Tóxico

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Con el tiempo, lo que comenzó como una alianza pragmática se transformó en algo más oscuro.

Bill, astuto y manipulador, comenzó a jugar con las emociones de Stanford, desafiándolo, tentándolo, y a veces, castigándolo con su ausencia. Ford se encontraba atrapado en una montaña rusa emocional, sintiendo una mezcla de amor, odio, dependencia y repulsión hacia Bill.

-Por qué me haces esto?- gritó Ford un día, después de un experimento fallido que casi le cuesta la vida.

Bill había estado ausente, dejando a Stanford en el momento más crítico, solo para reaparecer con una sonrisa burlona.

-Porque, Ford, esto es lo que somos. Dos fuerzas poderosas, siempre en conflicto, pero destinadas a estar juntas- respondió Bill, acariciando con una mano etérea el rostro agotado de Stanford.

-Me necesitas tanto como yo a ti.

Stanford lo sabía. Sabía que había cruzado una línea de la que no podía regresar.

Bill había envenenado su mente y su corazón, y aunque odiaba lo que había llegado a ser, no podía resistirse.

La relación se volvió un ciclo tóxico de poder, manipulación y un extraño y retorcido afecto.
Cada vez que Stanford trataba de romper el vínculo, de liberarse de la influencia de Bill, algo en su interior lo detenía. El miedo a lo desconocido, el miedo a la soledad, o tal vez, la aterradora verdad de que, en lo más profundo de su ser, había llegado a amar a la criatura que lo estaba destruyendo.

Círculo de fuego | BillFordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora