Historia #43:El viaje

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Mi viaje favorito comenzó en una mágica noche de diciembre, bajo la brillante luz de la luna llena, creo que fue el 23 o 24; los detalles se han desvanecido en mi memoria, pero la magia permanece.

El aire estaba impregnado con el dulce aroma de fresas frescas, llenando mis pulmones con una fragancia que evocaba recuerdos de infancia y calor familiar. Sin embargo, también había una presencia en la oscuridad: los lobos. Podía sentir sus ojos observándome, un par de puntos brillantes en la penumbra, aunque nunca llegué a ver uno. La inquietud de esa sensación me acompañaba mientras me adentraba en la noche.

Me perdí por un sendero tortuoso. En realidad, no tenía un destino en mente desde el principio; pero he llegado a comprender que las mejores historias surgen en los momentos más inesperados, cuando te pierdes y dejas que la aventura te guíe.

Mi madre solía decir que me encantaba tejer pequeñas mentiras, y que disfrutaba hacer como si nada hubiese sucedido. Ella creía que la vida se vuelve mucho más entretenida con un toque de fantasía. Tal vez no tengo edad para cargar con esas preocupaciones, pero hay algo en mi interior que me susurra que el universo conspira para cumplir mis más grandes sueños.

Recientemente vi tu foto por primera vez en años. En realidad, no te ves como antes; ahora irradias una belleza más profunda, como si los años te hubieran otorgado un resplandor nuevo. A veces me imagino que, al llegar a la vejez, nos reencontramos y nos sentamos en un parque, viendo cómo el sol se sumerge en el horizonte, pintando el cielo con tonos ocres y dorados.

Te veo a menudo en la televisión; es como si, de alguna manera, compartiéramos momentos juntos una vez más. Me pregunto, con la fama que ha tocado a tu puerta, ¿has cambiado en esencia, o sigues disfrutando de los poemas de Becker como antes?

Los cuentos de HonjokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora