capítulo 3. un juego de niños

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28 de Julio, 2019      4:27 p.m.

—¡Juanjo espérame!

Martin comenzó a correr detrás del mayor con una gran sonrisa en su rostro. Juanjo llegó a un gran árbol y empezó a preparar un picnic bajo la sombra de éste, sobre el césped y con vistas al hermoso lago.

—Eres muy lento.

Se burló Juanjo al ver a Martin llegar junto a él un minuto después, jadeando y sin respiración.

—Cállate, que ya estoy muy mayor para esto.

—Pero si sólo tienes catorce años —rió Juanjo dejando los alimentos sobre la gran manta.

—Pues eso, es la edad perfecta para quedarte en casa todo el día jugando videojuegos y comiendo.

El castaño se sentó sobre la manta y sacó una bolsa de patatas comenzando a comer de ésta, escuchándole.

—Bueno, estamos comiendo, ahora sólo falta jugar a un videojuego.

Martin asintió y Juanjo sonrió cuando se le ocurrió una idea. De repente agarró la mano del vasco dejando la bolsa en el suelo y lo levantó comenzando a correr con él detrás, aún sujetando su mano. Cuando llegó junto a unos arbustos soltó su mano y se agachó juntando sus manos simulando una pistola. Martin rió e hizo lo mismo.

—¿Algún enemigo en su campo de visión, Sargento Urrutia? —preguntó Juanjo serio y mirando a su alrededor.

Martin rió suavemente antes de seguir con el juego.

—Nada por aquí Sargento Bona, ¿está libre esa área?

—Negativo, he avistado dos enemigos a las nueve en punto —Juanjo apuntó con su mano, o mejor dicho pistola, hacia esa zona —, y escuche Urrutia, prefiero que me llame Comandante Bona.

—¿Qué? ¿Por qué eres un rango superior a mí? —preguntó Martin haciendo un puchero.

—Yo he inventando esto así que yo pongo las reglas —Juanjo sonrió cuando Martin rodó los ojos —. ¡Atento Sargento! ¡Nos atacan por la retaguardia!

Martin giró fingiendo disparar y después se escondió tras un arbusto, mas segundos después cayó de rodillas, fingiendo haber sido disparado.

—¡Sargento Urrutia!

Juanjo se acercó a él y lo sujetó en sus brazos, Martin ya caído en el suelo y él de rodillas.

—Soldado caído en combate... —susurró Martin cerrando los ojos —, dígale a mi mujer e hijos que los amo... —apoyó su mano en la nuca de Juanjo para no caer y poder sostenerse y después tosió.

—Pero Sargento... —Juanjo lo dejó suavemente en el suelo —, usted no tiene mujer... ni hijos...

Sólo unos segundos duró el silencio antes de que el ambiente se inundara de las carcajadas de ambos.

—¿Me has dejado morir? ¡Pensaba que me ibas a salvar! —habló Martin entre risas golpeando levemente el pecho de Juanjo y levantándose del suelo.

—¡No soy médico! ¡No puedo curarte!

—No mereces el título de comandante.

Ambos siguieron riendo mientras comenzaban a andar de nuevo hacia el gran árbol. Y de un momento a otro, Juanjo miró de reojo a Martin antes de salir corriendo.

—¡Otra vez no!

Martin suspiró cansado y fue andando hasta el árbol. Cuando llegó se encontró a Juanjo sonriendo mientras comía apoyando contra el tronco del árbol.

into you • juanjo & martinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora