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Después de aquella noche, donde Checo tuvo la desgracia de recordarla, el piloto mexicano ha estado evitando al británico por días. Si a George le hubieran dicho que ser ignorado sería el precio por encargarse de la borrachera del chico que le gusta, probablemente se habría negado, ¿pero cómo rayos iba a saber eso?

George ha intentado de todo para recuperar la atención de Checo, aunque solo sea por unos segundos, pero no lo ha logrado. Intentó con llamadas, mensajes e incluso recurrió a dejarle notas, que veía cómo el mexicano rompía y tiraba a la basura sin miramientos. No sabía qué más hacer, pero necesitaba que Sergio hablara con él, que le explicara por qué había decidido dejar de hablarle. Bueno, tal vez antes no habían sido tan cercanos, pero George creyó que, después de la noche en la que fueron "compañeros de peda", las cosas cambiarían a su favor. Al parecer se había equivocado.

George estaba decidido, emboscaría al mexicano. Solo necesitaba una oportunidad donde Sergio no sospechara de sus intenciones de hablar con él. Y justo ahora tenía el momento perfecto. Checo iba caminando distraído, con la mirada fija en su teléfono mientras fruncía el ceño, así que George aprovechó la ocasión. Caminó a pocos pasos del mexicano, hasta que, en un pasillo poco transitado y oscuro, lo sujetó con firmeza, pero sin brusquedad, del brazo, arrastrándolo hacia el estrecho pasillo. El mexicano se sobresaltó, experimentando un breve instante de temor.

-¿Qué chingados? -exclamó Checo, confundido.

Cuando levantó el rostro y enfocó su vista, reconoció al instante la cara de su captor, soltándose bruscamente del agarre al darse cuenta de quién se trataba.

-¿George? -preguntó con incredulidad, en voz baja.

-Sergio, escúchame...

-¿Qué mierda te pasa? ¿Por qué me trajiste aquí? -respondió Checo con evidente hostilidad.

-Porque quiero que hablemos, Sergio -respondió George con un tono de desesperación.

-¿Por eso me arrastras a un lugar donde apenas cabemos los dos y apenas puedo verte? -espetó Checo con sarcasmo.

-Tuve que hacerlo, Checo, tú te rehúsas a hablar conmigo -se quejó George, elevando un poco la voz.

-Nunca has pedido hablar conmigo -replicó el mexicano con un tono despreocupado, encogiéndose de hombros.

El británico pasó una mano por su cabello, despeinándolo, mientras bajaba la mirada para intentar descifrar el aparentemente tranquilo rostro de Checo.

-¿Mis incontables mensajes dejados en visto, las miles de llamadas que me rechazas o las notas que desechas sin siquiera leer, no te dieron la impresión de que quería hablar contigo? -preguntó George, claramente irritado, sintiendo cómo le temblaba el ojo por la frustración.

El mexicano se mordió el labio, luchando por no soltar una carcajada ante el evidente estrés del británico. Para él, era realmente divertido. Checo disfrutaba llevando a la gente al límite de la irritación, revelando la conducta que normalmente la gente escondía.

-No, no soy brujo, George. ¿Cómo iba a suponerlo? -se burló Checo, manteniendo un semblante inmutable.

-¡Literalmente lo mencioné en varios mensajes y notas! Yo...

George se sentía al límite de su paciencia, pero respiró profundamente, buscando calma mientras fijaba la vista en la pared detrás de Checo antes de volver a mirar al bonito pecoso.

-¿Podemos hablar ahora? -preguntó el británico con un tono más calmado.

-¿No es lo que estamos haciendo? -respondió Checo con diversión en la voz.

Give me a chance | George & ChecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora