Dos chicas, una en una familia extremadamente religiosa y católica además de homofóbica, otra chica de una familia disfuncional y algo caótica, donde su único apoyo es su libreta de composición y su guitarra.
-Minnie, en serio me gustas... me gustas...
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Y allí estaba una nerviosa pelirroja, sin poder dejar de mirarse al espejo preguntándose internamente si así se veía bien, o si debería cambiar su atuendo por completo, estaba aguantando muchísimo las ganas de echar a perder su manicura con sus dientes, pero no podía permitirse aquello cuando estaba a punto de tener su primera cita con JeonGuk, estaba demasiado emocionada y nerviosa, sin saber exactamente qué ponerse, con todo su clóset en su cama echo un revoltijo, suspiro viéndose una última vez, unos pantalones de mezclilla que no eran ni ajustados ni holgados que llevaban una cadena de adorno, un top blanco sin mangas, un cardigan rosa tipo top con dos botones abotonados dejando ver el top que llevaba debajo, unos tenis blancos con cordones rosas, una cadena de mariposa decorando su cuello, y por último un pequeño bolso blanco con un peluche de My Melody decorándolo donde llevaba su celular, algo de dinero y su mejor amigo el gloss, su rostro como siempre al natural, con un poco de rubor, gloss y un delineado en sus ojos, su cabello bien peinado suelto y su cuerpo oliendo a su ya típico perfume de fresas.
Sin más salió de su habitación y bajo las escaleras, viendo a su padre y madre sentados en los sillones hablando de temas que a ella no le interesaban, cuando se paró delante de ellos su madre le dio una mirada aprobatoria, mientras que su padre la miraba algo desconforme.
—Jimin ¿Cuantas veces tengo que repetirte que no te pongas ropa que enseñe tu abdomen? Es pecado.
—Cariño, pero si se ve hermosa, además no se ve casi nada, déjala que vaya así— el señor Park miro de forma seria a su esposa, viendo como se levantaba y se acercaba a la pelirroja con una amplia sonrisa, dejó un beso en la frente de la chica en modo de despedida, recibiendo una sonrisa de parte de ella.
—Nos vemos luego, adiós mamá, adiós papá— ambos padres le dieron la bendición y sin más tiempo que perder salió de su casa camino al lugar donde se encontraría con su chica de cabellos oscuros.
La chica pelinegra le había dicho que la estaría esperando en el parque que estaba cerca de la preparatoria así que no tendría que caminar tanto, y así fue porque después de aproximadamente 20 minutos de estar caminando por fin estaba a una cuadra de estar en ese parque, sus manos empezaban a sudar con nerviosismo y anticipación, aún no se grababa por completo en su cabeza que realmente iba a tener una cita con JeonGuk, dejó de pensar demasiado en cuanto vio una de las escenas más excitantes que se juraba que iba a ver en toda su vida, una JeonGuk apoyada en su moto, su rostro serio mirando hacia su celular, con un pantalón negro de tela algo holgado ajustado perfectamente a sus caderas por un cinturón, un suéter de cuello de tortuga negro que parecía ser una segunda piel por lo ajustado que le quedaba, una cadena de plata decorando su cuello cubierto, unas botas negras, y por último su cabello peinado hacia un lado algo despeinado, perfectamente podría empezar a babear en ese instante, pero cuando conectó la mirada con la chica y ella lo mostró aquella hermosa sonrisa sus piernas empezaron a flaquear, suspiró un par de veces antes de devolverle la sonrisa y caminar hacia ella.
