En medio de la elegante y misteriosa atmósfera de la reunión de políticos y periodistas, María se encontraba en una encrucijada emocional al reencontrarse con Lana después de semanas de silencio y distanciamiento desde aquella abrupta ruptura en la conferencia de prensa. La temática blanco y negro que dominaba el ambiente parecía reflejar la dualidad de sentimientos que bullían en su interior, mientras observaba a Lana, quien a su vez compartía risas y confidencias con su misteriosa compañera de mesa. Los celos ardían en el pecho como brasas encendidas, avivados por la sensación de ver a Lana coquetear abiertamente frente a sus ojos. La periodista lanzaba miradas rápidas, coquetas, hacia su compañera, disfrutando de la atención que esta le otorgaba.
María exhaló, sintiéndose como un espectador de un drama que había escrito pero del que ahora había perdido el control. Delsa, su amiga y aliada política, la tocó suavemente en el brazo, interrumpiendo sus pensamientos.
— ¿Te encuentras bien, María? —preguntó, con una sonrisa que emanaba cercanía.
— Solo… pensaba. — respondió María, intentando desviar su mirada hacia el tumulto de periodistas y políticos.
— María, tienes que dejar de ser tan dura contigo misma. — decía Delsa, mientras tomaba un sorbo de su copa. — No puedes permitir que lo que pasó con Lana te consuma. Eres una mujer fuerte.María sintió una punzada de celos. Cada risa de Valentina era como un puñal en su corazón.
"Tal vez debería hacerle una propuesta"
Pensó, mientras Delsa continuaba hablando, aunque sus palabras se desvanecían en el ruido de la sala.
La presencia provocativa de la compañera de ella junto a Lana intensificaba la tensión en el aire cargado de secretos y rencores no resueltos, empujándola a actuar por impulso y deseo de recuperar el control perdido ante la seductora astucia de Lana.
— María, ¿estás escuchando? — Delsa la interrumpió sacándola de sus pensamientos.
— Lo siento, Delsa. Solo... estoy pensando en lo que sucedió entre nosotras. — María forzó una sonrisa. — Voy a hablar con ella. — dijo, levantándose de la mesa con determinación.Delsa asintió, aún sonriendo, consciente del juego que se estaba desarrollando. María se acercó, su corazón latía con fuerza. Lana, al notar su presencia, sonrió con un brillo en sus ojos.
— ¡Mira quién llegó, la política más brillante del evento! —exclamó Lana, su tono sarcástico ocultando algo más profundo.
— ¿Te importa si hablamos un momento? — preguntó María, tratando de mantener la compostura.
— Claro, ¿dónde? — preguntó Lana con un tono juguetón. Maria hizo un gesto hacia una oficina apartada, y Lana la siguio.Una vez dentro, la puerta se cerró, y la tensión se convirtió en palpable. Lana se apoyó en el escritorio, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y diversión.
— Así que, ¿qué tenemos aquí? —dijo, acercándose un poco más de lo que María se sentía cómoda.
— Necesito entender por qué te comportas así, como si no importara lo que pasamos. — María contestó, cruzando los brazos en un intento de mantener la calma. — ¿Estás disfrutando el coqueteo con esa mujer?
— ¿Celos, María? Eso es nuevo. Pensé que eras la reina del control. — Lana se rió, un sonido que parecía resonar en las paredes vacías de la oficina.
— Esto no es un juego, Lana. — María protestó, pero su voz se debilitó al notar cómo Lana se acercaba más, el espacio entre ellas reduciéndose.
— ¿No? Porque parece que te gusta jugar con fuego. — la menor susurró, sus ojos brillando con picardía. — ¿O acaso te da miedo perder el control?
— No estoy aquí para jugar. — replicó María, sintiendo un escalofrío recorrer por su espalda, aunque su cuerpo traicionaba sus intenciones. Lana se deslizó más cerca, su aliento cálido en la piel de María.
— ¿Qué tal si jugamos un poco? — Lana sonrió, inclinándose hacia ella, intentando robarle un beso. — Dime, ¿qué te gustaría que hiciera?
— No me gusta verte coquetear con otras chicas. — María respiró con dificultad, ignorando lo que dijo la menor. — No estoy celosa. Solo... — dijo, pero las palabras se le atoraban. Lana se movió más cerca, y el espacio entre ellas se volvió casi inexistente.
— Solo... ¿Qué? — Lana le lanzó una mirada traviesa, inclinándose hacia adelante. María sintió que la situación se le escapaba de las manos.
— No me gusta que me hagas esto, Lana. No me gusta que me provoques. — dijo, aunque en el fondo deseaba que Lana siguiera haciéndolo.
— Pero te gusta, ¿no? — Lana sonrió, sus labios tan cerca que María podía sentir su aliento cálido. — ¿Te gustaría que te besara? — María se quedó en silencio, dándole vueltas a la pregunta. Lana sabía cómo jugar sus cartas, y el juego no era solo de celos, era una danza seductora que la mantenía atrapada.
— No deberías jugar conmigo —dijo María, aunque su voz sonó más como un desafío que una advertencia.
— ¿Por qué no? — Lana se acercó aún más, su rostro iluminado por una mezcla de confianza y desafío— Siempre has tenido el control, María. Solo quiero ver hasta dónde estás dispuesta a llegar.
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Young and Beautiful - María Corina Machado
Historia CortaEl amor, la pasión y la búsqueda de un mundo donde todos puedan amar, pueden conducir a una verdadera revolución en un mundo lleno de adversidades y que la lucha por un futuro mejor puede ser el catalizador de una historia de amor inesperada.