No pensaste que los gastos de la camioneta fueran tan altos; ni de chiste alcanzaban a pagar, aun así, juntando los ahorros de los cuatro. Así que tendrías que ir con Alejandro a hablar de ello y buscar una solución que les beneficiara a todos.
Después de un largo día, decidiste ir a buscar a Alejandro a su departamento. Fuiste sin compañía de los chicos; quizá así pudieran llegar a un acuerdo tú y él solos.
Llegaste a su departamento por la noche, tocaste su puerta, pero no había respuesta.- El frentón piensa que tengo todo el tiempo del mundo.
Cuando apenas ibas a darte la vuelta para marcharte, Alejandro salió sin camisa.
Alejandro: Pensé que vendrías más tarde.
- Bueno, tenía algunas cosas por hacer, así que decidí venir primero. Espero no interrumpir.
Alejandro: Estaba a medio baño, pero pasa. Espérame en la cocina, por favor.
- Solo no tardes, que tengo un compromiso.
Alejandro: Ya vuelvo, chula. No tardó. En el refri hay jugo y demás cosas por si quieres algo de beber.
- Sí, sí, como digas, date prisa.
Mientras Alejandro terminaba de bañarse, tomaste un poco de agua para beber mientras él salía. Después de un rato, salió de nuevo sin camisa y solo con un pantalón puesto. Al verlo, pudiste notar el buen físico que tenía y los enormes brazos que lo destacaban. A decir verdad, el frenton no estaba tan mal después de todo...
Alejandro: Bien, supongo que vienes a entregarme el dinero de su desmadre, ¿verdad?
- Sí y no, de eso vengo a hablar contigo.
Alejandro: Bien, te escucho.
- Alejandro, es que es muchísimo dinero.
Alejandro: Te dije muy en claro aquella noche que no quería sorpresas, y vaya sorpresas que me dieron tú y la otra bola de idiotas.
- Busquemos una solución; quizá pueda pagarte una parte y después la otra.
Alejandro: Pero el desmadre no lo hicieron en dos partes, ¿verdad?
- Mira, de todos modos, la camioneta ya la arreglaste, ¿no?
Alejandro: ¡Sí, con mi dinero!