Caza o fracasa: El viaje hacia adelante

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89: Planes y acciones
Caza o fracaso

Dust 84: Planes y acciones

¡Feliz Navidad y Felices Fiestas!

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Oscar se sentó en su cama tratando de calmar sus nervios. Desafortunadamente, por más que respiraba, el joven campesino sentía mariposas en el estómago y la sangre le helaba.

Dejó escapar el aliento y bajó la cabeza antes de sacudirla: "Oh, hombre, esto es mucho más difícil de lo que pensé que sería".

" Tómate tu tiempo. No hay prisa."

—¿Pero no dijiste que teníamos que empezar a movernos?

" Lo hice. Pero lo primero es que debes sentirte cómodo con esto. Debes prepararte y tomarte tu tiempo. Es una decisión que debes tomar".

—¿Es eso cierto? —preguntó Oscar dubitativamente—. Porque realmente no lo parece.

" No, supongo que no. Me gustaría poder consolarte, Oscar, pero supongo que, siendo yo la fuente de tus problemas, lo que yo diga no sonaría a nada".

Ozpin le había contado muchas cosas en los últimos días. Cosas que, sinceramente, no podía comprender. Cosas que no creería ni podría creer si la voz mágica e incorpórea de un Cazador en su cabeza no se las hubiera dicho. Y ahora que sabía estas cosas, también se dio cuenta de que no podía quedarse sentado allí, en una granja en medio de la nada, mientras las cosas se iban al demonio a su alrededor.

Se dio cuenta de eso, pero dar los pasos necesarios para salir y afrontar ese peligroso viaje que le esperaba... hizo que todo su cuerpo se congelara de miedo.

Y ya el primer paso fue abrumador y aterrador: "Quiero decir, ¿no hay otra manera de hacerlo? ¿No funcionaría una carta?"

" En efecto, así sería. En un sentido lógico y utilitario, una carta funciona perfectamente para transmitir tu mensaje y resolver tu problema. Pero tú eres una persona y tu tía también lo es, y hacer las cosas de esa manera dejaría demasiadas cosas sin decir".

"Pero esto parece mucho más difícil."

" Lo es. Pero puedes hablar con el señor Uzumaki si quieres. Te prometo que él puede decirte un par de cosas sobre dejar las cosas sin resolver con un tutor".

Oscar se levantó y caminó hacia su puerta, deteniéndose en el pomo. "Estoy nervioso".

" Puedo estar aquí contigo si quieres. O si lo prefieres te doy tiempo para ti. Lo que necesites."

Oscar respiró profundamente y se decidió a seguir adelante. Abrió la puerta y encontró el pasillo vacío que conducía a la escalera. Al bajar, vio a su tía leyendo un libro sola en el sofá. Ella lo miró y sonrió: "Oye, Oscar, ya casi es hora de dormir, ¿sabes? No deberías quedarte con la ropa de trabajo puesta durante tanto tiempo".

Oscar asintió distraídamente mientras bajaba al suelo y se dirigía hacia ella. Se sentó junto a ella en el sofá y en silencio mientras ella lo miraba con curiosidad.

"Yo...yo tengo que irme."

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Ya era tarde otra vez y todos los demás en el castillo estaban dormidos. O aún era de noche, considerando que el cielo en esta tierra de oscuridad y Grimm nunca parecía cambiar. De cualquier manera, todos se habían ido a dormir y eso les daba una oportunidad que rara vez tenían cuando todos caminaban por los pasillos del castillo.

Una oportunidad para relajarse, incluso si ya no podían hacerlo juntos como era debido.

Kimimaro observó desde su posición elevada cómo Jūgo comenzaba a explorar los terrenos fuera del castillo. Su amigo merodeaba lentamente, alternando entre caminar sobre sus pies con un paso cojeando y desigual y caminar a cuatro patas como una bestia. Se acercaba a los charcos negros y los miraba fijamente como si esperara ver el fondo. Caminaba hasta los cristales y los miraba con nostalgia. Y si pasaba un Grimm, daban vueltas uno alrededor del otro antes de separarse.