Estaba en mi oficina revisando varias cosas, en los últimos meses no había tenido tiempo ni siquiera para pensar en Victoria. Ya se había terminado de lanzar la última campaña, pero ahora se comenzaron a trabajar los diseños de la próxima temporada, primero los tenía que autorizar yo y luego Sofía. No era un ritmo de trabajo pesado, pero me permitía distraerme. Durante este tiempo cuando terminaba de trabajar iba a la oficina de Sofía para esperar a que terminara e irnos a casa. Casi la tenía de chofer. Pero mi hermanita no se quejaba.
Estaba revisando mi celular mientras ella terminaba de firmar unos documentos. No sé porque esa mujer siempre estaba ocupada.
—¿No te has aburrido? — preguntó levantando la vista y ladeando ligeramente la cabeza.
—¿De que? — su pregunta me desconcertó un poco, no entendí del todo bien — no llevo mucho tiempo esperandote
—Hablo en general. Llevas con una rutina establecida dos meses. Tú no eres alguien a quien le guste caer en monotonía. Por eso estás en la zona creativa de la empresa. — Sofía tenía un muy buen punto, no suelo caer en la rutina, no era malo, solo que a veces la tranquilidad me aburría. A veces mi cerebro divaga mucho, por eso odio tener que hacer informes o leerlos. Me gusta más el proceso de los diseños, las fotos. Supongo que es la razón por la que no suelo leer libros a menos de que tengan ilustraciones.
—Puede que tengas razón. La rutina fue mi escape del caos, pero supongo que ahora hay mucha tranquilidad, ¿No? — todavía no llegaba a hartarme de la tranquilidad, pero supongo que no me haría mal regresar un poco a la parte divertida — ¿Porque lo preguntas?
—No lo sé. Curiosidad. Puedo llevarte a algún lado. Al bar que vamos siempre, te distraes un rato, yo te espero afuera. Si encuentras a alguien con quién irte me mandas mensaje y me voy a casa. — propuso Sofía. Me pareció una buena idea. Hace un tiempo que no salía, me haría bien distraerme.
—Si, gracias. — estuvimos un rato más en su oficina hasta que Fi acabo de leer y firmas no se que.
Cuando llegamos ella dijo que se quedaría en el coche, que no tenía ánimos de estar en ese ambiente tan ruidoso y rodeado de gente. Yo entre, me senté en una mesa y pedí una copa de vino, un vino francés. Recorrí el lugar con la vista, mi mirada se cruzó con la de una chica. Me estaba viendo, me sonrió ligeramente e hizo un gesto con su copa, yo hice lo mismo correspondiendo a su gesto.
Tomé un trago de mi copa con lentitud, no aparté la vista de sus ojos, su sonrisa se amplió. Pude ver cómo se ponía de pie, sonreí aún con los labios en la copa, la chica llevaba un vestido negro, deja ver parte de sus piernas, no tenía un escote pronunciado pero se veía hermosa. Se sentó frente a mí, viéndola de cerca era más guapa, sus ojos eran de un hermosos azul grisáceo, su cabello negro lacio y su rostro adornado por una sonrisa coqueta.
—Layla Ruiz. Un placer — se presentó y extendió la mano a modo de saludo. Tenía una voz bonita, aterciopelada… casi hipnótica.
—Alexa Torreblanca. El placer es completamente mío — Layla pareció sorprenderse un poco cuando tomé su mano y besé delicadamente su dorso, pero a la vez pareció encantada. Su sonrisa era hermosa, y no pude evitar sonreír también. Mi tono se volvió un poco más coqueto — no todos los días conozco a una doncella tan bella como tú
Estuvimos hablando un rato… coqueteando, creo que sería una palabra más adecuada para definir esto. Cada una parecía estar midiendo el terreno con la otra. Esta dinámica me pareció interesante: dos depredadores cazandose entre ellos. Esto iba a terminar de una forma… explosiva y la idea era más que tentadora. Sonreí y pasé un mechón de cabello detrás de mi oreja. Layla se acercó un poco, acaricio mi mejilla ligeramente y me acomodo el cabello de mejor manera. Me quedé con la mirada clavada en sus labios, se veían suaves, carnosos, y el color rosa de su labial solo me daban más ganas de besarla. Se acercó un poco más y pasé el pulgar por su labio inferior, era tan suave, más suave de lo que pensé que sería. Cuando estaba por besarla sentí que alguien tiró de mí un poco para atrás y me dio un beso en la mejilla. Apreté los puños con frustración y luego de salir del shock vi ahí a Victoria.