El Deber

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Becky

Paso la siguiente página de mi lectura y me tomo unos segundos para apreciar las rosas
blancas favoritas de papá.

Se ubican dentro de un macetero redondo de mármol y la criada las trajo a mi habitación esta mañana, ya que soy yo quien las cuida y gracias a mis atenciones sus hojas tienen un brillo especial esta mañana.

—¿No te has cambiado aun? —Madre ingresa a mi alcoba empujando ambas puertas y detrás de ellas van dos mucamas más. —¡Becky!

Le muestro el libro y me levanto del asiento de mármol que se ubica con vista al jardín desde el segundo piso, mis lecturas las realizo aquí y es mi asiento favorito.

Mamá le da órdenes a las dos mujeres, quienes se ocupan de mis pertenencias mientras ella saca del interior del armario el abrigo que pidió hacer a nuestra costurera, todo para esta ocasión.

—Perfecto. —Lo coloca sobre mi cama y entre dos criadas más llegan trasladando mi vestido color pastel. —Cámbiate y no pierdas más el tiempo en libros.

—¿No crees que mi conocimiento pueda impresionar más a mi futura esposa antes que mi belleza?

—Los ojos verán esto primero. —Me señala de arriba abajo y sonríe.

Suspiro y ella me arrebata el libro, cuando intento tomarlo otra vez, las criadas me rodean evitando que lo haga, me ayudan desvistiéndome y también con el aseo, me perfuman bien y deslizan las cremas con olor a flores sobre mi cuerpo, extiendo los brazos y me coloco el vestido, mientras ellas ajustan mi corset.

Me llevo la mano al vientre. —No puedo respirar.

—El precio de impresionar. —Responde madre.

—Apártense. —Les ordena a las criadas.

Les sonrio despacio y susurro un gracias, antes de ser llevada por mamá hacia el espejo.

—No hay duda que tienes mis genes. —Suspira.

—Ahora el toque final.

Le extienden una de las cajas con las joyas de la familia y saca de ellos el collar, junto a una tiara brillante que coloca sobre mi cabeza.

Todo esto me deja agotada.

—¿Es absolutamente necesario?

—Lo es.

Bien.

—Ya lo hablamos, Becky.

—Ya lo decidiste por mí, madre.

La expresión le cambia el rostro y me toma de los hombros, volteándome hacia ella.

—Quiero lo mejor para ti.

—Ya lo has dicho.

—Tu padre ya no está, solo nos tenemos a nosotras y nuestro pequeño reino se cae a pedazos.

Desde la muerte de mi padre, madre ha intentado mantener a flote nuestro hogar, no es normal para otros reinos más grande que el nuestro que una reina gobierne sin esposo, pero de mis propios ojos cabe que ha hecho lo que se pueda, sin embargo el reino sigue exigiendo un rey que se siente en el trono y como pueblo, estamos aquí para escucharlos.

Claro que mamá no desea entregar el trono, así que hizo un trato con un reino vecino, quienes solo buscan una esposa para su hija.

Yo...

—Althea es un reino prospero y haz echo un gran trabajo.

—Eres mi hija, claro que piensas eso, pero ellos—Me dio sonríe. — El pueblo no ve lo que hay dentro de estas paredes, solo desean respuestas rápidas y necesitamos ayuda, como tu necesitas un apoyo en caso de que yo...

REALEZA, AMOR Y TRADICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora