la verdad es que esto de las metas no se me da porque me encanta actualizar rápido cuando estoy inspirada, pero de verdad me encantaría que votaran y comentaran y recomendaran el fic 😭🫶🏼
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⚽️ ── Jude
Bajo la ventanilla y en cuanto la veo le lanzo la bolsa de ropa que me ha dado la dichosa estilista que contrató Enrique. Según él, la vestimenta que usemos en estas salidas y la compatibilidad entre no sé qué cosa del color es un plus en todo esto. Todo es un plus para Enrique.
No le di importancia porque vestirme a mi es muy sencillo, pero esperar a que la rubia se cambie me da dolor de cabeza con solo pensarlo.
La muy tonta no reacciona, la bolsa le da un golpe certero en el rostro y cae al suelo. Me mira con estupefacción y yo intento no reírme en su cara haciendo dominio de mi mejor cara de poker.
—Cámbiate rápido —ordeno.
Empiezo a subir la ventanilla.
—¡Imbécil de mier-
Oops.
Se ha cerrado la ventanilla por completo y no termino de escuchar sus insultos. Los vidrios polarizados no dejan ver lo que hago y la observo irse con la espalda erguida y despotricando odio a su alrededor. Su pelo rubio desordenado baila con cada paso, me pregunto si debí traerle una plancha para el cabello.
Maldecía a Enrique en mis adentros, con tantas mujeres guapas y bien arregladas me vino a contratar a la más... insufrible. Qué mujer para intensa y molesta.
Le subo a la música en las cornetas del auto. Se reproduce Loving You de Elvis Presley. Soy fanático del rock romántico y antiguo. La basura de ahora no se compara en nada a la buena música de antes, pero tampoco me quejo de los géneros actuales. Tarareo el ritmo y repiqueteo un pie con impaciencia, de seguro llegaremos tarde a la puta reserva por culpa de esa subnormal.
No me ha hecho gracia nada de esto en cuanto leí el correo de Enrique con sus indicaciones. ¿Seguirla en Instagram? ¿Interactuar por redes sociales? A eso sumándole que ya me quiere ver la cara de tonto saliendo con otros. Qué pasada. Nadie juega conmigo y no permitiré que manche mi nombre. Luego el hecho de venir a buscarla desde Madrid, se me han acabado las llantas en carretera. ¡Por Dios, tampoco quiero ser el novio del año!
Ni siquiera sabré cómo actuar en la estúpida cena. ¿Cómo se supone que me ría a su lado? Cuando todo lo que me provoca es repudio. Si tan solo no me hubiera detenido a perder el tiempo con ella aquel día no estaría aquí plantado. Para la única cosa que quiero hablarle es para insultarla por ser un puto grano en el culo. Es peor que una lesión en plena temporada.
