El día comenzaba temprano en la perfumería. Fina, como de costumbre, estaba preparando algunas cosas para la apertura de la tienda. Estaba recolocando algunos detalles que recordaba importantes antes de abrir la puerta, cuando vió a su jefa acercarse a ella con un sobre en la mano.
Marta, sin decir nada, solo con una expresión de seguridad, extendió el sobre hacia la menor.
-Esto es para ti.
Fina miró a la mayor con una mezcla de sorpresa y confusión.
-Es el dinero que necesitas para la operación de tu madre.- continuó. -Y quiero que te tomes el día libre para poder estar con ella.
La pelinegra se quedó inmóvil por un momento, procesando lo que acababa de escuchar.
-Marta, yo... No puedo aceptar esto.- murmuró, incrédula, con un brillo especial en sus ojos. -Es demasiado, es una molestia enorme. No tienes que hacer esto por mí.
La rubia no retrocedió ni un centímetro, mantuvo el sobre extendido, mirándola con una ternura que desarmaba cualquier resistencia de Fina.
-No es ninguna molestia, Fina. Lo hago porque quiero, porque eres una amiga increíble y muy especial para mí. Me haría muy feliz que aceptes el sobre y ayudaras a tu madre.
Sus palabras fueron como un bálsamo para el alma de la menor. Sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas y su corazón se estrechaba.
-No sé como agradecerte esto, de verdad.- dijo, tomando el sobre con manos temblorosas. -No sé que haría sin ti.
Sin pensarlo dos veces, la pelinegra se lanzó hacia Marta, rodeándola entre sus brazos en un abrazo lleno de alivio y cariño.
La rubia correspondió, sintiendo el calor del cuerpo de Fina contra el suyo.-Eres la mejor persona que he conocido... Te quiero tanto...- susurró aquello último.
La mayor sintió un nudo en la garganta, al borde de las lágrimas al escuchar aquello y con una sonrisa de niña pequeña en su rostro.
Cuando finalmente se separaron, Marta miró a Fina con los ojos llenos de lágrimas contenidas.
-No pierdas tiempo.- habló, sosteniendo sus hombros. -Ve al hospital, tu madre te necesita.
La menor asintió con una sonrisa y el rostro lleno de lágrimas. Con una última mirada, le agradeció y se marchó corriendo, dejando a Marta ahí, mirando como se alejaba.
●●●
En la intimidad de su despacho, Marta fue capaz de asimilar todo lo que había pasado y como eso la había hecho sentir.
Sabía que ofrecer esa cantidad de dinero a otra trabajadora, hubiera sido una decisión dificil, pero con Fina, no lo había dudado ni un segundo. Desde esa tarde que dieron un paseo juntas, donde por primera vez se había sentido escuchada comprendida y, lo más importante, valorada; había estado ahorrando. Porque Fina no era una empleada más, era alguien que había tocado su vida y la había pintado de colores.
Con ese abrazo de Fina, ese contacto tan íntimo y cargado de significado, había terminado de comprender lo que significaba amar a alguien.
Es esa sensación de calor que se extendía por su pecho y luego por su cuerpo. Cada pequeña interacción, cada sonrisa compartida, cada mirada cómplice que te hace derretirte. Es un sentimiento profundo que provoca sonrisas involuntarias al ver que esa persona está feliz, o preocupación por su bienestar cuando ni si quiera te importa el tuyo.
Es el sentimiento más complejo, pero a la vez, el más bonito.Marta rió en la soledad de su despacho, sin la necesidad de sentirse sola como anteriormente, por los pensamientos tan cursis que Fina le había provocado.
También sonrió al tener el presentimiento de que todo saldría bien. No solo la operación de la madre de Fina, sino por lo que estaba floreciendo entre ellas.Una vez más, Marta se permitió sentir esa esperanza de que lo mejor estaba a punto de pasar.
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MÁS ALLÁ DE LO PROFESIONAL
FanfictionEn "Perfumería de la Reina", Marta, la nueva directora, se enfrenta a la soledad. Entonces, la llegada de Fina, una joven dependienta inexperta, trae consigo un soplo de frescura y vulnerabilidad a su vida. A medida que Marta se siente atraída por l...