Capítulo V

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Me despertó la claridad de la mañana, ayer olvidé cerrar las ventanas y el reflejo del sol me daba completamente en la cara. Miré hacia un lado, ahí estaba aún, profundamente dormido. Acaricié sus rizos, pero la calidad de su sueño era buena.
Le di un beso en la mejilla, pero tampoco despertó. Me dispuse a levantarme y ducharme, para luego pedir el desayuno a la habitación, si a él no le gustaba comer en su habitación; hoy estaba en la mía.
Encendí la TV mientras desayunaba. Él luego de un buen, despertó perezosamente. Bostezó, y se quedó viendo a la ventana.

-Buenos días.-Dijo con la voz ronca.

-Hola, ¿dormiste bien?.-Lo miré, se veía precioso.

-Más que bien, dormí divino.-Se volteó a mirarme.-¿Ordenaste comida?.-preguntó interesado.

-Sí, ¿quieres? También hay para ti.-Le sonreí. Asintió y se levantó completamente desnudo, se estiró y se fue al baño. Sonreí ante tal acto.

Salió con la cara lavada y el cabello acomodado, llevaba una toalla enrollada en la cadera. Me tomó del mentón y me dio un beso en la nariz.

-¿Si quiera me dejaste algo de comer?.-preguntó riendo. Yo asentí.

-Hoy tienes concierto, aún así te noto tranquilo.

-Los nervios vienen después, amor. Eso dura un ratito y ya luego se te pasa.-Comentó mientras comía.-Mañana o pasado nos vamos a Buenos Aires, dejame checar de todas formas.-Me sonrió.

-Tengo una pregunta.-El asintió interesado.-¿me podría quedar contigo un rato mientras consigo un apartamento y dinero?.-Reí.- Es que me tomaste por sorpresa con todo este plan.

-¿Para qué necesitás dinero?.-Preguntó confundido.- Quiero decir, ¿pasó algo?.

-No, sólo lo rentable de la vida. Y yo no conozco Argentina, Gustavo.

-No te preocupés por dinero, y sí te podés quedar conmigo, y el tiempo que gustes. Mi casa es tu casa.-Esbozó una sonrisa.

Terminó de desayunar. Y se sentó en la cama a mirar por la ventana. Me senté a su lado, me miró y posó su mano en mi muslo.

-¿Sabes? Yo soy un tipo enamorado.-Sonrió.-Pero no lo digo sólo por las mujeres. Me enamora la vida, los paisajes, los astros, los colores, las estrellas, incluso la muerte a veces. Me da curiosidad dejar este mundo como un punto de luz y pasarme a otro universo.-Sacó un cigarrillo de la cajetilla que estaba en la mesita de noche. Lo encendió y me apuntó.-Vos me andás dando dolores de estómago, de los buenos, eh? Y eso que apenas te conocí hace unos días.-dió una bocanada. Sonreí. Tomé su rostro en mis manos y masajeé sus mejillas y su frente, pasé mis dedos en círculos por su cien y este cerró sus ojos por un momento.-Bueno, eso estuvo buenísimo. Qué random que sos.-Dijo riendo.

-3 días llevas quejándote de dolores de cabeza. Deja el cigarrillo, que no te hace bien.-lo dije para darle un beso en la nariz. El suspiró.

-Que lo he intentado. Me es difícil, pero ya pronto.-Asentí.

-¿Te drogas?.-Pregunté de repente. El se sorprendió.

-Antes lo hacía. En este mundo la comida es cara y la droga es gratis.- dió otra bocanada a su cigarrillo.-Pero te prometo que ya no lo hago, mi única droga últimamente son malas mujeres.- Lo miré con desaprobación.

-Pues mal por ti que las eliges.-Me iba a levantar para buscar un vaso de agua pero me detuvo.

-Vos sos buena, por eso no la voy cagar.-Lo miré atenta.

-¿No te parece que va a ser un escándalo que cargues una mujer a todos lados sin dar el más mínimo detalle?

-La gente no entiende que uno lleva la
vida pública como nos plazca, ya de ahí a lo que digan los medios es otra cosa. Y si te afecta lo que digan también. Yo antes llevaba una vida sin control ni filtros, pero me hice papá y comprendí que mis hijos iban a crecer e ir a la escuela, que la gente les iba a hablar de mí y no de mi música. Claro, todo esto lo entendí cuando me enrollé con Deborah y no tenía intenciones de que mis hijos se enteraran, pero pasó y cuando miré bien la escena ya tenía un desastre de vida otra vez.-Me miró.-Por eso te pregunté ayer si sabías lo que esto significaba. Pero no quisiste saber.-Rió pícaro.-Tenés dos opciones.-Explicó con sus dedos.- Nos comemos en secreto, o nos comemos cuando queramos. Y yo no tengo intenciones de esconderte en mi vida, yo no me considero un hombre machista pero este trofeo tengo que enseñarlo.-Acarició mi mejilla.

Sweet SahumerioWhere stories live. Discover now