Llegué del trabajo estaba algo cansada, lo primero que hice al llegar fue quitarme los tacones, quería descansar un poco antes de irme Al jardín de Himero a hacer mi show, luego salí de mi habitación y vi a Cristina buscando algo por todos lados.
—¿Que pasa? — pregunté desconcertada.
—No encuentro a Damián por ningún lado — apenas escuché eso regrese a la habitación, lo busque en el bloser, bajo las cama, hice lo mismo en su habitación. Cris tenía razón, no estaba.
Buscamos por toda la casa varias veces y no había rastro de su presencia, no vivíamos en ningún palacio como para no encontrarlo. Le dije a Cris que saliéramos a buscarlo, que me diera unos minutos para vestirme. Corrí a mi habitación, me puse una sudadera holgada, un pants y los primeros tenis que vi, Cris también había ido a cambiarse. Damian nunca salía solo, nunca había salido sin permiso a ningún lado, ¿Dónde podría estar? No podía simplemente desaparecer, por Dios, era solo un niño y estaba en casa. Comencé a sentirme ansiosa, ¿Y si le pasó algo? ¿Y si no lo volvía a ver? ¿Y si se perdió? ¿Y si tenía frío? ¿Hambre? ¿Sueño? ¿Sed? ¿No recordaba el camino a casa? ¿Alguien se lo llevó? Cada pensamiento me ponía peor, comencé a sentirme más ansiosa, sentía un nudo en el estómago, toda esa ansiedad y desesperación se juntaba allí. Intente calmarme y respirar, pero no podía, era una sensación horrible en el estómago, sentía mis ojos comenzar a cristalizarse.
Sonó el timbre y corrí a la puerta, abrí y lo primero que vi fueron los profundos ojos verdes de mi jefa, ¿Porque siempre que la veía era lo primero que hacía? Ni siquiera era capaz de sostenerle la mirada sin sonrojarme, pero tampoco podía evitar ver sus ojos, por unos segundos la ansiedad se fue, sus ojos eran hermosos, Joder. Yo no debería de estar pensando en esto, Damián estaba desaparecido, No debería estar pensando tonterías ahora.
—Señorita Castillo, no esperaba verla a usted aquí — dijo mi jefa, Ahora que lo pienso, ¿Qué hacía ella aquí? ¿Si no esperaba verme es porque no me buscaba a mi? No venía por nada del trabajo ¿Entonces a quien buscaba? Luego de ver sus ojos por varios segundos paso lo de siempre, sentí mis mejillas calentarse ligeramente y evite su mirada, bajando la mirada de su rostro vi alli a Damián, ¿Que hacía con ella? ¿Que fue lo que pasó? ¿Estaba bien? ¿Le pasó algo? Antes de seguir formulando preguntas en mi cabeza, la señorita Torreblanca volvió a hablar — ¿Es su hijo?
Me quedé muda. No era capaz de asimilar la situación. No entendía absolutamente nada. Damian apareció, simplemente me agache y lo abrace sin decir nada, sentí un par de lágrimas caer de mis ojos, eran lágrimas de alivio, acabado la frustración salir. Estaba bien, mi pequeño niño estaba bien. Lo tome con cuidado del rostro examinandolo de pies a cabeza. No parecía herido.
—No sabía que fuera casada — ¿Que? No, no, no, no. Alcé la mirada a mi jefa, ella tenía la misma expresión apática de siempre, como si nada le importará — bueno, no debo suponer eso, no tendría nada de malo que fuera madre soltera
—No, no, no, no es mi hijo. —me apresure a decir mientras me ponía de pie, no quería que pensara eso — Es hijo de mi mejor amiga, es como mi sobrino
La licenciada Torreblanca ladeó ligeramente la cabeza, parecía estar estudiandome, eso hizo que el sonrojo regresará ligeramente a mis mejillas, ella siempre tenía una mirada intensa, me generaba una sensación extraña. Volví a hacer lo de siempre y hui de su mirada.
—¿Dónde estabas? — le pregunté a Damián, siento que todo estaba pasando muy rápido, y por alguna razón me sentí nerviosa.
—Quería ir a ver al tío Andrés… casi me pierdo — respondió mi pequeño niño con su dulce voz. Su madre y yo pusimos la casa patas arriba, sentí que el corazón se me iba a salir del pecho, sentí como si me hubieran golpeado el estómago, casi me echó a llorar. ¿Y el solo dice que quería ir a ver a Andrés? Tan tranquilo, como si no nos hubiera provocado un microinfarto. Ojalá volver a tener la tranquilidad de un niño.