𝐒𝐞𝐯𝐞𝐧 🥀

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𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤

Suspira mientras la sacó de la ducha, sus manos van a cubrirse.

—Me he lamido los dedos, Ángel. Sé a qué sabes. No tienes que ser tímido.
— Lo envuelvo en una mullida toalla blanca.

—No soy tímido. —levanta la barbilla.

—Claro. — Le sonrío con picardía mientras me seco con la toalla, con la polla presionando la tela húmeda de mis calzoncillos y deseando que la toquen. Sus ojos se dirigen directamente a ella y luego desvía la mirada rápidamente. —Puedes mirar todo lo que quieras, Ángel. Esto te pertenece. — Me meto la mano en la cintura y me agarro, gruñendo por la presión. Pero no la acaricio. No voy
a hacer nada hasta que el diga que lo quiere. Quiero que me ruegue que lo folle, que me corra en su bonito ano. Joder, pensar en ello me hace hervir la sangre más que nunca. Se da la vuelta y mira el cuarto de baño y el dormitorio.

—Si juego bien mis cartas, muy pronto todo esto será mío. —

Me acercó a zancadas detrás de el y le doy un beso en el hombro. —Ya lo es. —Jadea.

— ¿Qué?—

—Creí haber visto un... ¡lo hice!— Se apresura a entrar en el dormitorio y se
arrodilla junto a la cama.

No creí que recibiría un tratamiento así en nuestra primera noche, pero no me
quejo. —Quieres chu... —

— ¡Hay un gato! — chilla. —Oh, lo siento. — Su voz se calma. —No quería
asustarte. —

Miro mi polla y sacudo la cabeza. —Esta noche no hay alivio. — murmuro y me los quito, luego tomó un par nuevo, me los pongo y me meto lo mejor que puedo. —Ese es Diablo. Es un extraviado que decidió que esta era su casa, a pesar de que lo eché de aquí muchas veces. — Me dejo caer junto a Taehyung y le tiendo la mano.

Se relaja y presiona su nariz llena de cicatrices y su mejilla hinchada contra
mi mano. —Hey, chico. —

—Te quiere. —sonríe mientras Diablo lo olfatea, luego se acerca y se sienta, listo para ser acariciado.

—Es una aplanadora. No deja de pasar por encima de ti hasta que aceptas sus
condiciones. —

—Es inteligente. — Le rasca las mejillas regordetas y luego la parte superior
de la cabeza. —Vio un buen hogar y lo tomó. —

—Definitivamente está mimado. Los chicos le dan comida enlatada extra
cuando no estoy, y Yoongi le compra un juguete nuevo cada vez que puede. — Me inclino y sacó una zanahoria gigante rellena de hierba gatera de debajo de la cama. —Como esto. —

—Siempre he querido tener un gato. Pero mi madre odia a los animales, así
que no me dejó tener uno. — Diablo se pone de lado y le enseña la barriga.

No puedo ocultar mi sorpresa. —Tardó más de un año en dejarme acariciar su
barriga. — El extiende la mano lentamente, luego frota las yemas de sus dedos a lo largo de su gran barriga, o como lo llaman los chicos, su "bolsa de gatito” Le cuelga cuando camina, casi tocando el suelo. Deja escapar un ronroneo oxidado y se estira mientras el lo acaricia.

—Es mi esposo, Diablo. No el tuyo. — lo rasco bajo la barbilla. —Te estás pasando de la raya. — Su cola se mueve, y finalmente se pone en pie y se aleja trotando hacia la puerta.

—Lo has asustado. — se recuesta, su toalla subiendo hasta sus caderas.

—No, en absoluto. Debe haber oído a Yoongi entrar. Está buscando un juguete nuevo. —

Arruga la nariz y no puedo evitar mirar sus muslos. Esa mancha oscura entre
sus piernas es casi visible, y joder, quiero echar otro vistazo a su dulce ano.Me relamo los labios y el se echa hacia atrás y se pone en pie. — ¿Dónde
está mi habitación?— Se dirige a la puerta y la abre, mientras Diablo se aleja hacia las escaleras de atrás.
De pie, me acerco a el y cierro la puerta.

—Esta es nuestra habitación. —
Señaló una de las puertas del armario. —El tuyo. — Luego señaló la otra. —El mio. — Por último, señalo la cama. —Nuestra. — Sus ojos se abren de par en par.

—Pero dijiste que no forzarías... —

—No te forzaré mi polla dentro de ti hasta que me lo pidas amablemente,
Ángel. Pero eres mi esposo. Dormirás aquí conmigo, bajo mi protección. —

—¿Por qué, no confías en tus hombres? — desafía.

—Con mi vida. Pero eso no significa que quiera que te miren más de lo necesario. Soy un hombre celoso, Ángel, cuando se trata de ti. Te quiero todo para mí. —Traga con fuerza.

—Supongo que deberías conseguir todo lo que puedas de mí antes de que te maten. —

— ¿Me quieres muerto tan pronto?— Tomó su mano y la llevó a mis labios,
mordiendo ligeramente uno de sus nudillos. — ¿Antes de que te coma el ano hasta que grites?—

Su respiración se entrecorta. —Yo... quiero... — Retira la mano y sacude la
cabeza. —Quiero algo de ropa. —

—Has tenido un día muy largo, Ángel. — Me dirijo a mi armario y tomó una
de mis camisetas para el. —Ponte esto y bragas, si es absolutamente necesario, y
luego métete en la cama. Tengo algunos asuntos que atender después de los
acontecimientos de la noche. — Mi espalda se endereza y me bajo la camisa por la cabeza.

— ¿Quieres decir que vas a hablar con mi padre? — me pregunta, con una
voz que suena a enojo.

—Creo que ha dejado claras sus intenciones. No es necesario hablar con él. Pero nadie ataca a nuestra familia sin pagar el precio. Voy a hacerle daño, Ángel. — Hago crujir mis nudillos y me pongo los pantalones. —Voy a elegir a algunos de sus hombres y a enviarle sus cabezas. — Hace una mueca, pero luego lo cubre enseñando su rostro.
— ¿Sorprendido?— Preguntó.

—No. Todavía no puedo creer que lo haya hecho. — Deja que una pizca de
dolor entre en su voz. —Mi propio padre. —

—Cualquiera que intente hacerte daño recibirá el mismo trato. — Le acarició
la nuca y lo atraigo hacia mí. —Sin excepciones. Nadie te hará daño, Ángel. — Miro fijamente su boca, la forma en que sus labios se separan y su respiración se hace más superficial. — ¿Quieres que te bese, Ángel?— Se moja los labio

Tomó eso como un sí y lo besó con fuerza, mi lengua barriendo contra la suya mientras se agita en mis brazos. Ll agarro y lo atraigo hacia mí mientras profundizó el beso, saboreando y tomando mientras me rodea el cuello con sus brazos. Joder, dejarlo es más difícil de lo que podía imaginar. Pero hay que hacerlo. Nuestros enemigos tienen que pagar por lo que han hecho.
Cuando rompo el beso, me mira con ojos vidriosos.

—Quédate aquí, Ángel. Volveré pronto. — Lo conduzco a la cama y lo siento
justo cuando llaman a la puerta. —Es Yu- gyeom con la comida.  Yu- gyeom es nuestro cocinero y mayordomo. Lleva mucho tiempo conmigo. —Asiente. —Bien. —

Me dirijo a la puerta y Yu-gyeom me mira con curiosidad. —El está bien.
Puedes conocerlo mañana. Por ahora, gracias por la comida. —Me hace un gesto con la cabeza. —Por supuesto, señor.—

Hago rodar el carro de la comida hasta la habitación y lo pongo delante de
el. —Come. Sé que tienes hambre.—
Alcanza un croissant de chocolate.
—Come. Si necesitas algo más, dímelo. Estaré abajo. — Me dirijo a la puerta
mientras el le da un mordisco al croissant. Hace un sonido mmm que va directo a mi polla y casi me hace girar. Pero no lo hago. No descansaré hasta responder a la amenaza de su vida. Con interés.

¿𝐋𝐞𝐬 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐯𝐚?

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¿𝐋𝐞𝐬 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐯𝐚?

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