El ensayo fue una cosa de otro mundo, escuchar a Cerati cantando canciones de Colores Santos, y algunas de Amor Amarillo fue una de las cosas que no sabía que tenía que vivir.
Me regresé al hotel temprano, tenía muchas cosas en la cabeza, sentía mucho peso en mis hombros. Tenía pensamientos recurrentes acerca de devolverme a Los Ángeles y continuar mis planes como los traía. Pero luego pensaba en Gustavo, con lo poco que lo conocía ya entendía que dejarlo era un adiós para siempre. No porque quisiera estar con él, o quizá sí. Pero es que este tipo de oportunidades no suelen aparecer dos veces. Mi celular sonó.
-¿Aló?
-¿por qué te fuiste tan temprano? ¿Dónde estás?.-Tenía un tono de preocupación.
-Estoy en el hotel. No pasa nada, sólo un poco de cansancio mental.
-El concierto no es hasta mañana, ¿querés salir a cenar hoy?.-preguntó aliviado.
-Está bien, ¿a qué hora?
-¿te parece bien a las siete?
-Sí, ok.-Me quedé callada.
-¿por qué me torturas así?.-dijo juguetón.
-¿qué dices?.-reí un poco.
-Que me tienes poniendo atención a cada uno de tus movimientos.
-No tienes qué, Gus. Estoy bien.
-Bueno, ponete guapa. Chau.-Y colgó. Cerati era así de extraño a veces.Le dí de comer a Dotty y aproveché de llamar a mi madre. Hace días que no la llamaba. Duramos como dos horas al teléfono, aproveché de contarle todo, y ella emocionada me dijo que le gustaría visitarme un día y conocer a Gustavo. Le insistí que no somos nada y que sólo es mi nuevo jefe, pero se rehusaba a creerme.
Terminé y me alisté, me coloqué un vestido corto, color vino y sandalias de tacón, tenía rato que no me vestía así, pero pensé que la ocasión lo ameritaba. Me maquillé y peiné, me apliqué perfume en el busto y cuello, unas tres veces. Nunca era suficiente. Tocaron mi puerta. Abrí.Gustavo me miró de arriba a abajo de la manera menos disimulada que encontró. Se me quedó viendo a los ojos.
-Yo no te puedo sacar así.-Dijo inmediatamente.
-¿Así cómo?.-Me agarró por la cintura y me llevó adentro de mi habitación, cerrando la puerta detrás. Se sentó en una de las sillas y resopló fuerte. Se rascó la cabeza y luego acomodó sus rizos, yo seguía parada, sin entender nada.
-Si salgo contigo así, me van a atacar hasta que me muera. Te ves joven y sexy.-Yo me senté en la cama.-Mirá que ya me han puesto muchos nombres por los "escándalos" con mujeres que he tenido.-Hizo énfasis en las comillas con sus dedos.-Si no fuese tan bueno en la música la gente solo hablaría de mi vida personal.-Se masajeó la cien.
-No te estreses, ya me cambio.-me levanté y le toqué el hombro. Me tomó del brazo y me dejó caer en su regazo.
-No te cambies, quedémonos aquí si no te molesta. Te ves espléndida, perdoname si no me supe expresar.- me agarró del mentón.- Yo pediré algo para comer.-El momento, su agarre y su olor a perfume y cigarrillo me nubló la mente. Lo agarré de la cara y lo besé suavemente.
-Cómeme a mi.-Dije sin pensar. Él me miró fijamente con sus pupilas dilatadas, apenas podía ver el azul de sus ojos y sin decir nada me cargó hasta la cama. Me colocó suavemente sobre el colchón y me tomó del mentón una vez más.
-¿estás segura?.-Preguntó, yo asentí mientras le desabrochaba la camisa. Él se dejó, respiraba fuerte, sus manos querían detenerme pero él mismo se controlaba.-Sabes qué es lo que esto implica, ¿no?.-Yo negué con la cabeza. Me levanté para quedar frente a él.
-No quiero saberlo.-Susurré en su oído, noté que mordió sus labios y soltó un suspiro largo. Me tomó por la cintura y me volteó. Quedando nuestros cuerpos pegados. Me tiró en la cama de la misma manera.
-Ponte en cuatro.-Dijo mientras terminaba de quitarse la camisa. Yo obedecí. Me subió el vestido y besó mi trasero. Jugó con mi ropa interior con su boca. Respiraba fuerte, podía sentirlo en la piel.-Voltéate, por favor.-Ordenó y obedecí de nuevo.
Me quitó el vestido hasta que quedé en ropa interior completamente, me miró por completo y se posó encima de mí. Me tomó suavemente por el cabello y comió mi boca como, estoy segura, nadie había hecho antes. Terminó el beso con una mordida suave en mi labio inferior. Empezó a besar mi cuello mientras sostenía uno de mis senos en su mano.
-Acá no hay relleno.-Dijo divertido.-Déjame verlas.-Colocó su mano en mi espalda y desabrochó mi brasier. Lo quitó con cuidado y las tomó en sus manos, las miró y las besó más arriba del pezón, torturándome.-Divinas.
La excitación me estaba llevando al borde del colapso, y aún no habíamos hecho nada. No entendía cómo causaba esto en mí.
Me besó el abdomen, y mordió en algunas ocasiones, llegó a mi vientre y mordió el inicio de mis ropa interior, olfateó con profundidad y me besó por encima de la tela. Pasó un lengüetazo por todo mi clítoris aún sin quitar la prenda. Me estaba matando.-Qué olor tan celestial.-Dijo aún besando ahí abajo. Me levanté rápidamente e intenté desabrochar su cinturón pero me detuvo.-Hoy nos concentraremos en tu placer, y mi placer está en que vos disfrutes.-Metió uno de sus dedos en mi boca, lo chupé mientras lo miraba.-Sí, me vas a hacer muy feliz.-Sonrió y me tumbó en la cama nuevamente.
Mordió el borde de mi calzón y luego lo agarró con sus manos para quitármelo. Abrió mis piernas y olfateó mi sexo. Parecía ser un éxtasis para él eso de olfatear. Lo tocó con delicadeza y le dio una palmada, sonó húmedo.
-Estás lista.-Sonrió, se bajó el pantalón y me dejó ver cuál iba a ser el platillo principal. Me vió mirándolo y se mordió el labio.
Se posó entre mis piernas y sin avisar me dio la mayor embestida de mi vida, podría decir que fue dolorosa, pero a medida que lo repetía el dolor quedaba en segundo plano. Sólo había placer.-¿Cargas condón?.-Pregunté entre gemidos. Me faltaba el aire. El asintió.
-¿Me lo pasas? Está en la mesa de noche.-Sonrió levemente, yo me extendí a buscarlo pero el se movió conmigo, haciendo sus embestidas aún más profundas. Yo no podría agarrar el condón si él no paraba. Quizá esa fue su verdadera intención. Me dejé llevar y que pasara lo que tuviese que pasar. El lo notó y se sostuvo del espaldar de la cama para aumentar la velocidad. A este punto no tenía control de mi misma, me estaba controlando el mismísimo Gustavo Cerati. No podía imaginar cómo este hombre cogía de joven, si estando maduro era una máquina de placer.
El se detuvo, y bajó a mi intimidad, mientras con su otra mano tomaba fácilmente el condón de la mesa. Me comió entera. No dejó espacio sin probar, estaba haciendo un recorrido completo. Se iba colocando el condón mientras me miraba desde abajo. Antes de subir depositó un beso en mi clítoris y entró en mí nuevamente. Esta vez fue lento, pero profundo. Me besó mientras lo hacía.-¿Te gusta?.-Dijo entre besos. Yo asentí.-Dímelo.
-Me encanta.-Respondí entre jadeos.-Ya no puedo.-El sonrió y me tomó del cabello.
-Yo tampoco.-E hizo una embestida dura que se llevó mi orgasmo, y el de él también. Me besó en la misma posición suavemente. Sentía el sudor de su frente, me reí, y él rió conmigo.-¿qué?
-Nada, que me diste el mejor sexo de mi vida.-El sonrió mientras salía de mi y se acostó a mi lado.
-Estás divina, la buena comida se come con gusto.-Me ruboricé. Y me cubrí con las sábanas.-¿aún tienes hambre?
-Sí, pero no de comida.-Esbocé una sonrisa, el suspiro riendo.
-Dame chance, que los años no pasan en vano.-Reí, y le di un beso en la mejilla.-¿por qué no me besas en la boca?.-Preguntó confundido.
-Porque sabes a mí.-Hice una mueca. Me tomó de la cara y me dió un beso en los labios, y sí, en efecto, a eso sabía. Se separó riendo.
-Acabas de probar el más puro néctar.-Y se quedó viendo a mis ojos.-Me encantas.
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Sweet Sahumerio
Romance"Yo merezco lo que sueño. No sé qué tan espiritual podría considerarme en estos momentos pero no necesité prender inciensos ni hacer rituales de amor para atraerte. Estabas ahí, en mi santuario, como un sahumerio, dulce, divino."