La princesa del invierno nació durante la legendaria tormenta del año 29, antes de que la guerra de las cabezas azotara todo el pueblo. Su madre de leche nunca se recuperó del parto, afirmando sentir monstruos dentro de ella.
Maru fue el nombre elegido para la princesa, aunque el maestre advirtió que era un nombre asociado a las brujas blancas. El rey, sin embargo, proclamó que ella sería la despedazadora de bestias. Pero la verdadera bestia fue el invierno, que nunca se marchó.
Con el tiempo, se notó algo peculiar en los ojos de Maru: eran disparejos en color y profundidad, como los lobos del invierno. Nadie se atrevía a mencionar esto delante del rey, pues temían por sus vidas.
La joven princesa coleccionaba sapos del estanque real y aterrorizaba a las criadas. Rechazó a más de 20 pretendientes, y cada vez menos personas visitaban el reino. El pueblo la consideraba una bruja, ya que a sus casi 30 años no se había casado y pasaba sus días en la biblioteca con los ancianos ciegos de la orden.
La guerra de las cabezas comenzó en un callejón, donde los pueblerinos apostaron sus cabezas a quien lograra detener el invierno, pero nadie lo consiguió. El pastor Tau Mar convocó revueltas para exigir alimentos y refugio en el castillo real.
El invierno continuaba su reinado implacable, y el reino se sumía cada vez más en la desesperación. Maru, la princesa del invierno, se sentía cada vez más aislada, rodeada de rumores y temores. Sin embargo, en su soledad, descubrió algo extraordinario en los antiguos textos de la biblioteca: una profecía olvidada que hablaba de una princesa con ojos de lobo que podría domar al invierno.
Decidida a salvar a su pueblo, Maru emprendió un viaje hacia las montañas heladas, donde se decía que habitaba el espíritu del invierno. Con la ayuda de los ancianos ciegos de la orden, quienes le proporcionaron conocimientos y artefactos mágicos, Maru se enfrentó al espíritu del invierno en una batalla épica.
Durante el enfrentamiento, Maru comprendió que el espíritu del invierno no era una entidad maligna, sino una fuerza natural que había sido perturbada por la codicia y el odio de los humanos. Con su compasión y sabiduría, Maru logró apaciguar al espíritu, restaurando el equilibrio y permitiendo que la primavera regresara al reino.
Al regresar, Maru fue recibida como una heroína. El pueblo, que antes la temía, ahora la veneraba. El rey, orgulloso de su hija, reconoció su verdadero valor y la nombró reina. Bajo su liderazgo, el reino prosperó, y Maru se convirtió en una leyenda, conocida como la Reina del Invierno que trajo la primavera.
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Los cuentos de Honjok
Short StoryLos cuentos de Honjok desarrollan narrativas íntimas y personales que exploran la soledad y la autodescubrimiento. Si persigues inspiración y buscas transmitir esa misma sensación de introspección y exploración interior aquí encontrarás lo que nece...