>Media Luna<

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-Ay, no puede ser.-desvías la mirada algo disgustada-.

-¿Son tus amigas?

-Si,pero ese no es el problema.

Yudith le dijo algo en el oído a Micaela para luego reírse.

-¡Eh, Babi!-gritó-. ¿Que es lo que te dije?

Pusiste los ojos en blanco. No le prestaste mucha atención.

El juego volvió a moverse.

-¿A que hora puedes llegar a casa?

-No lo sé. Solo debo llegar temprano. ¿Que hora tienes?

Sacó el móvil de su bolsillo y miró la pantalla.

-Las siete y media.

-Me quedo hasta máximo las nueve de la noche.

Terminando el juego, caminaron sin ninguna dirección específica.

La feria esta vez, era mucho más grande que los años anteriores.

Rubén se compró una manzana dulce.

-¿Y...tienes novio?-preguntó sin dejar de masticar-.

-No, nunca lo tuve.

-¿En serio? Osea, eres virgen...

Lo miraste como si hubiera dicho algo insólito.

-Perdón, no me refería a...eso. Si no de labios.

-¿Se podía ser virgen de labios?

-Si no has besado en la boca a nadie nunca, si.

-Pues entonces si, soy virgen.

Trataste de tomarlo bien, aunque hayas sentido una sensación incómoda.

Rieron.

-¿Por que no subimos a las sillas voladoras?-propuso el-.

-Luego.-te tocaste el vientre-.

-¿Estás bien?

-Si, solo que me ha empezado a dolor un poco.Creo que el algodón de azúcar me ha hecho mal.

-Oh, si te duele mucho me dices para llevarte a tu casa.

Encuentran un asiento disponible.

El dolor aumentaba de poco a poco.Pusiste cara de malestar.

-¿Quieres tomar alguna pastilla?

-No,no. Ya está calmando...-respondiste aliviada-.

-¡Rubius! ¡Aquí estás macho!

-¿Que pasa?

-Nada, ya nos vamos. Mangel quiere que terminemos la noche en su casa. 

-¿Otra vez?

La chica se encogió de hombros.

-Primero dejaré a Babi y luego voy para allá.

-Uh, vale. ¿Babi?

La miraste.

-No hagas caso lo que este subnormal te diga. Aunque lo admito, es jodidamente guapo ¿no?

Quisiste seguir la corriente, sin embargo solo sonreíste.

-Para Camila.

-Bueno ya.Entonces nos vemos.-dio media vuelta pero se detuvo y solo giró su cabeza-. Amanda irá.-guiñó el ojo-.

El no respondió.

-Debiste haber ido.-le dijiste cuando volvieron a quedarse solos-. No me iba a molestar si te hubieras ido con tus amigos.

El chico de la Plaza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora