Adam y Ana estaban acostados en una enorme cama listos para dormir, pero antes de eso su madre estaba sentada en la cama con el libro, sabia que sus hijos no se dormirían sin que terminen de escuchar la historia.
-¿Que mas paso mamá?- pregunto Adam.
-Celine se quedo dormida con esa canción, profundamente calientita en una cómoda cama, a salvo de los lobos y del frio de la noche. En cuanto a su padre...
A Maurice le llevó un tiempo, pero finalmente logró escapar de la manada de lobos que lo perseguían sin descanso. Había hecho todo lo posible para alejar a la manada de su pequeña hija y el plan funcionó. Aunque por algún milagro, Maurice evitó perder la vida y se convirtió en su próxima presa.
Ahora Maurice se enfrentaba a otro problema si no encontraba refugio pronto, estaba seguro de que caería víctima del frío. Al igual que Celine, estaba vestido para la temporada de verano, no para invierno.
Justo cuando estaba a punto de perder la fe, Maurice se encontró con el mismo castillo en el que Celine encontró refugio sin siquiera darse cuenta.
Maurice, con extrema precaución, caminó por el terreno en dirección a la entrada principal. Cuando llegó a las escaleras que conducían a ellas, Maurice se encontró con alguien que no esperaba.
-Philippe -dijo Maurice, corriendo hacia el caballo.
Philippe todavía estaba en su establo, calentito y bien alimentado. Le relinchó a Maurice a modo de saludo.
Maurice acarició el cuello del fiel caballo.
-Que bueno que estas bien, eso significa que Celine también está aquí- viendo su alrededor y luego vuelve a ver su caballo-. A juzgar por el aspecto de las cosas, te han cuidado bien, ¿Cuánto tiempo nos hemos separado?- pregunto ya que no creía que hubiese pasado tanto tiempo-. Supongo que entraré y presentaré mis respetos a nuestro anfitrión involuntario, quien quiera que sea él y veré dónde está Celine.
Un escalofrío de miedo recorrió el cuerpo de Maurice mientras miraba las antorchas sostenidas por manos esculpidas en hierro. Las manos parecían tan reales que Maurice se sintió profundamente desconcertado y no pudo resistirse a extender la mano para tocar una de ellas solo para estar seguro. Permanecieron quietas y cuando Maurice tocó la puerta, esta se abrió con un crujido a la mínima presión.
-Gracias- dijo al entrar-, gra...- se da cuenta de que no hay nadie, que quizás la puerta se abrió sola y la cerro- ¿Hola?- su voz resonó en el gran salón vacío en el que se encontraba- ¿Hola?, lamento importunar. Soy un simple viajero que huye de la tormenta. Además, estoy buscando a mi hija. Se llama Celine, vino con el caballo que está afuera en tu establo.
Maurice se quitó el saco y lo colgó para que se secara en un perchero cercano. Aliviado de parte de la pesada carga que lo frenaba.
-¿Esta despierto?, ¿Hay alguien aqui?- pregunto
Maurice caminaba lentamente, adentrándose mas al castillo sin darse cuenta que el perchero sacudía la nieve del abrigo.
-Seguramente se perdio en el bosque con la niña- se escucho un susurro.
-Cierra la boca, tonto- se escucho otro susurro
-¿Disculpe?- pregunto Maurice ya que juro haber escuchado susurros
Pero no había nadie allí, solo aire vacío, para su consternación.
Maurice vio entonces el mismo candelabro y el mismo reloj de sobremesa que habían llamado la atención de Celine esa misma noche. Observó las intrincadas características del reloj.
-Que hermoso- dijo Maurice con admiración. luego tomo el candelabro-. Extraordinario- susurro.
Maurice captó entonces claramente el sonido de una suave música que provenía de un clavicémbalo que sonaba desde un par de grandes puertas doradas abiertas. Luego dejó el candelabro donde estaba y siguió el sonido.
-Que buen gusto tiene- dijo Lumière, el candelabro.
-El estaba hablando de mí- dijo Din Don, el reloj de la repisa.
Maurice siguió la melodía celestial hasta llegar a un salón de baile de proporciones enormes. Lo extraño es que en el momento en que dio un paso hacia el interior, la música se detuvo de repente. Miró con atención para ver si el músico responsable de tan hermosa música estaba presente, pero el salón de baile estaba tan vacío como el resto del castillo.
Luego se escucho y ligero grito de dolor al mismo tiempo que la música se paraba, confundiéndolo y asustándolo.
Maurice regresó al salón principal para calentarse y se encontró con una grata sorpresa. A través de la puerta del comedor, vio un fuego crepitante y comida preparada para que la disfrutara.
-Bueno, donde quiera que este... solo voy a calentarme junto al fuego, si.
Se para frente al fuego para calentarse, y disfruta sentir como el fuego calentándolo. El calor de las llamas pronto hizo que los escalofríos disminuyeran.
Escucha unos sonidos en la habitación de alado que lo lleno de curiosidad, entra y mira algo que lo emociono en el comedor.
-Oh, gracias -suspiró Maurice, sentándose a cenar.
La comida que le presentaron a Maurice era en realidad parte de las sobras del banquete inacabado que le habían proporcionado a Celine con anterioridad.
Maurice se puso de inmediato una servilleta sobre el regazo y desgarró una hogaza de pan saboreándola. Maurice fue a tomar una taza de té que ya estaba llena hasta el borde, pero no era necesario que lo hiciera. La taza de té se deslizó hacia él por sí sola.
Maurice saltó hacia atrás en la silla, atónito, mirándola desconcertado.
-Mamá dijo que no me moviera porque lo podría asustar -dijo Chip en voz baja. Maurice permaneció mudo y hizo una mueca de incomodidad-. Lo siento -susurro, bastante intimidado.
-Oh, descuida -dijo Maurice sonriendo.
Luego se levantó de la mesa y dejó atrás a Chip, que se sentía culpable.
Afuera se oyeron truenos indicando que se avecinaba una tormenta.
-Yo... enserio le agradezco por su hospitalidad -dijo Maurice mientras tomaba su abrigo y se dirigía hacia la salida-. Me despido y... buenas noches.
Maurice no logró ver a la persona oculta en lo alto de la escalera observando como se aleja.
Maurice perdió la cabeza por un momento y se le olvidó que tenía una segunda hija dentro de ese lugar. En ese momento estaba tan asustado que no podía pensar con claridad.
Maurice ensilló rápidamente a Philippe y lo llevó al trote hasta la puerta principal. Maurice retrocedió cuando vio las abundantes rosas que crecían en el jardín.
-Espera, espera -dijo Maurice, deteniendo a Philippe. Casi había olvidado la rosa que había prometido llevarle a Belle-. Rosas, casi lo olvido -Se bajó del caballo, tomó las riendas de Philippe y lo hizo avanzar a pie-. A-Aqui es seguro. Le prometí a Bella una rosa.
Maurice sujetó a Philippe y se dirigió a la terraza donde crecían más sin darse cuenta quien alguien lo observaba.
Cuando Maurice fue a tomar una, no se dio cuenta de la advertencia que Philippe intentaba darle a su amo. Gruñó y resopló mientras pateaba la nieve mientras Philippe intentaba correr.
-Listo -dijo Maurice mientras arrancaba una flor.
Sin saberlo acaba de sellar su destino.
Se escuchó un gruñido feroz desde arriba. Philippe no pudo soportarlo más, relinchando estridentemente, se liberó y huyó a casa mientras lo que solo podría describirse como un monstruo se acercaba a Maurice mientras que él estaba paralizado en el suelo sin saber que hacer y sin poder creer lo que veía.
ESTÁS LEYENDO
𝐋𝐚 𝐁𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐲 𝐋𝐚 𝐁𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚: 𝐂𝐞𝐥𝐢𝐧𝐞
Teen Fiction━ ◦ La sonrisa de un niño es la esperanza de un futuro. ◦ ━ Todos conocen la historia de la Bella y la Bestia, pero pocos conocen la verdadera historia que no solo el amor salvo a la Bestia y a los sirvientes del castillo, sino la fe y la inocenci...