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Pasos y más pasos eran los que se escuchaban dentro de aquella habitación, el ambiente pesado y sofocante solo hacia que Amira se sintiera estresada. Ya llevaba 4 días en el pasado y hasta ahora se da cuenta que no había pensado en ello, cómo rayos pudo ir al pasado? Fue al momento de tocar la tumba? O quizás su mente le jugaba una mala pasada y simplemente estaba soñando por el buen golpe de cabeza que se dio.

Cuál sea que fuese la razón, Amira estaba desesperada por la situación. Daba vueltas de un lado a otro caminado, pensando y de paso mordiéndose las uñas por la ansiedad que estaba teniendo, no era alguien que se estresara rápido pero en estos momentos se sentía en colapso mental al no saber que hacer.

Se había duchado y puesto de nuevo el primer conjunto con el que llegó a este lugar y aun así la ducha no le calmó los nervios. Decidió ir preparando sus cosas para ir a los aposentos del rey y limpiar sus heridas. Al ser ella la nueva médico principal, Baldwin le dio la libertad de pedir los materiales e ingredientes que utilizaría para curarlo, gesto que Amira agradeció pues así podía tener todo listo con anticipación antes de ir con el rey.

Teniendo todo en mano se dirigió a los aposentos del rey, tocó la puerta y luego de escuchar un pase entró a la habitación.

—Buenos días majestad, que tal durmió?—los ojos de Amira reflejaban una inquietud tratando de ser escondida, cosa que él rey notó sin esfuerzo.

—Buenos días mi señora Amira, he descansado muy bien. Usted lo ha hecho? Parece que tuvo una noche muy larga—contestó Baldwin luego de sentarse en la mesa de ajedrez.

—Tal vez tuve un pequeño desvío de pensamientos inquietantes. Nada malo, solo una pequeña preocupación—sonrió a medias Amira.

—Puedo ser conocedor de su preocupación? O es acaso que su habitación no le gusta? Las personas la han tratado inapropiadamente?—cuestionó el rey con preocupación.

—Nada de eso majestad. Es solo que…bueno… yo quizás tenga que regresar a mis tierras. Pero no sé como—susurro a lo último Amira, cosa que Baldwin escuchó muy bien.

—Oh… se refiere a que no cuenta con algún tipo de transporte para regresar a sus tierras?—Amira asienta con la cabeza—en ese caso yo podría proporcionarle el transporte que sea requerido para su regreso…—sugirió Baldwin no muy convencido pues no esperaba que la mujer regresara muy pronto a su hogar y lo dejara solo…solo…si, así se sentiría Baldwin si Amira se fuese. Aunque no pasara mucho tiempo con ella, el tiempo que compartían lo hacía olvidarse de la soledad de la que se encuentra rodeado.

—Muchas gracias majestad, pero ningún medio de transporte con los que cuenta me podrían llevar a mi hogar—Amira sonreía agradecida por el apoyo del rey.

—Ningún transporte mío puede llevarla? Que curiosidad tengo por su modo de llegada, puede decirme cómo llegó entonces a tierra santa?—confusión era poco lo que sentía Baldwin, estaba asombrado e incrédulo, que otro tipo de transporte existía en las tierras de la mujer?.

—Bueno…digamos que un pájaro grande de metal me trajo, solo que cuando aterrizó, el pájaro me dejó aquí y volvió a mis tierras para llevar a más personas a otros lugares—no existen los aviones en aquellos tiempos, el pájaro era el modo mas fácil de explicar como llego aquí, aunque suene irreal para ellos.

—Un pájaro de metal? Eso parece más una mentira. Disculpe mi señora, pero por favor no juegue conmigo—quizás debería seguir con la investigación sobre la chica y sus tierras, no debía olvidar que no la conoce del todo y parte de sus palabras pueden ser mentiras para que no la descubran.

—Si majestad, no miento. Quizás pueda hacerle un dibujo del pájaro?—podía ver la incredulidad en los ojos de Baldwin y no se arriesgaría a que la tacharan de mentirosa y la votarán del palacio o la matasen.

THE PAST IS PRESENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora