de este bosque. Leí algo también, lo poco que teníamos en la aldea, pero la realidad es que no cuento con factos ni información que pueda darme seguridad, ni al pelotón

Según Neoma, la misma recluta que me dio las indicaciones anteriores, nos encontramos casi en centro del bosque, lo cual puede ser favorecedor si se analiza desde el punto positivo. Tener que cruzar medio bosque mañana, no es lo mismo que cruzarlo prácticamente entero.

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