C10. Reflexiones

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—Hürrem... —Mahidevran coloca su rostro en la oreja de la pelirroja oliendo y disfrutando los aromas de su cabello. Le susurra en el oído —¿Recuerdas cuando fui a ver a la madre Sultana? Bueno... no fui allí... fui a ver al Sultán...

Los ojos de Hürrem se abren en par en par. Quiere soltarse y alejarse de la sultana pero el agarre de esta es fuerte

—Shhh... lo entiendo perfectamente. Pero adivina que... él sultán me golpeó... por ti... me repitió "¿Dónde está Hurrem, Dónde está Hurrem? Mientras golpeaba mi espalda...

Hürrem escucha atentamente las palabras de la sultana con horror en su rostro con el ceño fruncido —¿En serio te hizo eso?

Mahidevran suelta a Hürrem y le da la espalda —Baja el cierre del vestido —Susurra

Hurrem lo duda dos veces, da un paso hacia adelante y delicadamente pone sus dedos en el cierre. Lentamente lo tira hacia abajo y los golpes de en la espalda van apareciendo—Por Allah... —Dice con el ceño fruncido

—¿Viste Hürrem? El sultán te ama... El sultán te quiere devuelta... —Dice presionando su mandíbula, apretando los dientes. Se da la vuelta, volviendo a Hürrem —Pero no te vas a ir, Hürrem, no me dejes sola... no me dejes sola como me dejó Gülşah

—Pero tú la mataste, Mahidev-

—Shhhh... yo mato por ti, Hurrem... mato por ti y lo haría una y mil veces...

—Pero ¿Por qué?

—¿Por qué? Porque me has vuelto completamente loca Hürrem...

—¿Qué quieres decir...?

La sultana suspira, coloca su mano en su propia frente y comienza a caminar por toda la habitación con mil dudas en su cabeza.

—Mahidevran te volviste loca...

Mahidevran se detiene y mira a Hurrem directamente a los ojos —Tú me has vuelto loca Hürrem...

—¿Yo?

—Sí... Por favor... Ocultamos este cadáver... o lo ponemos en medio del palacio y que le hagan la autopsia...

—Es peligroso, tu eres la principal sospechosa, Mahidevran, es tu sirvienta.

—Era.

—Tiene signos de golpes, moretones, sangrado nasal, tiene roto el cráneo... La golpeaste contra la pared o el piso, mejor dicho una superficie plana y rompiste su cráneo. Murió desangrada y porque la golpeaste fuerte. Se darán cuenta de esos signos. Lo enteraremos... en el jardín principal detrás de la fuente... o en alguna parte del jardín.

Mahidevran escucha atentamente las palabras de Hürrem, coloca ambas manos en su cabeza tratando de procesar la información que acaba de compartir la rusa. —Te volviste loca, Hürrem. Podrían verte.

—Mencionaste que tú también... —Entonces, volvámonos locas juntas...

A la sultana se le forman una sonrisa en los labios y esto hace sonreír a Hürrem también. Mahidevran da un paso hacia ella.

—¿Cuando lo haremos? —Pregunta Hürrem

—¿El que?

—El Ocultar el cuerpo

—Iríamos ahora pero es de noche y nos duele todo el cuerpo.

—Además podrían verme

—Pero es de noche. —Mahidevran se acerca a la ventana, la abre y deja acariciar su rostro con el viento. Pega un suspiro, observa el amanecer y le hace una seña a Hürrem de que venga y esta obedece —Por fin se va el olor a muerto y a descomposición

La sultana ríe

Hürrem gira la cabeza en dirección a Mahidevran. —¿Te estás dando cuenta, no?

Mahidevran gira la cabeza en dirección a ella—¿Del que?

—De nuestra confianza, mira hasta donde llegamos

—No lo menciones, Hürrem. Deja que el tiempo pase y anda descubriendo por ti misma —Vuelve en dirección hacia la ventana

Hürrem frunce el ceño y pone los ojos en blanco—Ay, solo trataba de decir algo bien, ¿Por qué eres tan dura conmigo? Andate a la mierda.

La sultana frunce el ceño y vuelve hacia esta—Pero Hurrem... por Allah, ¿por qué me maldices así? ¿Que te hice ahora?

—Me dijiste mínima tontería, o sea...

La castaña sigue con el ceño fruncido

—¿Por qué me dijiste eso?

—Porque me maldijiste

—No, no, antes, antes. Cuando me dijiste que no lo mencionara.

—¿El qué?

—¡Mahidevran!

—¿Qué?

—Ya sabes de que hablo

—Estamos discutiendo por cualquier tontería Hürrem, te enojas por todo y sin razón.

—Callate, no te soporto, Me voy con el Sultán y-

Los ojos de la sultana se abren alarmados y cuando Hürrem se da la vuelta para irse, esta la toma de la muñeca y la detiene. —¿Dónde te crees que vas? ¡Te quedarás acá! ¡¿Entendiste?! —La agarra de ambas muñecas con ambas manos, que ya no machan porque la sangre se secó, y la empuja hacia la pared más cercana —Ya hablamos de esto, ya tuvimos esta conversación, ¡no te escaparas hasta que yo te diga! Y no vayas a irte por una de tus tonterías caprichosas, si el sultán te ve... ¡Estamos en problemas! Esto es serio, Hürrem.

La pelirroja se queda inmóvil, no hay signos de que quiera escapar. Queda allí viéndola, sintiéndose avergonzada por la situación. Mira con sus ojos hinchados y cara lastimada. Esto hace reflexionar a Mahidevran y reconoce como se siente Hürrem. Cierra los ojos con fuerza ante la situación y la abraza.

—Ya es casi de día... ¿hace cuanto que no comemos?

Mahidevran piensa en los brazos de Hürrem —Hace más de 24 horas, creo. Por eso nos sentimos débil y no podemos pensar mucho.

—Nos vamos a morir de desnutrición

La sultana ríe —Fue sólo un dia, luego rompemos el ayuno

—No si no lo hacemos ahora, Mahidevran... limpiate las manos y ve a pedir comida

—Tienes razo-

—Tené cuidado...

La sultana ríe —Sí, ya lo se.

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En la ausencia de Mahidevran, Hurrem tenía que limpiar todo y sacar el olor a descomposición. Primero se acerca al cuerpo suavemente y lo observa con horror. En ese momento es como si el tiempo se detuviera, se preguntó porque no la alarmaba la situación del cadáver... ¡Mahidevran cometió un crimen! Y aun así no le importaba, Hurrem quería alarmarse, quería negarse a que no le importara pero no, no le importó.

Agarró el cuerpo y lo colocó en el baño. También quitó las alfombras que contenían el aroma a sangre y dejó que el viento se llevara los olores. Se sentó en la cama y esperó pacientemente a Mahidevran

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La Delgada Línea del Amor (Hürrem & Mahidevran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora