into you • juanjo & martin

capítulo 5. de nuevo en su vida

26 de Septiembre, 2019 9:17 a.m.

Las clases habían comenzado hacía un par de semanas y por primera vez en siete años, Martin estaba sentado completamente sólo. Desde que se conocieron, él y Juanjo siempre permanecieron juntos sentados en los bancos del colegio y ahora estar ahí sentado pero con un hueco a su lado le había creado un incómodo nudo en el estómago. Se sentía tan frío... no podía ni prestar atención a la profesora, que estaba dando una presentación para ese nuevo curso. En su cabeza solamente rondaba Juanjo Bona.

Muchos de sus compañeros acudieron a él para preguntarle sobre el más grande pero nunca era capaz de decir una palabra, no sabía qué decir porque ni él sabía qué había pasado exactamente y por qué se había ido tan de repente. Hasta los profesores estaban notablemente confusos pues el joven por lo visto había sido matriculado un curso más en Julio de ese mismo año por lo que su ida fue muy repentina y para anda planeada.

Igual de solo que en la clase se sintió en el almuerzo. Obviamente estaba sentado en las mesas de la cafetería junto a sus amigos pero de nuevo, el lugar que solía ocupar Juanjo estaba vacío. Y ni siquiera era capaz de dejar que otra persona se sentara ahí, porque muy dentro de él seguía teniendo la esperanza de verle llegar y sentarse ahí tranquilamente, como un día cualquiera.

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15 de Octubre, 2024 10:41 a.m.

Pero no pasó, no volvió. Los años pasaron y Martin tuvo que aprender a aceptar que no volvería a verle. Cada día tenía menos esperanzas de ver de nuevo a Juanjo, incluso se esperaba lo peor. Llegó un punto en el que trató de olvidarlo y dejarlo en el pasado como un recuerdo, uno muy bueno, pero al fin y al cabo un recuerdo.

—¿Vas a seguir dándole muchas vueltas al arroz o vas a comértelo? —preguntó su amiga Ruslana riendo suavemente, mientras señalaba la comida.

Martin parpadeó varias veces para volver a la realidad, después dio un leve vistazo a su plato y miró de vuelta a la pelirroja.

—¿Hmm? Es que... es que no tengo hambre —sentenció dejando el tenedor a un lado del plato cruzándose de brazos y recostándose en la silla.

—Hoy estás muy distraído, ¿qué te pasa? —volvió a preguntar, ya algo más seria.

Él iba a responder pero fue interrumpido por su otra amiga pelirroja, Violeta.

—¿No es obvio? El sábado tuvo la cita con Cris y ahora no deja de pensar en él... —agregó en un tono pícaro simplemente para fastidiarlo.

—¿Qué? No, para nada —el moreno se sintió avergonzado y rió tímidamente encogiéndose en el sitio—. Estaba pensando en- mis cosas. Hoy ha sido un día duro.

—Pero si a penas ha acabado segunda hora...

—¿Si no vas a comértelo me lo puedes dar a mí? —inquirió Ruslana sin poder apartar sus ojos del plato.

—Sabes que puedes repetir comida, ¿no? Simplemente vas ahí y pides más.

—¿Y qué van a pensar de mí si hago eso? Además, así no desperdiciamos comida.

Mientras ellos dos discutían como hermanos como siempre hacían, una chica de melena azabache corta, gafas de ver y preciosa energía se sentó junto a ellos.

—¡Chicos! Chicos, chicos —intentó llamarles la atención a todos, Ruslana le lanzó una mirada asesina.

—¡Kiki calla! Estaba haciendo negocios aquí.

—Esto es más importante.

—¿Más que mi comida?

Martin acabó cediendo ante la pelirroja y deslizó su bandeja hasta dejarla frente a ella, recibiendo un sonoro beso en la mejilla como agradecimiento. El moreno apoyó los brazos sobre la mesa y miró a su amiga Chiara.