8- Tensiones en la Oficina

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Ethan:

Entré a la oficina temprano la mañana siguiente, mi mente aún reviviendo los eventos de la noche anterior. Había sido una conversación diferente a cualquier otra que había tenido en mi vida, y no podía sacarla de mi cabeza. Laura no era solo una secretaria más; había algo en ella que me hacía querer más, algo que me impulsaba a ver más allá de su fachada tranquila y profesional.

Me dirigí a mi oficina, ignorando a todos en el camino, excepto a Laura. La encontré en su escritorio, concentrada en la pantalla de su ordenador. No pude evitar sonreír al recordar lo diferente que había sido con ella la noche anterior, cómo había bajado mis defensas por primera vez en mucho tiempo.

-Buenos días, señor -dijo Laura, levantando la vista cuando me acerqué.

-Buenos días, Laura -respondí, dándole una mirada que intentaba transmitir algo más que las simples formalidades.

Ella me miró, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de curiosidad e incertidumbre. La tensión entre nosotros era palpable, pero antes de que pudiera decir algo más, el sonido del teléfono interrumpió el momento. Laura lo atendió rápidamente, mientras yo me dirigía a mi oficina, maldiciendo internamente la interrupción.

Me senté en mi escritorio, tratando de concentrarme en los asuntos del día, pero mi mente seguía regresando a Laura. Había pasado años evitando cualquier tipo de cercanía emocional, manteniendo las relaciones a un nivel puramente físico y superficial. Pero con Laura, todo era diferente. Ella era diferente.

El sonido de la puerta abriéndose me sacó de mis pensamientos. Era Chloe, como siempre, entrando sin tocar, con su presencia avasallante que antes encontraba atractiva, pero que ahora me resultaba casi irritante.

-Hola, guapo -dijo con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos-. ¿Cómo estás hoy?

-Ocupado, Chloe -respondí, tratando de sonar cortés pero sin mucho entusiasmo-. ¿Qué necesitas?

Chloe frunció el ceño, claramente molesta por mi falta de interés.

-Necesito saber si vamos a vernos esta noche -dijo, cruzando los brazos sobre su pecho en un gesto desafiante.

-No creo que sea posible -respondí, sintiendo una repentina incomodidad ante su insistencia-. Tengo mucho trabajo pendiente.

-Siempre estás ocupado, Ethan -replicó ella, su voz volviéndose más aguda-. ¿Qué está pasando?

Suspiré, sabiendo que esta conversación no iba a terminar bien. Me levanté de mi silla y caminé hacia la ventana, mirando la ciudad que se extendía bajo nosotros.

-Chloe, creo que necesitamos un tiempo -dije finalmente, sin darle la cara.

-¿Un tiempo? -repitió ella, su tono incrédulo-. ¿Qué significa eso?

-Significa que no estoy seguro de lo que quiero en este momento -dije, eligiendo mis palabras cuidadosamente-. Necesito espacio para pensar.

-¿Espacio? -dijo Chloe, y en su voz se escuchaba una mezcla de ira y confusión-. Esto es por ella, ¿verdad? ¿Por esa secretaria?

Me giré para mirarla, sorprendido por lo directo de su acusación. Chloe me conocía lo suficiente como para detectar cuando algo cambiaba en mí, pero no esperaba que lo notara tan pronto.

-Esto no tiene nada que ver con Laura -mentí, tratando de mantener la calma-. Es algo que tengo que resolver por mí mismo.

Chloe me miró fijamente, sus ojos llenos de una rabia contenida. Por un momento, pensé que iba a decir algo más, pero en lugar de eso, se dio la vuelta y salió de mi oficina, cerrando la puerta con un golpe que resonó en la habitación.

Me dejé caer en mi silla, soltando un suspiro de alivio. No había querido herir a Chloe, pero sabía que prolongar esa relación solo complicaría las cosas. Mi mente volvía a Laura, preguntándome si realmente tenía algo que ver con mi decisión o si simplemente estaba buscando una excusa para alejarme de Chloe.

Laura:

Observé a Chloe salir de la oficina de Ethan, visiblemente molesta. Sabía que había algo entre ellos, pero nunca había dejado que me afectara. Sin embargo, después de la noche anterior, no podía evitar sentir una punzada de incomodidad. Ethan había sido diferente conmigo, y aunque no quería admitirlo, eso me hacía sentir esperanzada y vulnerable al mismo tiempo.

Me sumergí en mi trabajo, intentando distraerme, pero la imagen de Chloe y Ethan juntos seguía apareciendo en mi mente. Sabía que no tenía derecho a sentirme así; después de todo, Ethan era mi jefe, y cualquier cosa más allá de una relación profesional era complicada y probablemente inapropiada.

El resto del día transcurrió sin incidentes, pero la tensión no desapareció. Cada vez que Ethan salía de su oficina, sentía su mirada sobre mí, como si estuviera esperando algo, pero yo no estaba segura de qué. Finalmente, llegó el momento de salir, y comencé a recoger mis cosas, esperando que el día siguiente fuera menos confuso.

Justo cuando estaba a punto de irme, Ethan salió de su oficina.

-Laura -dijo, su voz calmada pero con un matiz de urgencia-. ¿Tienes un momento?

Me detuve, sorprendida, y asentí lentamente. Dejó que los demás empleados salieran antes de cerrar la puerta.

-Quería disculparme por lo que pasó con Chloe hoy -dijo, acercándose a mi escritorio-. Sé que no debiste vernos discutir, y lamento si te hizo sentir incómoda.

-No tiene que disculparse, Ethan -respondí, sintiendo que la incomodidad aumentaba-. Es su vida privada, y no me afecta en nada.

Ethan me miró por un largo momento, como si estuviera evaluando mis palabras, y luego asintió.

-Aun así, quería que lo supieras. Lo que pasó anoche... fue importante para mí, y no quiero que pienses que fue algo casual o sin significado.

Su honestidad me tomó por sorpresa, y no supe qué decir. Solo pude asentir, sintiendo que algo importante estaba ocurriendo entre nosotros, algo que podría cambiarlo todo.

-Gracias, Ethan -respondí finalmente, con una pequeña sonrisa-. Yo también lo considero importante.

Nos quedamos en silencio por un momento, antes de que él diera un paso atrás, dejando que la tensión se disipara un poco.

-Que tengas una buena noche, Laura -dijo con una sonrisa, antes de girarse y regresar a su oficina.

Me quedé allí, observando cómo cerraba la puerta detrás de él, y me di cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, no tenía miedo de lo que podría pasar a continuación. La posibilidad de algo más, de algo real, había comenzado a asomarse, y aunque aún había muchas preguntas sin respuesta, estaba dispuesta a enfrentar lo que viniera.

El precio del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora