see you again ! 2yeon au

# seventeen

⚢

YOO JEONGYEON'S POV:

Correr a través de los pasillos del hospital me cansó más de lo que esperaba, pero no fue un impedimento para poder llegar a un lado de mi pequeña. Ella estaba acurrucada en los brazos de Nayeon, prácticamente rogando que detuviera el dolor, se encontraba totalmente descubierta de las sábanas, con ropa que la mantenía fresca. Su llanto se podía oír desde fuera, su dolor palpable en el ambiente. Nayeon trataba de tranquilizarla, distraerla de lo que su cuerpo estaba sintiendo, pero era imposible en ese estado.

Me acerqué con cuidado a la cama, y Ryujin se aferró a mí en cuanto me vio, las lágrimas gruesas barrían sus mejillas, cubriendo mi corazón con una tristeza que hacía mucho tiempo no sentía. Nayeon con cuidado se movió para darme espacio, a lo cual mi bebé aprovechó para que yo me acueste junto a ella.

Ryujin enterró su rostro en mi hombro, sus puños empuñando con fuerza mi blusa por el dolor. Pude sentir su fiebre a través de mis ropas, estaba hirviendo.

— Tienes mucha fiebre, bebé —le digo, tratando de darle un poco de espacio para que no siga subiendo su temperatura, pero ella rápidamente niega para que no me aleje.

— Le hemos dado medicamentos y compresas frías pero no parecen estar funcionando —explica Nayeon, su rostro con la preocupación pegada, mientras muerde una de sus uñas.

Aquel hábito no se le ha quitado ni siquiera dieciséis años después; el morder sus uñas cuando está nerviosa ha venido siendo una de las cosas que suele hacer desde la adolescencia. No es frecuente, sino que solo cuando no sabe con exactitud qué hacer en una situación estresante, justo como la que estamos atravesando ahora. Ella me queda mirando por un rato, como si estuviese disculpándose por no poder ayudar a nuestra hija.

Ryujin sigue tratando de calmar su dolor de alguna forma, muerde su mano para al menos poder concentrarse en aquel lugar y no en su aflicción mayor. Viendo cómo estoy tratando de ayudar a mi bebé, y el que ella solo demuestre necesitarme a mí, Nayeon trata de darnos nuestro espacio; en silencio, camina hacia la salida de la habitación, y aunque no fuese su intención, Ryujin se da cuenta.

— No te vayas —su pedido logra sorprender a mi ex mujer, que sin siquiera dudarlo una sola vez vuelve a acercarse a la cama, pero intentando mantener distancia; Ryujin estira su mano, invitándola a quedarse junto a nosotras, cerca—. ¿Me das un abrazo? —su voz suena pequeña, tímida, como si temiera al rechazo de Nayeon; cosa que jamás llega.

Nayeon se abraza a Ryujin con cuidado, y ahora las tres nos encontramos en una misma burbuja, ambas consolando a nuestra pequeña hija.

Al pasar de las horas, mi bebé se queda dormida, las lágrimas secas en sus mejillas y sus murmuros adoloridos aún estando en sueños. Nayeon no se ha ido, sigue tan al pendiente de ella como cuando llegué, y eso es algo que le agradezco profundamente. Ryujin es una chica sensible, más de lo que ella quiere demostrar; el hecho de que Nayeon esté ahora junto a ella, cuidándola, consolándola, ayudándola con su enfermedad y su dolencia, ha provocado que mi hija se muestre mucho más abierta a ella y logre abolir el sentimiento de soledad que ha alojado en su corazón desde el día en que su madre nos dejó.

A pesar de que nunca me gustó la idea de que mi hija tuviese otra figura materna en su vida, por la mala experiencia vivida con Nayeon, debo admitir que ahora ella se ha estado ganando su lugar nuevamente.