Capitulo 2

2K 265 2
                                    

Rebecca

Miro fijamente la pantalla del ordenador, deseando que las cosas
pudieran ser diferentes. Amo este lugar. Es todo lo que he conocido mi vida entera y voy a perderlo. No importa cuán duro trabaje, simplemente no puedo salir de este agujero. Voy a perder el único vínculo que tengo con mi familia, el lugar en el que mis abuelos vertieron su todo. Mi corazón se rompe al pensar en ellos. Intento recordarme que incluso si pierdo este lugar, siempre los llevaré conmigo.

Pulso el botón de cerrar en nuestro programa de contabilidad sabiendo que no importa cuánto tiempo mire a la pantalla, nada va a cambiar. Tengo meses. Si tengo suerte. Debo los impuestos y no hay manera de que vaya a ser capaz de pagarlos. No tengo razones para pensar que algo va a cambiar que podría ayudar con el asunto. Además de vender este lugar, y eso es lo último que quiero hacer. Incluso si se me ofrece mucho más de lo que vale. Pero para mí, es invaluable.

Fuerzo una sonrisa cuando los Harrison entran.

—¿Cómo estuvo la playa? —pregunto, ya sabiendo que les encantó.

Vienen aquí cada año para su aniversario. Incluso se casaron aquí hace veinte años. Yo solo era una niña pequeña, pero la boda fue una decisión de último minuto y terminé siendo su niña de las flores.

Incluso después de todos estos años, es obvio que se aman tanto como el día que se casaron. Tal vez incluso más. Mentiría si dijera que no sentía un poco de celos por lo que tienen. Por siempre tener alguien en quien apoyarse así. A quien amar. Es un amor como el que mis abuelos tuvieron. Diablos, la mayoría de la gente en la isla es así. Juro que esta isla contiene un poder especial... cuando te enamoras, es para siempre.

No puedo recordar a nadie en esta isla que se haya divorciado alguna vez.

—Perfecta como siempre —dice el señor Harrison.

—Ese picnic fue maravilloso también. Muchas gracias. —La señora Harrison coloca la cesta sobre el mostrador de recepción. La tomo y la dejo en la mesa junto a mí. La llevaré a la cocina en breve—. ¿Qué fue esa cosa que metiste para el pan?

—Conservas de queso de cabra y frambuesa con jalapeño. Lo hice yo misma. —Señalo a la mesa lateral donde tengo una exposición de todas las diferentes salsas y mermeladas que hago. Solo empecé a hacerlo hace unos meses. Todo el mundo siempre estaba hablando de lo mucho que les gustaban y deseaban poder llevarse un poco a casa. En realidad, es mi cosa favorita que hacer aquí. Cuando me pierdo en la cocina, todas mis preocupaciones se alejan.

—Compraré algunos de esos cuando nos vayamos mañana —me dice ella mientras el señor Harrison acerca a su esposa hacia él. Le susurra algo al oído que la hace sonrojar. No puedo evitar que mi sonrisa falsa se transforme en una verdadera ante la vista de ellos.

—Hasta luego, Rebecca —dice el señor Harrison mientras tira de su esposa hacia su habitación.

Eso es algo que voy a extrañar también… todos los habituales que han estado viniendo aquí durante años. Me dejo caer en mi silla y suspiro. No queda mucho por hacer por el día. Ya he limpiado las habitaciones que lo solicitaron. Tal vez debería salir a nadar. El océano siempre me calma.

El teléfono suena justo entonces y lo tomo.

—Hospedaje The Mermaid. Soy Rebecca. ¿Cómo puedo ayudarle?

—¡Vamos a salir! —grita mi mejor amiga Irin en el teléfono—. Vi algo de carne fresca deambulando y todos sabemos que terminarán en el Red Din.

—Siempre hay carne fresca en esta época del año. —Me rio. Los turistas ocupan la ciudad ahora y así será hasta septiembre. Luego empiezan a disminuir y la ciudad vuelve a solo nosotros los locales. No es que nos quejemos. El gran resort mantiene la ciudad ocupada durante la temporada alta. Pero nos gusta cuando se acaba y somos principalmente todos nosotros de nuevo por un tiempo.

—Sí, pero esta carne fresca se veía extra sabrosa. —Resoplo—. No te rías de mí. Todavía estoy en la misión de Hacer Perder la Virginidad de Rebecca, y no vas a detenerme.

Pongo los ojos en blanco. Ha estado en ello durante un tiempo.

Quiero hacerlo tanto como quiere que lo haga, pero mis opciones son limitadas. O bien puedo acostarme con un local que ha dormido con todas las demás o tener una aventura de fin de semana con un turista.

He intentado la cosa del turista, pero nunca termina funcionando para mí. O me callo porque me vuelvo tímida o nadie despierta mi interés. No es que Irin pueda hablar. Está en el mismo barco que yo, pero es mejor al coquetear que yo. Aunque no la ha llevado muy lejos. Nunca va a ninguna parte para ella porque nadie puede sostener su atención por mucho tiempo.

—Vamos. Necesitas salir una noche —insiste, su voz suavizándose—. No has salido desde… —Suspira, su voz desvaneciéndose, y sé que quiere decir desde que mi abuela murió—. Todo lo que haces es trabajar. Necesitas divertirte un poco y dejarte llevar.

Muerdo mi labio inferior. Una noche fuera parece divertido. Podría olvidarlo todo durante un rato. Irin siempre me hace reír y lo pasamos bien juntas. Hemos sido así desde que éramos niñas.

—Bien, pero no nos metas en problemas —cedo.

—No prometo nada. —Se ríe maliciosamente, luego cuelga antes de que pueda decirle que lo olvide.

Miro el reloj y sé que estará aquí pronto para asegurarse que voy.
Quiero a Irin, pero esa chica puede meternos en algunos líos.

Tenemos suerte de que la sheriff esté enamorada de ella o habríamos pasado algunas noches en prisión por las cosas en las que nos ha enredado. No ayuda que una vez bebo un poco, creo que todas sus ideas son brillantes. Como envolver el auto de la sheriff con plástico.

Cuanto más lo pienso, muchas de las cosas que hemos hecho están dirigidas al sheriff. Tal vez debería empezar a entrometerme en la vida amorosa de Irin como hace en la mía. Le ha tenido manía a esa mujer desde que se mudó aquí hace unos años. Incluso interpuso una queja formal contra ella cuando se presentó a la sheriff, diciendo que una forastera no podía tener el trabajo. Pero no hubo nadie que pudiera presentarse contra la sheriff. Podria no ser una local, pero es una marine condecorada, por lo que sé. Solo había descubierto nuestra pequeña ciudad por el hermano de Irin, James, que le habló de mudarse aquí después de que ambos salieran del servicio.

Brad llega a la zona de recepción. Puedo decir que ha estado estudiando por la manera en que su corto cabello apunta en cada dirección. Siempre pasa sus manos por su cabello cuando está leyendo algo e intentando entenderlo.

—Becky, ¿puedo hacerme un sándwich?

—Nunca tienes que preguntar eso —le digo por millonésima vez desde que se convirtió en un residente regular aquí en el Mermaid. No me paga por su habitación, así que en su lugar me ayuda por aquí cuando lo necesito. Es bueno arreglando cosas, a pesar de que solo tiene diecisiete años.

Me da una media sonrisa que desearía poder convertir en una completa.

—¿Quieres uno? —ofrece.

—Estoy bien. Voy a salir esta noche.

—Estaré atento —dice antes de que pueda incluso pedírselo.

—Gracias. —Me da un asentimiento de barbilla antes de dirigirse a la cocina.

Me paro y lo observo irse, y mi corazón duele incluso más. ¿Dónde iría Brad si cerrara este lugar? Ha estado quedándose aquí desde que su padre desapareció, dejándolo atrás. A Brad todavía le queda un año de escuela. Ha estado estudiando como loco con la esperanza de conseguir algún tipo de beca.

Es un buen chico, y sé que si algo le sucede a este lugar, haré lo que sea que tome para asegurar que tenga un lugar al que ir. Es una de las cosas principales que me mantienen rechazando las ofertas que he recibido para vender este lugar. Si cediera, podría encontrarme otro lugar en el que vivir en la isla. Ayudar a Brad a través de la escuela.

Daría cualquier cosa por ser capaz de preguntarle a mi abuela qué debería hacer.

Paradise (FreenBecky G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora