Habían pasado en total dos meses desde que ocurrió todo con Alexa, me estaba volviendo loca, no sabía que hacer, ella era una de mis mejores amigas y no me había llamado, no me había escrito, no me había buscado en lo más mínimo, era como si yo ya no le importará, de verdad que me sentía algo ansiosa por eso, cada que sonaba mi celular y no era ella, hacía una mueca de decepción, solté un profundo suspiro y luego Alejandra entro a mi oficina.
—Por lo visto sigues en tu caso de intoxicación por Torreblanca, ¿cómo vas? — me dijo ella con un poco de burla en su tono a lo que solo hice una mueca.
—¿Qué quieres? — pregunté de mala gana, últimamente estaba de muy malhumor, sobretodo con Alejandra y sus tonterías
—Vamos a ir a un bar a tomar algo, ¿quieres venir? — pregunto Ale finalmente, me quedé pensando, me haría bien distraerme
—Vamos — dije mientras me ponía de pie y tomaba mi bolsa para salir.
Fuimos a un bar al que solemos ir con frecuencia, a veces vamos todos juntos o por separado, nos sentamos en una de las mesas, Diego y Laura como siempre juntos en una de las orillas, Roberto al lado de ellos y yo a petición de Alejandra entre ella y Ricardo, nos estábamos tomando un trago. Paso un rato y al final nos dispersamos un poco por el bar, yo estaba en la barra, Diego y Laura se quedaron en la mesa, Roberto posiblemente viendo con quién me iba a poner los cuernos está vez, Ricardo y Alejandra hablando en otra de las mesas. Mi mirada recorrió el lugar durante unos segundos y mis ojos se quedaron clavados en una cabellera rubia con ligeras ondas, ¿era ella? La chica se acomodo un mechón de cabello detrás de la oreja, y sonrió. Si, lo era. Era ella. Era Alexa, por un momento sonreí era mi oportunidad de hablar con ella y de intentar arreglar las cosas pero esas ideas se fueron en picada cuando ví como una chica le ponía la mano en la mejilla durante unos segundos y le acomodo de mejor manera el cabello, lo único que pude ver de ella es que era una chica pelinegra. Mi ceño se frunció en automático, pude ver cómo Alexa le miraba los labios y paso el pulgar por ellos, la chica se acercó un poco, ¿Alexa iba a besarla? Al hacerme esa pregunta no pude evitar recordar lo que pase con Alexa aquella noche, sus manos, sus labios sobre los míos, eran tan suaves, de manera bastante impulsiva me acerque a dónde se encontraban ambas mujeres y le di un beso en la mejilla a Alexa a modo de saludo o para evitar que se besaran, no lo sé y me da igual.
—¿Cómo estás, Alexa? Ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos — dije intentando que mi tono fuera amable y suave aunque ella se veía un poco incómoda, no me sorprende después de lo que hice, pero era necesario, la vi durante varios segundos, pude notar que tiene los pupilentes puestos, sus dos ojos se ven verdes, yo no entiendo porque lo hace, se ve hermosa con sus ojos naturales.
—Me da gusto verte, Victoria. Pero estoy un poco ocupada — me respondió Alexa, ¿ocupada? Ahora resulta que ligar con cualquier idiota era estar ocupada, volteé a ver a la chica unos pocos segundos, la repase con la vista, era una chica… guapa aunque tampoco era la gran cosa, tenía los ojos de un azul muy bajo, con la luz del bar casi parecían grises, su piel era muy blanca a contraste con su cabello negro
—No dudo que estés muy ocupada, pero hay que tomarnos una copa, anda — le dije con cierto tono de ironía en la primera frase, la chica se acercó a Alexa y le dió una tarjeta, la beso muy cerca de los labios, en la comisura, y le dijo “llámame luego” tenía una voz muy chillona, solo pude rodar los ojos ante la escena, pero al menos esa mujer hizo algo bien y se fue.
—Tienes muy malos gustos — le dije a Alexa una vez que la chica se había ido
—Por eso me metí contigo, pero no te preocupes ya me estoy volviendo a refinar — me contestó ella, Dios, de verdad odiaba el veneno con el que me hablaba últimamente, ese lado tan dañino suyo en el fondo me dolía, esa no era Alexa, así no era ella, pero dos pueden jugar ese juego.
—No te pareció de tan mal gusto cuando me llevaste a la cama — le dije con un tono irónico
—No te lleve, tu te metiste — respondió y luego tomó un poco de su copa de vino.
—Eso es debatible — dije y luego tome un trago de mi propia bebida que era un whisky
—¿Cuando nos acabemos las copas te vas, cierto? — me preguntó Alexa, está mujer era imposible, podía ser muy molesta cuando se lo proponía y en el fondo era eso lo que no me permitía irme.
—Si — fue mi única respuesta y dejé mi bebida en la mesa, me quedé viendo de lleno a Alexa
—Bien — Alexa tenía su copa de vino en la mano, se puso de pie y hizo algo que no esperaba, no me pasó la por la cabeza que pudiera hacer eso, me tiró el vino en el vestido y dijo — ya me acabe mi copa
Quería enojarme, quería que mi sangre comenzara a hervir de rabia, quería gritarle, decirle que estaba loca, preguntarle qué le pasaba por la cabeza, pero no pude, aunque lo intentará, está mujer me estaba desquitando, me estaba comportando como una adolescente y era su culpa.
—Entonces solo falta mi copa — dije y tome un poco más de mi whisky, luego me quedé mirando al vaso con una sonrisa mientras me ponía de pie y luego la mire a ella, acerque el vaso a mis labios y la miraba a ella mientras lo hacía, dejé la bebida en mi boca y luego pegue mis labios a los suyos, Alexa hizo una sonido de sorpresa y luego de unos segundos me aparto y me dió una bofetada, pese al dolor no pude evitar sonreír, pude ver cómo se limpia la boca del líquido que había caído por sus comisuras, tomó su bolsa y se fue, parecía enojada.
De verdad que me estaba comportando como una demente, pero se sintió bien, suspiré e incocientemente me toque los labios, se sintió muy bien.
Me acerque a la mesa donde estaban Ricardo y Alejandra, le pedí a Ale que me acompañara al baño y una vez ahí, tome algo de papel para secarme el vino del vestido.
—¿Qué te pasó? — me preguntó ella con una mirada curiosa.
—Sin querer me tire la copa encima y…
—Tu estabas tomando whisky y la mancha es de vino tinto — me interrumpió
—¿Desde cuándo eres tan observadora? — pregunté mientras seguía intentando secar mi vestido, a veces odiaba que Ale fuera tan perspicaz y yo tuviera que aceptar que tiene razón.
—Yo también soy abogada por si no lo recuerdas, pero ya dime, ¿que te paso? Tienes un poco roja la mejilla — respondió con algo de burla en la primera aracion pero lo demás lo dijo con un tono más serio.
Rodé los ojos y me quedé en silencio unos segundos, me toque ligeramente la mejilla con los dedos viendome al espejo, si estaba un poco roja.
—Valio la pena — dije mientras me mordía ligeramente los labios, definitivamente estoy loca, o más bien Alexa me vuelve loca.
—¿Qué hiciste? — me preguntó Alejandra con un claro tono de regaño
—Alexa estaba aquí… — hice una pequeña pausa— la bese
—Supongo que eso explica la mejilla roja y el vino en tu vestido — dijo Ale luego de rodar los ojos
—Lo del vino fue antes — solté un profundo suspiro — creo que tienes razón y esa mujer me tiene intoxicada hasta la médula
—Felicidades eres la última en darte cuenta — Ale hizo una pequeña pausa — no sé cómo te siguen llegando casos tan buenos si te tardas meses en notar lo obvio
Le puse mala cara, no se lo dije para que me recriminara por no darme cuenta antes, se lo dije para que me ayude, no se que hacer, Alexa no me quiere ver y creo que hasta me odia.
—¿Alguna idea de cómo arreglar las cosas? — le pregunté con un tono esperanzado
—Habla con ella, intenta hacer las cosas bien y más importante, deja a Roberto porque si Alexa es al menos la mitad de lo que es Sofía, ni siquiera te va a voltear a ver mientras sigas con él — contestó Ale, si ella misma aplicará sus consejos su historia con Sofía pudo ser muy diferente pero sería muy cruel de mi parte recordarle eso.