La noche caía sobre el Campamento Mestizo, y el crepitar de la fogata llenaba el aire con un ambiente cálido y acogedor. Percy se encontraba sentado cerca del fuego, con la mente en otro lugar. Había estado reflexionando sobre sus propios sentimientos hacia Annabeth, preguntándose si tal vez había llegado el momento de sincerarse con ella.
Mientras perdía la mirada en las llamas danzantes, Percy escuchó voces familiares acercarse. Se volvió para ver a Annabeth y Silena caminando juntas, conversando en voz baja. Intrigado, Percy decidió quedarse donde estaba y escuchar.
—...y creo que finalmente estoy lista para admitirlo —dijo Annabeth, su voz llena de emoción contenida—. Es un chico increíble, Silena. Inteligente, valiente, divertido... simplemente me encanta pasar tiempo con él.
Silena sonrió con complicidad.
—Eso suena genial, Annabeth. Me alegra tanto que al fin lo hayas aceptado. Es tan obvio que él te gusta desde hace mucho.
Percy contuvo el aliento, sintiendo un nudo en el estómago. ¿Quién podía ser este chico del que Annabeth estaba hablando con tanto entusiasmo? No pudo evitar sentir una punzada de celos mientras esperaba ansiosamente escuchar el nombre.
—Sí, supongo que sí, pero no puedo evitarlo, él es tan lindo y ha estado conmigo en las buenas y en las malas —respondió Annabeth, con una sonrisa suave—. Y creo que... él es el indicado.
El corazón de Percy latía con fuerza en su pecho. ¿Podría ser él ese chico del que Annabeth estaba hablando? La idea lo llenaba de emoción y nerviosismo al mismo tiempo.
Antes de que pudiera escuchar más, Annabeth y Silena se alejaron, continuando su conversación en voz baja. Percy se quedó allí, sintiendo una mezcla de alegría y confusión. Necesitaba saber con certeza si Annabeth se refería a él, y decidió observar su interacción con los otros chicos durante la fogata esa noche.
Con la mente zumbando con preguntas, Percy vigiló a Annabeth de cerca mientras compartían historias y risas con los demás campistas. Observó cómo interactuaba con los chicos, tratando de detectar cualquier señal que confirmara sus sospechas. Cada vez que Annabeth se acercaba a hablar con otro chico, Percy sentía un pinchazo de celos, preguntándose si era él el objeto de su afecto.
Sin embargo, a medida que pasaba la noche, Percy comenzó a darse cuenta de que Annabeth parecía igual de amigable y cariñosa con todos los chicos del campamento, sin mostrar ningún favoritismo especial. La decepción lo invadió, pero también sintió un alivio inesperado.
Al final de la noche, cuando la fogata se apagó y todos se retiraron a sus cabañas, Percy se quedó solo con sus pensamientos. Aunque no había obtenido la respuesta que esperaba, había aprendido algo importante: no podía seguir espiando a Annabeth en busca de pistas sobre sus sentimientos. Si realmente quería saber lo que ella pensaba, tendría que reunir el coraje para preguntarle directamente.
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Todas las veces antes de decirnos sí
FanficUna serie de mini historias de Percy celoso antes de que Annabeth y él fueran oficialmente una pareja.