Dos chicas, una en una familia extremadamente religiosa y católica además de homofóbica, otra chica de una familia disfuncional y algo caótica, donde su único apoyo es su libreta de composición y su guitarra.
-Minnie, en serio me gustas... me gustas...
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Me parecía tan sub real el echo de acabar de despertar y lo primero que veo es a Jimin acurrucada a mi cubierta con su manta y encima estar abrazando su cintura, había tenido algunas mañanas lindas, pero como esta ninguna.
—Minnie~ — murmuré en su oído con la intención de despertarla, e de decir que aún faltaban unos treinta minutos para que su alarma sonara, pero quería despertarla yo misma— vamos bebé, tienes que despertar.
—¿Mmh~? ¿Ya es hora?— pregunto de una forma bastante tierna sin aún abrir sus ojitos, formando una tierna trompita en sus regordetes labios, sin poder resistirme di un pequeño mordisquito que la hizo quejarse desganada— Gukie~ déjame dormir, tengo sueño.
—Vamos Minnie, quiero una sesión de besitos antes de tener que prepararnos para la prepa— negó con su cabeza cubriendo sus labios, viendo por fin como abría sus lindos ojos verdes, mirándome con algo de vergüenza.
—Si quieres besos primero iré a cepillarme los dientes.
—¿Por qué?— levante una ceja viendo como se sentaba en la cama y seguido de ello estiró su cuerpo, el cual volví a abrazar por la cintura haciendo que cayera encima mío.
—Es que... me da vergüenza Gukie, en las mañanas tenemos mal olor y- — agarre sus mejillas con una de mis manos y la acerque de golpe a mi rostro por fin besando sus labios, sintiendo como trataba de alejarse pero yo solo la presionaba más contra mi, hasta que se dio por vencida y finalmente me siguió el beso notablemente insegura.
—Me sigues sabiendo a fresitas— escuche una linda risita de sus labios y nuevamente la besé sintiendo como sus manitas se acoplaban en mis mejillas, y yo volvía a colocar ambas de mis manos en su cintura abrazándola— aunque si sabe algo raro.
—¡Gukie! — empecé a reír viendo como se alejaba de mi bastante avergonzada dándome un pequeño golpe en mi hombro, que más bien se sintió como una caricia, vi como se levantó y se iba casi que corriendo para el baño.
—Tan hermosa— murmuré con una tonta sonrisa, levantándome e ir tras de ella— era bromita Minnie.
—Sisi, ahora déjame ducharme.
—¿Nos duchamos juntas?— su rostro pasó por todos los tonos de rojo que existían, y como respuesta solo cerró la puerta frente a mi rostro, empecé a reír negando con mi cabeza— ¡Me la debes bebé!
—¡Cállate JeonGuk!— nuevamente reí mientras me dejaba caer a la cama dejando de molestarla, a veces es tan tierna que duele.
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