VIII

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Las alarmas resonaban por todo el cuartel de la ECP, alertando al personal sobre múltiples incidentes en varios lugares. Los monitores mostraban pantallas llenas de alertas rojas parpadeantes.

Agentes corrían de un lado a otro, preparándose para lo que parecía ser una emergencia sin precedentes.

Lo que realmente heló la sangre de todos fue mirar hacia el cielo y ver cómo un rayo de luz brillante transformaba lentamente la luna en un inquietante tono rojo.

- Mierda... -murmuró el agente Méndez, sacudiendo la cabeza para despejarse antes de mirar al resto-. ¡No se queden ahí parados! ¡Muévanse! ¡Quiero saber dónde esos monstruos van a atacar! -gritó, consciente de que cada segundo contaba.

- Rasputin va a hacer que nos maten -dijo César, colocándose al lado de Méndez-. ¿Crees que podamos contenerlo? -preguntó, con un tono de preocupación apenas disimulado.

- Es nuestra única opción -respondió Méndez, encendiendo un puro.

Las alarmas resonaron con mayor intensidad, y las luces se tornaron de rojo.

- ¡Señor, se dirigen hacia aquí! -gritó un agente, con los ojos fijos en los monitores.

[...]

En los techos de las cazonas abandonadas, las gárgolas que decoraban sus fachadas comenzaron a moverse, sus piedras crujían mientras lentamente cobraban vida.

Sus instintos gritaban que no era solo algo, sino una multitud lo que se aproximaba, una fuerza oscura y ancestral que se despertaba y se dirigía hacia ellos con intenciones mortales.

Las gárgolas rugieron con fuerza, un sonido gutural que resonó por los tejados, advirtiendo a sus compañeras. Sin más, extendieron sus alas pétreas, preparándose para lanzarse al combate contra la inminente amenaza.

Lo que sus enemigos ignoraban era que las gárgolas podían sentir todo lo que ocurría en su "hogar".

Así que cuando un demonio intentó atacarlas por la espalda, la gárgola, anticipando el movimiento, giró rápidamente y lo abatió con un solo golpe de sus afiladas garras.

- Los demonios no deberían llegar a la superficie, y mucho menos en multitud -dijo la gárgola, limpiando la sangre demoníaca de una de sus afiladas garras.

En ese momento, notaron que las alarmas de la ECP estaban sonando sin cesar.

- Así que ellos también lo notaron -comentó la otra gárgola, con un tono grave.

- Así parece -asintió la otra gárgola, observando cómo las luces parpadeaban en la distancia.

Un demonio se abalanzó sobre una de las gárgolas, provocando que ambos se desplomaran desde el techo en un brutal enfrentamiento mientras caían.

La gárgola logró alcanzar al demonio y, con un ágil giro, lo arrojó contra el suelo. A pesar de que sus alas chisporrotearon al rozar el concreto, la gárgola consiguió despegarse de su oponente, liberándose del peso del demonio.

Sin embargo, en ese momento, rugidos resonaron a su alrededor, y al alzar la vista, la gárgola se dio cuenta de que una multitud de demonios saltaba del techo como si fuera parte de una ola.

Sin embargo, antes de que los demonios pudieran alcanzar a la gárgola, más de sus compañeras acudieron en su ayuda. Las gárgolas, ahora armadas con lanzas, hachas y espadas benditas, se posicionaron para hacer frente a la amenaza.

ECP [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora