Ethan:Había llegado a la empresa y me dirigí a mi oficina. En el trayecto, fijé mi mirada en la señorita Laura. Tiene una piel muy linda y limpia, con un cabello muy bien cuidado, unos labios que cualquiera quisiera besar, y unos ojos muy bonitos e inocentes. ¿Qué mierda estoy diciendo? Yo no me enamoro, solo las follo y las desecho.
-Señorita Laura, mi agenda en mi oficina, ahora -dije, pasando por su lado.
-Buenos días, señor. Hoy tiene una cita ahora en la mañana con la modelo Chloe Miller. Al mediodía, tiene una cita con los rusos para cerrar el contrato de compra y venta, y en la tarde, una cita con Jonas Brown. ¿Desea que cancele o agregue alguna otra cosa? -dijo, mirando su agenda.
-Sí, señorita. Deje la cita con los rusos para mañana y la de Jonas Brown pásela para el mediodía -dije, quitándome el saco y sentándome en mi escritorio.
-¿Desea algo más, señor? -preguntó.
-Sí, señorita. Cuando venga la señorita Brown, me trae dos cafés, por favor. Ahora, retírese -dije. Desde que le presté más atención, no puedo dejar de mirarla. Esos ojos tienen algo.
Bajé mi mirada a mi ordenador y observé cómo salía. Tiene un cuerpo muy bonito y formado; se ve que es natural.
Al cabo de una hora, envié un correo que tenía pendiente. Laura me avisó que Chloe había llegado y la hizo pasar. La vi entrar a mi oficina. Por Dios, cada vez tiene más cirugías y camina más extraño, pero no me importa, solo me da buen sexo y tengo necesidades. Solo me complace. ¿Quién diría que la modelo del momento me rogaría?
-Hola, guapo, te extrañaba -dijo, acercándose a mí para besarme.
-Hola, Chloe -respondí.
-Te he dicho que no me gusta que me besen y lo sabes. Vamos a lo que viniste -empecé a quitarle la falda, la subí al escritorio e introduje dos de mis dedos en ella.
-¡Ethan! -gimió, volteando los ojos-. Hazlo ya, guapo.
Seguí masturbándola hasta que saqué un condón de mi escritorio. No pensaba follar sin condón, y la penetré enseguida. Ella empezó a gritar de una manera no muy placentera, más bien estaba dañando mis oídos con su voz tan chillona.
-Más, Ethan, por favor, mi amor, más duro -decía entre gritos. Le tapé la boca; no aguantaba su voz tan chillona.
Estaba embistiéndola tan rápido y tan fuerte que no escuché la puerta hasta que...
-Señor, aquí están sus ca... -escuché a Laura. Levanté la mirada y la vi, con los ojos como platos.
Esta nunca ha follado o no ha visto a dos personas haciéndolo.
-Lo siento, señor. No sabía, lo siento, una disculpa, no pude tocar, traía los cafés en las dos manos -dijo, y noté la pena y vergüenza en su voz al voltear hacia la salida.
-¡Qué te he dicho de tocar! ¡Sal de mi oficina, maldita inepta, bruta! -grité, molesto. Me enfureció mucho que, específicamente ella, me haya encontrado en estas acciones.
¿Por qué me molestó que ella me haya encontrado? Nunca me ha importado. No sé por qué me sentí molesto de que Laura me haya visto. Laura salió de la oficina a paso rápido.
Chloe me miró y dijo:
-Deberías echar a esa inepta estúpida que se cree que anda como perro por su casa -dijo con un tono más agudo.
-No te metas en mis cosas, y tú no sabes nada. Esta es mi empresa y yo decido a quién echar -dije, arreglando mi traje.
-Ahora vete -dije, viendo cómo se ponía su ropa.
-Pero no hemos terminado, guapo -dijo, queriendo besarme de nuevo.
-Que te vayas, te estoy diciendo -grité.
-Ya, guapo, no te enojes. ¿Me acompañas afuera? -dijo, yendo hacia la puerta.
Salí con ella de la oficina y no vi a Laura en su puesto. ¿Dónde está? Creo que no debí hablarle así. Luego la vi salir del baño. Me encaminé con Chloe al ascensor, y ella se subió. Cuando iba de camino a mi oficina, quise mirar a Laura a los ojos, pero ella estaba cabizbaja, y eso hizo que mi enojo creciera. Fui a mi oficina y di un portazo. ¡Maldita mierda! ¿Por qué estoy tan enojado? Es solo mi simple secretaria. Y solo estaba follando
Salí a almorzar. Vi que Laura no estaba, ya era su hora de comida. Me dirigí a Upland a comer con mi amigo Jonas Brown. ¡Hijo de puta, tengo tiempo sin verlo! Fui al estacionamiento, me subí a mi Porsche y me dirigí al restaurante. En diez minutos llegué, y mis guardaespaldas se encargaron de estacionar mi auto.
-Buenas, señor. Su mesa está lista -dijo la recepcionista con cara de "fóllame".
Me adentré en el restaurante y fui a mi mesa. Cuando miré a mi alrededor, choqué con una mirada, era Laura. Estaba en una mesa comiendo sola. Conectamos miradas, pero inmediatamente la bajó y siguió mirando el menú. Tiene los ojos tristes. A lo lejos, vi que llegó mi amigo.
-¡Gilipollas, cuánto tiempo sin verte, amigo! -dijo, llegando a la mesa y dándome un abrazo.
-Lo mismo digo, hijo de puta. Espero que vengas para quedarte -respondí, correspondiendo su abrazo.
-Claro, hermano, ya me las comí a todas en Mónaco. Necesito carne fresca -dijo mi amigo, riendo.
Reí con sus ocurrencias. Mi amigo aquí presente es todo un donjuán. Pasamos a mirar el menú.
-Cuéntame, hermano, ¿cómo va tu vida como el soltero más codiciado de Nueva York? -dijo, lanzándome una mirada.
-Tú y tus chistes, hermano, nunca se quedan -dije, riéndome un poco. Buscando los ojos de Laura, la vi que estaba ahora acompañada por una rubia.
-¿Qué tanto miras, hermano? -dijo, volteando a mirar.
-¿Y esas dos bellezas, de dónde salieron? -preguntó, mirándolas coqueto.
-Córtala, hermano -dije, restándole importancia.
-Es mi secretaria la que está de negro -añadí.
-Bueno, pues su amiga no está nada mal. Hace tiempo que no me acuesto con una rubia así -dijo, riendo.
Pasamos a pedir nuestra comida. De vez en cuando, lanzaba algunas miradas. Al terminar de comer, pagamos y estábamos a punto de irnos, y las chicas también. Mi amigo apresuró el paso y fue en dirección a la amiga de Laura.
-Hola, preciosa -dijo mi amigo, muy galán.
-Hola, guapo -respondió ella, y ambas voltearon.
-Te estaba mirando desde allá y me pareces la mujer más bella del lugar -dijo de una manera coqueta, dándole una mirada perversa, mientras yo miraba a Laura, quien al darse cuenta bajó la mirada. ¡Mierda! ¿Por qué la baja?
-Muchas gracias, guapo. Un gusto. Esta es mi amiga Laura -dijo ella, mirando a Laura.
-Un gusto, Laura -contesté.
-Este es mi amigo Ethan -dijo, mirándome.
-Un gusto, ya te conozco. Eres el jefe de Laura, ¿no? -dijo ella, sin dejar de ver a mi amigo. Se estaban follando con la mirada.
-Sí -me limité a decir.
-¿Me das tu número, linda? -preguntó mi amigo.
-Sí, guapo -le dio el número.
-Bueno, Mónica, paso a dejarte. Tengo que volver al trabajo -dijo Laura, despidiéndose de su amiga.
-Qué aburrida eres -dijo Mónica, dándole un beso a Laura y despidiéndose.
Vi cómo Laura se iba, y mi amigo y la amiga de Laura siguieron hablando.
-Bueno, hermano, yo también me voy. Tengo cosas que hacer en la empresa -dije, dándole la mano.
-Adiós, señorita Mónica -dije, y me fui.
Espero que les esté gustando.❤️
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El precio del amor
RomanceLaura es una secretaria que trabaja para una exitosa empresa propiedad de Ethan, un empresario rico y poderoso. A medida que trabajan juntos, se van conociendo y descubren una fuerte conexión. Comienzan una relación fuera de lo normal que crece con...