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Los sirvientes corrían de un lugar a otro, ordenando y limpiando los últimos detalles para la celebración del cumpleaños de Bladwin V, sobrino del rey, la cual no solo se festejaría en el castillo, sino en toda Jerusalén. No había ni una calle que no estuviera decorada y con mesas donde los ciudadanos festejaban con música, baile y abundante comida desde temprano.

Las puertas del castillo estarían abiertas para el público, solo el patio real estaría resguardado por protección de la gente, pues estarían allí todos los lords y la realeza festejando.

Mesas y sillas decoradas, velas alumbrando para la oscuridad que caia poco a poco sobre sus cabezas, cubiertos de oro sobre las mesas combinaban con el mantel blanco y azul igual que los escudos de Jerusalén.

Los invitados llegaban poco a poco con ostentosos regalos; joyas, vestimentas dignas de un rey, documentos donde cedían sus tierras o autorizaciones para tener algunos derechos sobre manejar tierras. Todo ello para el heredero de la corona, un niño de 8 años que aún no entendía el valor de las cosas materiales, a quien no le interesaba ninguna de esas cosas. Solo quería jugar con alguien, estar con su mamá y su tío.

Sibylla saludaba a cada una de las personas que llegaban con una sonrisa falsa para algunos y sonrisa sincera para otros mientras sostenía a su niño en brazos que lo hacía también saludar educadamente a los invitados. Los regalos eran puestos en una mesa aparte y la gente se sentaba en las mesas principales, cada quien ya tenía asignada una mesas, pues eran organizadas conforme a las personas más importantes a las menos importantes, sus estómagos eran llenados con tentempiés que habían en la mesa, como frutas, vino y queso hasta esperar a que llegara el rey e iniciará la celebración.

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Amira recién iniciaba a maquillarse, sabía que llegaría un poco tarde por su nulo apuro en arreglarse. Tenía una preocupación por no tener un regalo para el sobrino del rey ¿Qué le podría regalar al sobrino de un rey? nada barato eso sí. Pero justamente no tenía nada que regalarle, pensaba y pensaba en que regalarle.

—Pero claro!—trono sus dedos y buscó entre sus cosas hasta hallar una bolsa algo pequeña con el objeto que buscaba adentro de ella, sacándolo para verlo—Ni modo, tendré que comprarme otro luego—metió de nuevo el objeto en su bolsa y lo dejo en la cama para solo agarrarlo y llevarlo consigo a la celebración.

Terminó su maquillaje y se dejó el cabello suelto, pondría sobre el unos adornos que le dió el rey y aretes que combinaban con el adorno en su cabeza. El vestido que tenía puesto es de color blanco, sentía que estaba muy elegante para la ocasión pero no podía culparse, era el único vestido que tenía y que iba a utilizar para una gala a la que asistiría en la noche junto con sus amigas, evento por parte de la academia de baile para los bailarines más importantes del mundo. También por eso es que habían viajado a Israel, no solo se trataba de vacaciones.

Terminaba de dar sus últimos retoques para por fin salir a la celebración.

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Los invitados charlaban entre ellos hasta que avisaron la llegada del rey, Baldwin entro al patio y todos se levantaron de sus asientos haciéndole revenrencia. Tomó lugar en mesa privada que compartiría con su hermana, sobrino y su queridísimo cuñado, nótese el sarcasmo, estos tres sentados a su derecha, teniendo primero a su sobrino junto él.

—Bendecida noche a todos los presentes el día de hoy. He de dar comienzo a la celebración de mi sobrino Baldwin V, heredero al trono quien cumple 8 veranos y quién sera un buen rey en mi ausencia gracias a la voluntad de Dios. Por favor, tomen asiento y disfruten de la velada—terminó de hablar, tomo asiento en su "trono" y todos los demás también tomaron asiento.

THE PAST IS PRESENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora