9 | La solución a un problema

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Ya había pasado algunos meses desde la última vez que habían visto  Percy y Annabeth y a decir verdad ella había estado evitándolo, pues escuchó de algunos campistas que él ahora se encontraba saliendo con Rachel, aquello le dolió, pues ya por fin había aceptado los sentimientos que tenía por su mejor amigo, sin embargo él no sentía eso por ella así que lo mejor sería tratar de superar esos sentimientos, además estaba consciente de que no tenia argumentos para reclamar aquello, el sesos de alga y ella solo éramos amigos, y así seguiría siendo; en cuanto dejara de sentir el malestar que sentía al pensar en él regresarían a ser los de antes.

— Annabeth—  le llamo Henry, era un campista hijo de Apolo, durante el último mes ellos se habían acercado, estando con él podía Annabeth olvidar por momentos la inminente batalla que se acercaba y la situación con Percy. De hecho, podría decir que el que se hubiera atrevido a hablarle por primera vez resulto ser algo muy positivo. – Adivina quién tiene ganas de ir por un café con una linda chica.

— Hm… déjame adivinar, ¿Dionisio?, no espera… que tonta soy es obvio que es Quirón— dijo ella continuando con su broma.

—  Déjame decirte que para ser una hija de atenea se te dan pésimo las adivinanzas—dijo a modo de chiste— yo estaba hablando de mi mismo, podemos ir a New York y regresar al campamento por la tarde ¿Qué dices?

— Digo que me parece una buena idea, seria agradable un momento normal de relajación, estas ultimas semanas siento que el ambiente se vuelve muy tenso.

— Si parece que las tensiones aumentan y todo el mundo se esta preparando para el gran día.

Annabeth fue rápidamente a su cabaña a cambiase, se puso unos pantalones de mezclilla y una blusa sencilla, sus rizos dorados cayeron como cascada por sus hombros y su espalda, en unos minutos se encontró con Henry en la entrada del campamento y sin mas que decir partieron hasta una cafetería, la semidiosa se sentía a gusto hasta que una voz resonó en su espalda.

Por otro lado, Percy y Rachel habían decido ir a la cafetería por el cup cake favorito del semidios, para ambos la tarde había sido completamente tranquila hasta que el ojiazul sintió como su alma se desprendía de su cuerpo por unos instantes, aunque ella estaba despaldas reconocería su figura y cabello hasta en el mismismo tártaro. Sentía que había pasado una eternidad desde que la vio por ultima vez, algo en su pecho le decía que corriera a ella y la abrazara y que no la dejara alejarse nunca más, de hecho, se olvidó de no estaba solo y camino hasta su mesa.

— Hola Listilla--- dijo con una sonrisa, podía ver una ligera tensión colocándose en sus hombros, pero esta se disipo pocos segundos después.

—  Hola Percy— le respondió al semidios, él chico se sentía en una burbuja hasta que la misma fue reventada.

—  Hola Percy ¿Cómo te va? —  preguntó el joven que se encontraba sentado frente a ella.

—  Henry, hola, ¿Qué estás haciendo aquí? —  pregunto cambiando por completo su humor, su mente empezó a llenarse de dudas ¿Qué hacía él con Annabeth? ¿Por qué Annabeth estaba aquí en una especie de cita con Henry? ¿Acaso ellos en realidad estaba en una cita?, ¿Annabeth estaba saliendo con alguien?, ¿Annabeth pensaba en Henry de la misma forma en la que él pensaba en ella?, aquellas cuestiones hicieron que un terrible miedo se instalara en el pecho del semidios.

—  Pues Annabeth y yo estábamos aburridos en el campamento, solo hay unos cuantos por lo que decidimos distraernos, y venir por un café para charlar, ¿Qué haces aquí tu? —  preguntó de vuelta el hijo de Apolo mientras tomaba la mano de Annabeth sobre la mesa.

—  Yo… eh … — os pensamientos de Percy habían quedado en pausa cuando observo como su mano y la de su listilla se juntaban, algo dentro de él empezaba a burbujear, quería alejarlo de ella lo más pronto posible, quería que su piel dejara de tener contacto con la de Henry, antes de que pudiera actuar Rachel respondió la pregunta que él dejo inconclusa.

Todas las veces antes de decirnos síDonde viven las historias. Descúbrelo ahora