Capítulo 3

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Marca

🛑 Advertencia 🛑
Este capítulo contiene tortura, tacto indeseado e inicio de acoso.
Leer bajo sus propios términos.

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Las puertas se abrieron ante nuestra llegada, dentro, enmascarados con túnicas negras, cada máscara distintiva y diferente pero del mismo material metálico y color.

Y Rodolphus ya lo había visto, pero ante mí, se alzaba un ser retorcido y malévolo, con piel pálida y lampiña que reflejaban la débil luz. Su rostro reptiliano mostraba una sonrisa siniestra, llena de dientes afilados y ojos fríos como el hielo. Su cuerpo se retorcía como el de una serpiente gigantesca, moviéndose con una gracia perturbadora.

Cada movimiento suyo desprendía una sensación de peligro inminente, como si estuviera rodeado de una aura maligna que lo envolvía por completo. Su presencia era abrumadora, y su mirada me perforaba hasta lo más profundo de mi ser, como si pudiera leer mis pensamientos más oscuros.

Lord Voldemort.

¿Cómo un bastardo, huérfano, hijo de puta?

Y un Slytherin, caído en medio de un lugar olvidado en Inglaterra por providencia empobrecida

¿En la miseria, crece para ser un villano y el terror del mundo mágico?

El padre fundador de su anagrama sin padre

Llegó mucho más lejos odiando mucho más que cualquiera a los impuros

Al ser mucho más inteligente

Siendo un antagonista ridículo y temeroso a la muerte que llega a inspirar, en vez de miedo… Lástima

Voldemort: bienvenidos, es un gusto recibir al nuevo matrimonio… Lestrange

Aquellos ojos fríos recayeron en mí, inspeccionandome como si fuera una extraña, o más que extraña, una presa a la cual poder probar.

Oh, Merlín no. No me digas que este ser tan repugnante ya sentía deseo por mí.

Voldemort: acércate…

Rodolphus me soltó y no tuve más que acercarme a ese… ser.

Y cuando lo tuve a una distancia prudente de su… ¿Trono?, él se acercó, deslizándose casi intentando atemorizarme, sin embargo, lo único perturbador en él era su apariencia tan reptiliana.

Voldemort: tú nombre… querida

Sus manos se posaron en mis brazos, erizando mi piel por lo frío que estaban sus manos, o su cuerpo tan cerca del mío y su pedir haciendo chocar su aliento cerca a mi oído, como un acosador.

: Bellatrix… señor

Voldemort: ah… Bellatrix… un nombre para una mujer de alta pureza

Me soltó, pero deslizando su mano por mi cintura hasta que lo tuve de frente nuevamente, mirándome con más intensidad.

Voldemort: tú brazo…

Pidió y yo, sin negarme al destino, le entregué mi brazo izquierdo. Su mano fría sujetó mi muñeca con un toque de provocación que no me hacía sentir nada más que solo asco, y elevó su varita a posar la punta sobre mi antebrazo.

Y al sentir el intenso calor del fuego y la descarga eléctrica recorrer mi brazo, una sensación indescriptible de dolor y tormento se apoderó de mí. Era como un fuego que devoraba mi piel con voracidad, dejando a su paso una quemadura que parecía consumirme desde el interior. Cada chispa eléctrica que surcaba mi brazo provocaba un calambre que se extendía por todo mi cuerpo, convirtiendo mis músculos en marañas de dolor.

El dorso de mi brazo se tornaba azul y carbonizado, la piel se desprendía en pedazos mientras el olor a carne quemada invadía mis sentidos. Cada centímetro de mi piel herida gritaba en agonía, como si el fuego y la electricidad hubieran decidido castigarme con su furia combinada.

Una dolorosa calavera se abrió paso en mi piel como miles de agujas al rojo vivo, y una serpiente salió por aquella boca de la calavera, deslizándose torturosamente lenta por mi brazo, retorciéndose y girando con una tardanza casi maldita de dolor cuando se quedó completamente quieta.

Mis músculos se empezaron a contraer involuntariamente, mis nervios se encendieron como si fueran cables sobrecargados. El dolor era tan intenso que me costaba respirar, y el mundo a mi alrededor se desdibujaba en una mezcla de sufrimiento y desesperación.

En ese instante, el tiempo parecía detenerse mientras luchaba por soportar la tortura infligida por aquella marca que marcaba en sensaciones entre el fuego y la electricidad conjunta. Cerré los ojos con fuerza, tratando de bloquear el dolor que amenazaba con consumirme por completo, mientras mi mente clamaba por un respiro en medio de la tormenta de sufrimiento que me envolvía.

Pero finalmente, la varita se retiró de mi brazo, la marca tenebrosa se había hecho y solo quedaba el dolor en mi brazo.

Voldemort: muy bien Bella

Su fría mano agarró mi mentón, alzando mi mirada a sus amenazantes ojos poderosamente rojos.

Voldemort: eres parte de mi séquito oficialmente

Acarició mi mentón con una aterradora delicadeza, notando su viscosa lengua delgada lamerse la boca con notable deseo.

Voldemort: y debo decir que pese a mi clara decepción por no haberte escuchado gritar, me es impresionante y ciertamente algo admirable tú tolerancia al dolor

Apretó mi mentón y tuve que responderle.

: gra-a-cias mi se-ñor… e-estoy ag-gradeci-da co-on sus- palabras <hablé tartamudeando del dolor y lo más decentemente posible>

Esto sería solo el comienzo del fuego infernal.

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En el Cuerpo de Bellatrix LestrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora