seduciendo a Penélope Featherington

atrapados

Penelope
Me encontraba en un paisaje verde y soleado, un campo extenso de flores silvestres, la brisa suave jugaba con mi cabello, y en mi mano sostenía un delicado pañuelo amarillo bordado con mi inicial, tenía 16 años, y el mundo era un lugar lleno de promesas y sueños por cumplir cuando de repente, el pañuelo se escapó de entre mis dedos, llevado por el viento. Voló por el aire, aterrizando frente a un joven que montaba a caballo.

El joven, quien lucia alto y apuesto, intentó detenerse, pero el pañuelo lo distrajo, y en un movimiento torpe y rápido, perdió el equilibrio y cayó del caballo, por lo que contuve la respiración, horrorizada por lo que acababa de suceder. Corrí hacia él, con mis mejillas enrojecidas por la vergüenza y la preocupación, cuando llegue a su lado, esperaba encontrarlo furioso, pero en cambio, Colin levantó la vista con una sonrisa divertida en su rostro, una chispa de travesura brillando en sus ojos oscuros.

—Parece que tu pañuelo tiene más poder del que imaginaba —bromeó, su tono ligero y juguetón.

Yo aun estaba sin aliento, por lo que torpemente le ofrecí una mano para ayudarlo a levantarse. Colin aceptó mi ayuda, pero embarro un poco mi mano al levantarse.

—Me temo que ahora estamos a mano, señorita —dijo, con una sonrisa encantadora— Tú me haces caer, y yo, a cambio, te cubro con barro, mi nombre es Colin Bridgerton.

Aunque aún estaba avergonzada sonreí torpemente.

—Lo siento mucho. No fue mi intención... soy Penélope —comence a disculparme, pero Colin negó con la cabeza, con su expresión llena de calidez.

—No tienes por qué disculparse señorita penelope, es el accidente más encantador que he tenido.

Ese momento quedó grabado en mi memoria, un recuerdo que yo había atesorado a lo largo de los años, y que ahora volvía a mi mente con una claridad sorprendente mientras soñaba.

Fue entonces que desperte lentamente, sintiendo el calor familiar del cuerpo de Colin junto mío. La confusión de los primeros instantes se desvaneció, dando paso a una sensación de ternura y, para mi sorpresa, amor. Colin me tenía entre sus brazos, con su respiración tranquila y constante. Sin pensarlo demasiado, me acurrucó más cerca de él, disfrutando de la sensación de seguridad y afecto que emanaba de él.

Colin, sintiendo mi movimiento al parecer, ya que abrió los ojos y me miró con suavidad. Sin decir nada, simplemente me abrazó con más fuerza, acariciando suavemente mi espalda, por lo que cerre los ojos nuevamente, disfrutando de esa cercanía que, hasta hace poco, me habría resultado inimaginable.

Unos minutos después, mientras compartiamos el desayuno en la cama, no pude evitar sonreír mientras me acordaba del sueño.

—Tuve un sueño... creo que era sobre el primer día que nos conocimos —dije con voz suave mientras jugaba con la comida en mi plato— mi pañuelo voló y te hizo caer del caballo.

Colin sonrió ampliamente, con sus ojos llenos de calidez y sorpresa.

—¿Cómo podría olvidarlo? —dijo, inclinándose hacia mi para robarme un beso en la frente— Ese fue el día en que, sin darme cuenta, me enamoré de ti perdidamente de ti...pero ¿me recuerdas?
Negué avergonzada con mis mejillas ruborizadas.
—No… aún no recuerdo... Pero después de soñar contigo de joven, entiendo porque me enamoré de ti en el pasado, vi lo amable y caballero que fuiste... y cómo me hiciste sentir especial a pesar de mi torpeza.

Colin se inclinó hacia mí, tomando mi mano en la suya, su expresión se suavizó, mostrando una vulnerabilidad que rara vez había visto.

—Penélope, lamento haberte forzado a casarte conmigo, ojalá hubiera hecho las cosas de otra manera, pero te amo tanto que me duele, quiero que lo sepas... y espero que algún día puedas recordar y perdonarme de verdad...porque no me imagino una vida sin ti.