₊˚ ୨୧ Capítulo Dos: ¡Esa vocecita! ୨୧˚₊

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Las miradas desde su propia mesa eran complicadas de disimular. Le daba vergüenza lucir demasiado obvia, aunque, precisamente, se había sentado tan cerca del mostrador para poder admirar de mejor manera al chico.

Él también la miraba de vez en cuando, o al menos eso era lo que ella quería creer. Nuevamente, el alma positiva iba en contra de la oscuridad que yacía en el fondo. Esa que le susurraba "solo estás haciendo el ridículo" o "no es lo que piensas, nuevamente te verán la cara".

Cuando pensaba en esa última, un escalofrío especial le recorría completa. Enfocaba su atención al libro que había traído y se colocaba los audífonos. ¿Por qué había pensado en el libro? Al no estar acostumbrada, las letras no le deleitaban la atención. No le provocaban apartar la mente de lo que buscaba: no pensar en el chico del frente. Ahora las recetas no parecían tan deliciosas, porque todo su foco estaba en esos brillantes ojos.

A la vez, si bajaba el libro sabía que todos la juzgarían. Todos sabrían que solo lo trajo para verse interesante y que en realidad ella no leía tan a menudo... O, quizá, solo era esa vocecita oscura que la molestaba.

Cerró el libro de una vez, ¡al diablo lo que la gente de alrededor pensara (nadie siquiera lo notó)!, y sacó el celular para escribir a su mejor amiga.

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Lluvia: Chico guapo. SOS. Muy guapo. Responde, responde, responde.

Natalia: Ubicación. Nivel de guapura. ¿En serio es un "SOS"?

Lluvia: Nivel 1,000,000. ¡Muy SOS! Estoy en una pastelería, es el chico del mostrador. Fui un poco rara, ahora no sé si piensa que estoy loca o me quiere invitar a una cita.

Natalia: ¡Ja! ¿Una cita? ¿Al menos ya hablaste con él en serio o solo te tomó tu pedido?

Lluvia: Bueno, bueno, tal vez exagero.

Levantó la vista para verlo de nuevo. Él la estaba mirando también así que se apartó pronto y siguió su trabajo. ¿La miraba porque le gustaba, o para verificar que esa loca de la mesa de allá no lo estuviera acosando de nuevo? ¡Ah! ¡La vocecita!

Natalia: Pídele su número.

Lluvia: ¿Qué? ¿No dijiste que era una exageración la cita y ahora te parece buena idea pedirle su número?

Natalia: Es solo para que hables con él... eventualmente pasará lo de la cita. Oye Lluvia... ¡ya es momento!

Lluvia: ¿De qué?

Natalia: De seguir :)

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Lluvia se quedó observando un momento el mensaje en su teléfono. A veces olvidaba lo mucho que la conocía Natalia. Era, probablemente, la única que notó lo mucho que sufrió por Asper. Los demás no estaban conscientes de lo que le costaba continuar, encontrar a otra persona, creer de nuevo cuando su corazón fue traicionado de esa manera.

¿Sería entonces esa la vocecita? La que no la dejaba creer. En ese momento parecía que la estaba sujetando de los cabellos, impidiéndole apartarse de su mesa para aproximarse al mostrador.

Levantó de imprevisto el rostro y Bruno la miraba de nuevo. Esta vez no apartó la vista, sino que le dirigió una bonita sonrisa, como la que le había regalado en su primera interacción.

El Jardín de las Espinas Rotas ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora