Historia #38 : Los mil y un caprichos

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Masticaba y lanzaba los melocotones como quien no tiene futuro, recostado a un viejo árbol seco. Maldito río crecido. ¿A quién se le ocurre tomar el camino del río cuando se sabe que está crecido? A él.

Su madre lo decía siempre: "El señor más caprichoso del mundo serás algún día". ¿Cuál es el problema? Al menos sería lo que ella siempre soñó.

Comenzó a tararear, para no aburrirse, la canción que había compuesto para Eva, la hija del panadero del pueblo. Juan tiene un nuevo capricho, además de ser caprichoso.

Sacó el último melocotón del bolsillo. Pero, ¿cómo llegó allí? Debería ser una broma pesada de su hermano Lorenzo: un huevo, y además verde. Verde pantano. Juan tuvo un nuevo capricho. ¿Qué animal traería el huevo?

Corrió a casa para cuidarlo. Pasó la primavera y comenzaba el verano. El huevo creció. Pesaba 5 kilos. En otoño, pesaba casi 50 kilos. Era imposible sacarlo de su casa. Decidió romperlo. Dentro había otro huevo. Lo rompió nuevamente. Y quedó otro. Y otro, y otro. Pero Juan ahora tiene un nuevo capricho, además de ser caprichoso.Ojalá se cumplan,  gritaba la madre, tus mil y un caprichos.

Los cuentos de HonjokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora